𝐏𝐑𝐈𝐌𝐄𝐑 𝐋𝐈𝐁𝐑𝐎 𝐃𝐄 𝐋𝐀 𝐒𝐀𝐆𝐀 "𝐃𝐄𝐒𝐓𝐈𝐍𝐘"
❝ 𝑵𝒐𝒕𝒉𝒊𝒏𝒈 𝒊𝒔 𝒇𝒐𝒓𝒆𝒗𝒆𝒓 ❞
En donde Martha, una chica mexicana, fan de percy Jackson; muere y reencarna en su saga preferida como 𝗣𝗘𝗥𝗦𝗘𝗣𝗛𝗢𝗡𝗘 𝗝𝗔𝗖𝗞𝗦𝗢𝗡
...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂
La tarde estaba tranquila, salvo por el sonido de las olas contra el casco; la niebla se había disuelto y había dejado un cielo del todo azul.
— Te dije que no lo hagas, pero claro ignoren a Adhara — hablé con un dejé sarcastico.
Ella me miró mal y con los ojos levemente hinchados.
— No sabía — murmuró, sorbiendoce la nariz — Lo poderosa que sería la tentación
— He visto cómo habías reconstruido Manhattan — le dije, sonriendo levemente — He visto a Luke y a tus padres.
Ella se sonrojó.
— Aquello que te dijo Luke en el Princesa Andrómeda, lo de reconstruir el mundo partiendo de cero...te tocó la fibra íntima, ¿no?
Annabeth se acomodó mejor la manta.
— Mi defecto fatídico. Eso es lo que me mostraron las sirenas. Mi defecto fatídico es la hibris.
— El orgullo.
La oji-gris asintió.
— Hibris significa orgullo desmedido, un orgullo mortal, Sephie. Creer que puedes hacer las cosas mejor que nadie... incluso mejor que los dioses.
— ¿Tú te sientes así?
Ella bajó la mirada, avergonzada.
—¿Nunca has sentido eso, que el mundo tal vez sea un verdadero desastre? ¿Y no te has preguntado que pasaría si pudiésemos rehacerlo partiendo de cero? Sin guerras, sin pobres, sin libros obligatorios para leer en verano.
— Siempre — respondí.
— Vale, se supone que Occidente representa en buena parte los mayores logros de la humanidad, por eso sigue ardiendo la llama, por eso el Olimpo continúa existiendo. Pero, a veces, lo único que ves es la parte más negativa, ¿sabes? Y empiezas a pensar igual que Luke: «Si pudiese anularlo, yo sería capaz de hacerlo mejor.» ¿Nunca has sentido eso? ¿Qué si tú gobernaras el mundo podrías hacerlo mejor?
— Todas las noches lo pienso mientras me baño — me encongí de hombros.
Ella rodó los ojos, para después decir:
— La hibris no es tu defecto fatídico — me sonrió a medias — Aunque seas una egocentrica narcisista, tienes un corazón enorme.
— Vaya... gracias.
Nos quedamos calladas.
— Así pues, ¿ha valido la pena? — le pregunté a Annabeth — ¿Te sientes... más sabia?