Bastante soleado

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YoonGi es capaz de recordar el mínimo detalle del día que colocó su vida de cabeza. Recuerda el sabor de la bebida que tomaba, el olor del agua helada de la piscina y las primeras palabras de JiMin hacia él.

Difícilmente sería fácil olvidarlo.

 
TaeHyung insistió en sacarlo de la casa después de almorzar. Tenía un par de boletos para una competencia de natación en una piscina cerca de su departamento, estuvo parloteando animadamente sobre ello hasta que ambos estuvieron caminando cerca.

—No me gusta salir de casa en días de calor —se quejó él, moviendo los labios graciosamente.

TaeHyung podía decir que era la quinta vez en todo el camino.

—Son los últimos días de sol, YoonGi. Más tarde vendrá el invierno.

YoonGi ladeó la cabeza, en desacuerdo.

—El sol está demasiado picante.

Esa era la sexta.

Su amigo, lo abrazó, sonriendo. Tuvo que soltarlo porque era bastante difícil seguirle el extraño caminar a YoonGi. Se balanceaba de un pie a otro y por muy raro que pareciera su andar, era más veloz que él.

A pesar de que estuviera en su forma humana, YoonGi seguía caminando como su pequeño animal interno.

—¡Vamos! Deja de quejarte, yo tengo un pelaje más grueso que tú.

Si TaeHyung se convertía era un grandote y feroz oso polar, con garras y dientes enormes. En su forma humana, sólo era TaeHyung. No tenía nada de amenazante así, era tan amigable y bromista que siempre estaba rodeado de personas igual de felices. 

—Pero... 

Antes de que existiera una séptima, lo interrumpió.

—¿Estás mudando plumas?

—¿Tengo alguna? —YoonGi abrió su boca, mirándose los brazos para asegurarse que no quedara algún rastro de ellas en su piel.

—Es por tu malhumor —le explicó Tae con naturalidad—. Eres propenso a llorar y golpearme, también tienes plumas por todos lados.

Con su dedo índice y pulgar tiró de un par de finas plumas negras en su camiseta una de su camiseta y le sopló.

YoonGi observó cómo se la llevaba el viento suavemente.

Probablemente si TaeHyung ese día no hubiera logrado convencerlo en salir, el sentimiento al conocer a JiMin no sería igual.

¿Cómo habría sido su vida? Si ese día estuviera en casa.

¿Sería feliz?

—¿Tengo más? —le preguntó, dando una mirada nerviosa hacia los lados.

—No estés nervioso. —El oso le dio dos palmaditas en la cabeza—. Bonito y gordito, muchacho

 YoonGi bufó tiernamente conteniendo una risita.

—No es gracioso.

 —¿O no dormiste bien?

—No dormí en lo absoluto —se quejó agitando las manos hacia los costados. Tenía esa expresión cuando algo implicaba mucha emoción, era algo así como un aleteo—. Mi nuevo vecino es... R-ruidoso.

Explicó, adquiriendo un leve color en parte de sus orejas.

—¿Ah? ¿Estaba haciendo mucho ruido al mover las cajas?

—¡No, no ese clase de ruido!

—¿Es enserio? ¿Las paredes no están insonorizadas?

YoonGi volvió a inclinar la cabeza.

Amor de pingüino [YM/JS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora