Cuando YoonGi tenía dos años de vida cumplidos su mamá le enseñó a nadar. No estaba seguro de poder llamar a eso como una enseñanza. Todo fue rápido, brutal y traumatizante para ser un bebé gordito con plumas desordenadas por todos lados. Ella lo lanzó a la piscina más honda para cualquier niño de seis años en su región en Yejong, y al comenzar a ahogarse en serio su papá entró al agua por él.
Debió ser un poco tarde. Recordaba el frío tenebroso que tenía y el pánico atascado en todo su sistema.
Sólo hasta estar en el pecho de su papá pudo dejar de hiperventilarse y tirar toda el agua que tragó fuera de su cuerpo.
Fue aterrador como nunca nada lo sería en su vida. Debió hacerlo odiar el agua o crearle un miedo aterrador, pero nada de eso no pasó. YoonGi saltó de los brazos de su papá y regresó a intentar nadar con toda la insistencia que podía tener a esa edad.
Se ahogó tres veces más y en la cuarta logró sostenerse en la orilla del agua, flotando. Observó a su mamá a la espera de algo que nunca le daba, ella le devolvió la mirada con lo que conocía más parecido a la satisfacción maternal. Después se volvió hacia el papá de YoonGi y le dijo con la voz lleno de orgullo "¿Ves cómo lo hago yo?".
Fue de esa manera como YoonGi comenzó a nadar.
Él suspiró mientras se hundía en la bañera, hasta la nariz. Tenía ganas de dormir en el agua, aunque era fin de semana.
Estuvo inquieto todo el sábado esperando que JiMin se posara fuera de su puerta y se aclarara la garganta antes de tocar el timbre. El sábado no pasó y agradecía que sólo quedara un día antes del lunes o viviría en una tensión intolerable.
Cómo el humor de su pingüino. Mayormente se mantenía atento, escuchando entre las paredes específicamente del apartamento de al lado, otro parte del tiempo estaba demasiado desconectado fantaseando con nadar.
Las cosas se estaban poniendo raras. Estuvo bien perfectamente cuatro años enteros, sin tocar ninguna piscina. Sin recuerdos pesados, estuvo bien trabajando en su editorial donde todos lo miraban como si fuese un estorbo. Su época dorada en los reflectores de la natación no era más que un recuerdo de una vida pasada.
Fácilmente podría ser otro YoonGi, con su misma cara. Le parecía lejano mirarse y recordar a un chico joven, lleno de seguridad sobre sus virtudes que sonreía para cualquier persona, vivía en una ciudad siempre fría y mantenía contacto con su madre.
Que realidad tan extraña.
El timbre sonó haciendo que saltara fuera de su bañera estrecha, salpicando agua por todo el cuarto del baño.
Estaba totalmente seguro que era JiMin. Con nadie era capaz de distinguir el sonido que se producía al pasar la lengua por sus labios, sólo con su vecino.
Era aterrador. Se sentía como un acosador escuchando lo mínimo viniendo de él.
Corrió a meterse dentro de una camisa, escabulléndose dentro de su ropa.
La presencia de su pingüino se sintió cerca, no lo suficiente para ser peligroso, aunque si para mantenerse alerta. Presionó el código de la cerradura equivocándose más de dos veces por la ansiedad.
Trató de convencerse que no pasaría nada malo, ninguno de sus vecinos del piso sabían que él era un pingüino. Tampoco les daría la oportunidad de sacar un tema así, sólo serían presentaciones casuales y podría saldar su deuda con JiMin.
Entonces lo mantendría lejos por su salud, de cualquier tipo.
Trató de abrir la puerta de una manera menos emocionada, siendo probablemente un poco lento.
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Amor de pingüino [YM/JS]
FanfictionMin YoonGi es un adorable cambiaformas de pingüino, demasiado preocupado. Su especie es conocida por vincularse con una persona de por vida y es desalentador que su gordito animal interno eligiera caprichosamente como candidato al humano, Park JiMi...