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Capítulo 3: LAS CAZADORAS DE ARTEMISA

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𝐒𝐖𝐄𝐄𝐓 𝐁𝐔𝐓 𝐏𝐒𝐘𝐂𝐇𝐎

[ᴄʜᴀᴘᴛᴇʀ ᴛʜʀᴇᴇ -𝑨𝑹𝑻𝑬𝑴𝑰𝒔𝑨 ]

{🐺🏹🤷‍♀️💥}

Tal vez podría defenderme si lograba activar mi escudo. Sólo tenía que enfocar bien mi vista para así poder apretar el botón correcto de mi reloj. Proteger a los Di Angelo ya era otra historia. Para eso necesitaba ayuda, y sólo se me ocurría una manera de conseguirla.

Cerré los ojos.

─ ¿Qué haces, Jackson? - silbó el doctor - ¡Muévete!

Abrí los ojos y seguí arrastrando los pies.

─ Es el cuello - confesé abatida - Ya no chorrea mucha sangre, pero me sigue ardiendo. Además de que me siento muy mareada

─ ¡Bah! El General dijo que el veneno te hará daño pero que no te matará. ¡Camina!

Nos condujo hasta el exterior mientras yo me esforzaba en concentrarme.

Imaginé la cara de Grover; pensé en la sensación de miedo y peligro. El verano pasado Grover había creado entre nosotros una conexión por empatía y me había enviado varias visiones en mis sueños para avisarme de que estaba metido en un apuro. Si no me equivocaba, seguimos conectados, aunque yo nunca había intentado comunicarme con él por ese medio. Ni siquiera estaba muy seguro de que funcionara estando Grover despierto.

<<¡Grover! -pensé- ¡Espino nos tiene secuestrados! ¡Es un maníaco lanzador de pinchos! ¡Socorro!>>.

Al Menos esperaba que Martha haya sido buena personas y haya encontrado la manera de comunicarse con los demás.

Espino nos guiaba hacia los bosques. Tomamos un camino nevado que apenas alumbraban unas farolas anticuadas.

─ Hay un claro más adelante -dijo Espino- Allí convocaremos a vuestro

vehículo.

─ ¿Qué vehículo? - preguntó Bianca - ¿Adónde nos lleva?

─ ¡Cierra la boca, niña insolente!

─ No le hable así a mi hermana -dijo Nico. Le temblaba la voz. Me reí silenciosamente por las agallas que tuvo con solo "10 años"

El doctor soltó un horrible gruñido. Me puso los pelos de punta, pero hice un esfuerzo para seguir caminando como una chica obediente. Por dentro, no paraba de proyectar mis pensamientos a la desesperada, ahora cualquier cosa que pudiese atraer la atención de mi amigo: «¡Grover! ¡Manzanas! ¡Latas! ¡Trae aquí esos peludos cuartos traseros! ¡Y ven con un buen puñado de amigos armados hasta los dientes!».