Capítulo 24: NOS SALVÓ QUIRÓN Y LAS FUERTES CONFESIONES.

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─ Uno contra uno ─ le dije a Luke, desafiándolo ─ ¿De qué tienes miedo cariño?

Las mejillas de Luke se colorearon un poco al ver la forma que lo llamé. Los guerreros que estaban a punto de matarnos vacilaron, aguardando sus órdenes.

Antes de que pudiese decir nada, Agrius apareció de golpe en cubierta llevando de la brida a un caballo volador: el primer pegaso completamente negro que veía, con unas alas de cuervo gigantes. Era una yegua; daba brincos y relinchaba. Yo captaba sus pensamientos. A Agrius y Luke les dedicaba unos insulsos tan tremendos que Quirón le habría lavado el hocico con jabón industrial.

─ ¡Señor! ─ dijo Agrius, esquivando un casco del pegaso ─ Su corcel está listo.

Luke seguía con los ojos puestos en mí.

─ Ya te lo dije el verano pasado, Persephone. No vas a embaucarme para que pelee contigo.

─ Ya no es Sephie, eh ─ me burlé para luego cambiar de tema ─ O sea que sigues rehuyéndome ─ comente ─ ¿Tienes miedo de que tus guerreros vean cómo te derroto?

Luke echó una mirada a sus hombres y comprendió que lo tenía atrapado. Si se echaba atrás, daría una impresión de debilidad. Si combatía conmigo, perdería un tiempo precioso para dar caza a Clarisse. En cuanto a mí, no podía esperar otra cosa que distraerlo y brindarles a mis amigos una oportunidad de huir. Si alguien podía idear un plan para sacarlos de allí era Annabeth y yo pero en estos momentos estaba indispuesta.

─ Acabaré contigo deprisa ─ decidió, y alzó su espada Backbiter, unos treinta centímetros más larga que la mía. Su hoja relucía con un maligno brillo de un gris dorado en el punto donde el acero se había fundido con el bronce celestial. Casi se llegaba a percibir la tensión interna de aquella hoja. Era como si se hubieran unido a la fuerza dos imanes opuestos. No sabía cómo había sido fabricada, pero intuía una tragedia detrás de ella: alguien había muerto mientras la forjaban. Luke silbó a uno de sus hombres, que le arrojó un escudo redondo de cuero y bronce.

Esbozó una sonrisa malvada.

─ Luke ─ dijo Annabeth ─ proporciónale un escudo al menos.

─ Lo siento, Annabeth. A esta fiesta, cada uno se trae su propio equipo.

Su propio equipo mis ovarios.

Luke embistió, su espada pasó por debajo de mi brazo, me desgarró una parte del corsé del vestido y me obsequió con una buena caricia en las costillas. 

Retrocedí de un salto y contraataqué, pero Luke desvió mi hoja con un golpe de su escudo.

─ Madre mía, Persephone ─ dijo en tono de reproche ─ Estás en baja forma.

𝗦𝗪𝗘𝗘𝗧 𝗕𝗨𝗧 𝗣𝗦𝗬𝗖𝗛𝗢 ↻ 𝗽𝗷𝗼Donde viven las historias. Descúbrelo ahora