𝐏𝐑𝐈𝐌𝐄𝐑 𝐋𝐈𝐁𝐑𝐎 𝐃𝐄 𝐋𝐀 𝐒𝐀𝐆𝐀 "𝐃𝐄𝐒𝐓𝐈𝐍𝐘"
❝ 𝑵𝒐𝒕𝒉𝒊𝒏𝒈 𝒊𝒔 𝒇𝒐𝒓𝒆𝒗𝒆𝒓 ❞
En donde Martha, una chica mexicana, fan de percy Jackson; muere y reencarna en su saga preferida como 𝗣𝗘𝗥𝗦𝗘𝗣𝗛𝗢𝗡𝗘 𝗝𝗔𝗖𝗞𝗦𝗢𝗡
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Adhara.
— ¡MAMAAAAA! — exclamé apurada, mientras observaba alrededor de la habitación
— ¡SEPHIE YA ESTOY LISTA, APURATE! — me gritó de vuelta.
— ¡Ya va, Ya va!
Encontre el par de mi zapatilla y me la termine de poner. Agarré el teléfono que creé con un poco de magia y fui hacia la sala.
— Sephie... estamos 3 minutos tarde — me reprendió mamá ni bien llegué a su lado.
— Perdón, perdón — me disculpe con una sonrisa — Esque no encontraba mis zapatillas
— "Señora Sally, solo le quedan 5 minutos para llegar"—. habló Martha por la bocina de mi celular.
Mamá me miró con ojos matadores.
Le miré nerviosamente.
— Adhara...
— Ya lo estoy haciendo, mamá. No te enojes
Estire mis brazos y con mis manos hice un portal que daba directo a Massachusetts.
— Primero usted... — le empecé a decir.
—...Después de usted.. — terminó por mi.
Pasamos el portal mientras soltábamos ligeras risas.
— Vamos mamá, el MIT no esta muy lejos.
Al llegar nos recibió una secretaría de pelo rubio.
Porque me encuentro con tantos rubios, bastante tengo con el Luke y los hijos del sol mayor.
— "Señorita Adhara, le quedan 2 minutos, tiene que hacer ya el examen" — su voz sonaba desesperada.
— Ya, Ya... — le susurré bien bajito.
— Buenos días que se les ofrece — preguntó la secretaria amable.
— Buenos días, veníamos a hacer el examen de las finales a mi hija, ya que termino su primer ciclo de ingeniería mecánica
Por que sí amigos míos, ya termine mi primer ciclo de Ingeniería Mecánica por online, mientras iba a la escuela privada en la que estaba con tyson y donde solo enseñaban sobre las arañas que se balanceaban.
— Oh! Ustedes deben ser los Jackson. — empezó a leer una ficha — Si... porfavor acompañenme.
Caminamos detrás de ella hasta un salón de clases y antes de entrar me revisaron toda, quitándome mi reloj, mi celular, mis lentes hasta mis aretes, pero lo que no me quitaron fue a Martha, que estaba en mi audífono porque les dije que no tenía buen oído y eso me ayudaba.
Ellos ingenuamente me creyeron y me hicieron pasar al salón con un lápiz, un borrador y el examen. Dejando a mamá afuera en los asientos.
Le lancé un beso a mamá y ella hizo lo mismo con una mirada de felicidad.
