El sol se enamoró de la nieve

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—Ten.

JiMin le dijo tan rápidamente que la palabra fue difícilmente entendible. YoonGi lo habría escuchado perfectamente pero este no era su precioso bebé, sino HoSeok.

—¿Por qué estás dándome una tarjeta de descuento? —preguntó el caballito de mar. Su entusiasmo hizo eco en los vestidores vacíos.

Un maldito preguntón, cierto. Así era HoSeok.

Con ansiedad el humano lamió su boca, buscando una buena respuesta. El problema era que pensarlo nunca era igual de fácil que decirlo.

Verdaderamente no quería explicarlo, era penoso. Pero tenía que hacerlo, era lo justo.

—Siempre he sido un poco malo contigo, ¿no es así?

—Pensé que eso pasaba con todos —HoSeok admitió con una sonrisa curiosa. Sus mechones dorados estaban goteando agua a sus hombros desnudos—. Siempre te veías bastante enojado.

—Ah, ¿así me veía?

Murmuró para sí mismo. Sabía lo enojón que parecía, pero no tenía idea que esa fue la impresión que todos podían tener de él.

—Aunque últimamente pareces más feliz —agregó HoSeok, tratando de arreglar su error para no ofenderlo.

La sorpresa parpadeó en los ojos del humano aunque rápidamente se recompuso.

—Como sea, toma eso —insistió— Y este es para WheeIn.

Tomó de la página del libro otro cupón en un restaurante de barbacoa, como los que le gustaban a SeokJin.

—¿Es una cita para ella?

—¿Qué dices? No, claro que no.

La idea no sonaba nada bien. JiMin había conseguido tres cupones como un regalo por ser un cliente habitual, no iba a usar uno para tocar los pliegues de la falda de la hermanastra de HoSeok.

Les daría un mejor uso, algo como un regalo de compensación para los dos hermanos. Usaría el tercero para llevar a su lindo YoonGi a comer, eso sonaba mucho mejor. A su vecino le encantaría como asaban las carnes y esperaba con ansias ver su famosa sonrisita feliz.

—¿Debo darle algún mensaje cuando se lo dé?

JiMin negó con la cabeza. Habría preferido dárselo a WheeIn personalmente, aunque esto era mejor.

—Sólo es, es, siento que he sido un chico malo con los Jung. Perdona eso, no quise tratarlos mal.

Quería ser una persona mejor. La sería.

—Está bien —aceptó el caballito con una cara puramente de alegría.

Para JiMin fue suficiente de HoSeok en un solo día.

—Me voy —le avisó cortamente, recogiendo su bolso deportivo del suelo. Sus clases habían terminado y oficialmente tendría tiempo libre para ver la nieve caer, un par de semanas. Él recordó importante antes de irse—. Hazlo bien en las competencias estatales. Voy a apostar por ti.

—¡Ah, lo haré, gracias!

HoSeok estaría en las carreras de natación de invierno, sólo los mejores lo hacían. JiMin ciertamente nunca llegó tan lejos.

Suspiró, podía dejar ese sentimiento de lado. Sería un proceso cansando y terminaría con el tiempo.

Sólo sabía que era lo correcto.

No notó que estaba empujando el libro de YoonGi sobre su pecho hasta que SeokJin a sus espaldas habló, antes de que pudiese salir de la escuela.

Amor de pingüino [YM/JS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora