Me recuerda al brillo de tus ojos

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TaeHyung tuvo una jornada cansada después de permanecer gran parte de su día dentro de sus incómodas botas altas para la cámara y lo único que quería era que YoonGi lo alimentara antes de dormir en su sillón sin preguntarle.

Él supo que no sería de esa forma cuando tocó el timbre de YoonGi. Normalmente sólo era una amabilidad, su amigo de siempre no necesitaba tiempo para prepararle la bienvenida. Todos entre ellos era muy natural. Así que únicamente bastaba de un grito del pingüino para hacerle saber que abriera la puerta por su cuenta y le ahorrara la tarea de ir a desbloquear la cerradura.

Sólo que esta vez YoonGi no hizo ni un sonido confirmándole que le escuchó.

Bueno, tal vez podría estar durmiendo. Su amigo tenía un sueño muy hondo y como pingüino necesitaba tomar siestas a lo largo del día. Podría dormir en cualquier lugar a cualquier hora, hacerlo de pie también era algo común.

Abrió la puerta, lazando la cabeza para mirar adentro del apartamento silencioso.

—¿YoonGi? —preguntó, sólo el sonido de una cacerola hirviendo le respondió. Olfateando el aire encontró que el aroma del ave fresco. Lo que significó que estaba en el apartamento— ¿YoonGi, estás durmiendo?

Se aseguró de hablar más alto y un poco con un gruñido de oso dentro de sus palabras para alertar al chico.

Tuvo que plantearse la posibilidad de encontrarlo descansando en la bañera. No era peligroso considerando que ambos podían pasar un largo rato bajo el agua gracias a sus naturalezas.

Lo primero que hizo fue apagar la parrilla, el agua dentro de la cacerola que parecía ser un caldo estaba comenzando a superar el proceso de hervir a derramarse por las brechas de la tapa.

—¡YoonGi! —le rugió con preocupación. Entonces pasó el corredor donde estaba la cocina y dobló con dirección hacia la estrecha sala.

En uno de los sillones, descansaba la computadora de YoonGi abierta en una hoja de edición y con el cursor parpadeando. Eso no fue lo sorprende, lo fue que había un pingüino echado de pie en uno de los cojines.

Parecía dormitar. Y también estaba atrapado en una de las camisetas de YoonGi. Lo que quería decir que la ropa se le atascó en medio del cambio, no cambió su forma con anticipación para que pudiera desnudarse y volverse un animal. El fuego prendido era un indicio de eso, de igual forma.

TaeHyung lo miró con incredulidad, sintiéndose fuera de la situación. Por la aurora boreal que estaba perdiéndose de algo aquí.

El ave finalmente abrió uno de sus ojos ladeando la cabeza en su dirección. Graznando agudo en protesta.

El oso le regaló un paso atrás, leyendo la incomodidad por invadir su espacio personal. Eso lo descolocó de una fea manera, ellos siempre estuvieron en la órbita del otro incluso cuando sus épocas de apareamiento no estaban tan lejos. Sus animales sabían que estaban unidos como dos hermanos y no existía ninguna amenaza territorial.

—¿Te molesta si paso? —dijo cruzándose de brazos. El pingüino, YoonGi para ser exacto, se detuvo a pensarlo. ¡A pensarlo! ¿Qué había que pensar? El oso realmente estaba ofendido, avanzando hacia el sillón. Los ojos del ave volvieron a cerrarse como si después de pensarlo le diera igual su presencia. Así que TaeHyung estiró su mano para golpearle la cabeza, se ganó un picotazo pero valió justamente la pena— ¡Toma eso! ¿Qué es lo que te pasa, eh? —El pingüino golpeó con el pico su pobre hombro del mal humor— No seas contestón, YoonGi. Cambia para que podamos hablar. Anda, hazlo.

Tomó un par de instantes más lograr que el ave cediera pero finalmente la pequeña criatura comenzó a desaparecer y YoonGi estuvo devuelta.

—Ah —murmuró el cambiante de pingüino otra vez siendo un humano, regalándole algo que tuvo ser la intención de ser una sonrisa. Se estiró para tomar su camiseta y el resto de su ropa—. Estás en casa...

Amor de pingüino [YM/JS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora