28. Los secretos del Cuarto Oscuro

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La explicación que le he dado a Noelia con respecto a la granja abandonada en mitad de la nada rindió sus frutos, tras haber estado perdidas durante un par de horas. La granja parece un poco más aterradora ahora, y quizá eso se debe a que yo sé bien lo que oculta en su interior. Para Noelia y Sabela también es motivo de sentir miedo, pues Noelia ha bajado la velocidad del coche. Cuando finalmente llegamos, Noelia apaga el motor. Sabela es la primera en bajar del coche y se abraza a sí misma sin dejar de dar pasos dudosos que la acercan lentamente a ese sitio de pesadillas.

Es como si ella pudiese recordar algo.

No hay más coches cerca de aquí. Eso significa que no hay moros en la costa.

-Este sitio es el epicentro de todo lo aterrador. -Dice Noelia cuando ella y yo bajamos del coche-.

En silencio, las tres nos acercamos a las puertas de la granja que Noelia tiene que forzar, pues están atascadas. Y cuando consigue abrirnos el paso, las puertas sueltan un siniestro rechinido. De pronto, la desolación y un aire gélido nos rodea por completo. La granja es aterradora e imponente. Sabela debe abrazarse a sí misma con más fuerza.

-M-mierda... -Se queja en voz baja. -Este sitio da mal rollo...-.

-En este sitio no pueden pasar cosas buenas. -Responde Noelia. -¿Qué hacemos aquí, Alba?-.

-Seguidme. -Respondo. -Aún no habéis visto lo peor-.

Noelia y Sabela se quedan sin habla en cuanto las guío hasta la entrada del bunker. Por el rabillo del ojo puedo ver que se han cogido de las manos, entrelazando sus dedos con fuerza para darse fuerza mutuamente. Es tan triste que yo no tenga a nadie que me pueda dar valor cogiendo mi mano de esa manera...

El código numérico de Miki es fácil de recordar. Y cuando la puerta se abre frente a nosotras, las tres retrocedemos instintivamente. Noelia, sin embargo, es la primera en entrar.

La primera visión del Cuarto Oscuro no hiela la sangre. Y la mancha de sangre de Ángela aún sigue en ese sitio.

-¿Qué clase de sitio es este? -Pregunta Noelia-.

-E-este sitio es.... Maligno... -Musita sabela-.

No lo sabes tu bien, Sabela.

Aunque el miedo atenaza con fuerza nuestros corazones, nos armamos de valor para avanzar a lo largo del estudio fotográfico más siniestro del mundo. Las cámaras, los trípodes y las luces han sido arrinconados, pues no están siendo utilizados de ninguna manera. Sabela cubre su boca con una mano cuando avanza hacia esa mancha de sangre seca. Retrocede por un instante, incapaz de seguir mirando.

Y cae de bruces al suelo, temblando como si hubiese visto al mismísimo demonio.

-Sabela...-.

Noelia apenas musita su nombre con angustia. La agarra por los hombros para ayudar a ponerse en pie, y Sabela debe sostenerse de ella para evitar de nuevo caer. Pareciera ser que Sabela también se siente protegida entando en los brazos de Noelia. Aunque estar en esa posición no evita que el llanto vaya apoderándose lentamente de ella. Noelia debe llevarla hasta ese sofá de color blanco, para ayudarle a sentarse y que Sabela pueda recuperar el control sobre sí misma. Cuando finalmente lo consigue, o eso es lo que quiere aparentar, tan sólo puede limpiar un par de lágrimas solitarias.

Y yo no me atrevo a acercarme.

-¿Qué pasa, Sab? -Pregunta Noelia-.

-E-este.... E-este sitio...-.

Sabela se levanta del sofá y camina nuevamente hasta la mancha de sangre. Las lágrimas aún brotan de sus ojos, y una de sus manos se posa sobre su pelo como si estuviese intentando apagar una punzada de dolor. Lo que sucede dentro de su mente tiene que ser demasiado siniestro.

Nefelibata 「Albalia」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora