Mi nombre es Alba Reche. Tengo Dieciocho años. Recientemente he vuelto de la gran ciudad. después de cinco años, he vuelto al lugar donde crecí. Elche.
Estudio Fotografía en la escuela Optopus Thory. Mi nuevo hogar.
¿Que pasaría si pudiera cambiarlo...
No estoy segura de que esto sea correcto, pero poco me importa ya seguir las reglas.
Pasa la noche con Noelia y Sabela es, definitivamente, mucho mejor que tener que pasar la noche en vela pensando en todos mis errores. La tormenta eléctrica ha dejado a toda Elche sin electricidad. Y aunque algunas de nuestras compañeras no tardaron en hacer evidente su molestia, nosotras nos hemos ocultado en nuestro agujero a otro universo para pasar la noche juntas.
A decir verdad, esto es similar a esas fiestas de pijamas que suelen tenerse a los catorce.
Noelia está demasiado ocupada cepillando el pelo de Sabela. Y a juzgar por todo lo que Noelia ha dejado sobre la cama, creo que están listas para comenzar con una noche de peinados y maquillajes.
Estando con la única iluminación de algunas velas, el ambiente en general es verdaderamente agradable.
Con una bolsa de Pelotazos, yo estoy en el sofá escribiendo mensajes para Natalia. El único inconveniente es que Mikel quien intercede entre nosotras.
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Sabela ríe gracias a que Noelia le ha dado un tirón accidentalmente a su pelo.
-Natalia acepta salir con nosotras. -Les digo-.
-Fantástico. -Dice Noelia, y esboza una sonrisa sincera que aún me cuesta asimilar-.
-¿La falta de electricidad le afectará en algo?. -Pregunta Sabela-.
-Sus padres tienen todo bajo control. -Le respondo. -Sólo espero que el clima mejore para que podamos pasarlo bien-.
-Así será. -Responde Noelia. -Este clima de locos no puede traicionarnos en dos días consecutivos-.
-E-eso creo...-.
A no ser que algo más ocurra. Algo como un terremoto, o cualquier cosa capaz de arruinar las cosas y que al mismo tiempo pueda ser un peligro para la llegada del tornado.
-Sab, creo que tu pelo le hace falta un retoque. -Dice Noelia. -Mañana debemos ir a comprar nuevos colores. Tal vez al fin puedas decidirte a teñírtelo totalmente de morado. Te quedaría de maravilla-.
-Me gusta cómo está ahora. -Responde Sabela encogiéndose de hombros. -El retoque puede esperar-.
-Supongo... Sea como sea, estás guapísima-.
Ambas ríen. Y esa complicidad que se transmite con esa clase de gestos es lo que me obliga a aferrarme al móvil con más fuerza. Realmente desearía que todas las fotos que le saqué a Natalia, hubiesen venido conmigo. Pero... Supongo que no habría sido posible. Lo único que conservo es el mismo móvil, pero con un contenido totalmente diferente.
Es hora de deshacerme de toda la oscuridad que se apoderó de mí en esta realidad.
