Me gusta la manera en que las flores florecen

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TaeHyung nunca devolvería las llamadas de JiMin. El humano confirmó eso después de seis intentos y eso lo empujó a tomar una medida desagradable pero necesaria. Buscar a TaeHyung en su empresa de modelaje.

Lo que no fue un gran reto gracias a la tarjeta de presentación que le regaló tiempo atrás.

—El modelo TaeHyung dice que no está esperando visitas —le dijo la recepcionista, apartando el teléfono de su boca—. Agregó que si es YoonGi puede pasar sin problemas.

YoonGi. YoonGi estuvo aquí muchas veces.

El humano respiró hondo ante la mención de su chico.

—Dile que soy Park JiMin, el humano. Y no me voy sin verlo. —La recepcionista lo escuchó y luego repitió precisamente eso en el teléfono.

—El modelo TaeHyung dice que no tiene nada que hablar con usted, que se retire.

Totalmente predecible. Si YoonGi le contó al oso polar como fue su último encuentro, no sería la persona favorita para TaeHyung.

—No me voy sin verlo —repitió. Temiendo que TaeHyung llamara a seguridad y perdiera toda oportunidad de hablar con él—. Quiero que escuche lo que tengo que decir.

La señorita de recepción dudó un segundo, pensando si debía ser correcto molestar al oso. Al final aceptó y volvió a hablar con el teléfono. JiMin la escuchó negociar con el corazón galopando gracias a la adrenalina.

—Estará aquí en un momento.

—Muy amable —respondió sinceramente.

Tratando de calmar los nervios, buscó algo que mirar.

Esta agencia de modelos era en realidad bastante pequeña, con una recepción de una única sala. Chicos guapos entraron y chicas sensuales salieron, pero los ojos de JiMin no se volvieron hambrientos por mirarlos. Porque YoonGi podría hacer mejor trabajo que todos ellos. Tuvo ese pensamiento y casi gimió de la vergüenza. Estar enamorado era jodidamente bochornoso.

No tuvo que esperar mucho al oso. Llegó gruñendo por la odiosa interrupción a su trabajo, en altas botas de tacón, con delineador y un labial coral.

—¡Tú! ¡¿Qué quieres aquí?!

El tono a la defensiva de TaeHyung hizo que los hombres de seguridad se movieran ligeramente, como para hacerle saber a JiMin que estaría en problemas si era una amenaza.

—Hablar contigo.

—¡No tienes nada que hablar conmigo! ¡¿Cómo te atreves a venir aquí después de lo que le hiciste a YoonGi?!

La boca del humano se llenó de amargura gracias al recordatorio. No necesitaba más culpa, sabía que había rechazado a YoonGi y de paso lo hirió.

—Porque quiero arreglarlo —respondió sin titubear.

Nunca había dicho nada con tanta sinceridad y pudo notar que eso golpeó a TaeHyung. Fue apenas un latido, el cambiante rápidamente se recuperó.

—Muy tarde para eso. YoonGi no necesita tus disculpas.

Rascando su cuello, JiMin pensó que tal vez debería irse. Hasta que recordó a su precioso cambiante, todo lo que pasaron juntos y no, no estaba huyendo otra vez.

—Lo sé. Pero quiero hablarle una última vez, hay muchas que no pude decirle y necesito que las escuche.

—¿Esperas que algo cambie con eso?

JiMin hizo una mueca. Lógicamente no quería formarse ninguna expectativa, pero su estúpido corazón estaba sordo, creía que ambos terminarían besándose después de su discurso.

Amor de pingüino [YM/JS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora