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Capítulo 4: QUIRÓN TRATANDO DE NO METER LA PARA Y ¡VEMOS A LAS MOIRAS!

El Sr. Bunner calló. Mi corazón martilleaba, recogí el libro y me eché hacia atrás en el pasillo. 

Una sombra se deslizó a través del cristal iluminado de la puerta de la oficina del Sr. Bunner, la sombra de algo mucho más alto que mi profesor en silla de ruedas, lo que significaba que Brunner estaba en su forma normal (como Quirón) sosteniendo algo que lucía como un arco.

 Abrí la puerta más cercana y me deslicé hacia adentro. 

Unos pocos segundos después oí un suave clop-clop-clop, como cascos amortiguados, seguidos de un sonido de animal olisqueando, justo fuera de mi puerta. Una silueta grande y oscura se detuvo un momento delante del cristal, y prosiguió. 

Una gota de sudor corrió por mi cuello. 

En algún punto del pasillo Quirón empezó hablar de nuevo.

— Nada — murmuró —. Mis nervios no son los que eran desde el solsticio de invierno.

Por las papitas fritas...¡QUIERO A MI MAMÁ!

— Los míos tampoco... — repuso Grover — . Pero habría jurado...

— Vuelve al dormitorio — le dijo Brunner —. Mañana tiene un largo día de exámenes.

— No me lo recuerde.

Grover y el Sr. Brunner se empezaron a ir y espere en la oscuridad un buen rato hasta ya no escuchar nada, salí al pasillo y volví al dormitorio tratando de alejar emociones para que Grover no se de cuenta. Cuando llegué, Grover se encontraba echado con sus apuntes de latín como si hubiese estado ahí toda la noche.

— Hey, — dijo él, con cara de sueño —  Estas lista para este examen?

— Sip,— le dije sonriendo levemente — ya sabes que estuve estudiando por semanas.

— Tienes un aspecto horrible. — Puso el ceño. — ¿Va todo bien?

<<Lo que a toda mujer le gustaría que le digan>> pensé con claro sarcasmo.

 — Si, solo estoy cansada por no dormir bien las noches anteriores.

 Me voltee así él no podría ver mi expresión real y me acosté en mi cama. 

Poco a poco entendía lo que había oído abajo. Lo de solsticio de invierno y mantenerme con vida hasta el próximo otoño, la profecía ya estaba a punto de comenzar.

Grover y el Sr. Brunner estaban hablando de mí a mis espaldas. Ellos pensaban que yo estaba en alguna clase de peligro.... y si que lo estaba.

La tarde siguiente, cuando abandonaba el examen de tres horas de latín,  en mis ojos nadaban todos los nombres de los griegos y romanos que había escrito.

El Señor Brunner me llamó. Por un momento temí que hubiese descubierto que los había oído hablar la noche anterior, pero no era eso.

— Sephie — me dijo —, te felicito por tus notas... Pero este colegio no es para ti 

— ¿Y porque no sería para mi? — le pregunté alzando una ceja.

— P..por tu inteligencia, mereces estar en cursos más avanzados — me dijo un poco nervioso.

—...Bueno...Eso lo hablare con mi madre profesor. Igual gracias por aconsejarme y preocuparse.

— No hay de que Sephie, espero volver a verte algún día

Me despedí con un asentimiento de cabeza y salí del aula, lo ultimo que escuche fue un suspiró de alivio por parte de Quirón.

***

El último día del trimestre hice la maleta.

Las otras chicas bromeaban, hablaban de sus planes  y de vez en cuando yo aportaba comentarios graciosos. Uno de ellos iban a hacer excursionismo en Suiza. Otro, de crucero por el Caribe durante un mes. Eran personas como tdah o dislexia, como yo, pero ricos.

Sus papás eran ejecutivos, o embajadores, o famosos. Yo era una semidiosa, surgido de una familia de Dioses y pa' colmo Hija de Poseidón, aunque mi Dios favorito siempre fue Hades, los test siempre me salian como Hija de Poseidón o Hija de Zeus. 

Me preguntaron qué pensaba hacer yo aquel verano, les respondí que iría a la playa en Long Island y me quedaria unos dias(aunque solo dure una noche).

— Genial — dijo una — que la pases bien.

 Para hacerle el resumen, Nos cruzamos con las Morias, casi le di un paro cardíaco a Grover, el me dio la tarjeta del CHB, lo deje plantado en la estación y volví a casa malhumorada porque me encontraría con Gabe.

Fin.