Al pasar justo afuera de Pequeña Semilla, Sabela decide bajar la velocidad del coche en un repentino momento de cordura. Respira profundamente un par de veces, causando que sea evidente el temblor que ataca a sus manos. Pasa una mano por su cara y aprovechamos para limpiar sus lágrimas. Está pasándolo muy mal.
-Sabela, déjame conducir-.
Ella niega con la cabeza.
-E-estoy bien... Sólo necesito coger un respiro...-.
-No lo estás. Estás alterada. No puedes conducir así-.
-N-no es nada, Alba. Realmente...-.
Sé que no es verdad. No puede engañarme. pero tampoco puedo hacer nada para convencerla de que sea honesta conmigo. Tan sólo pretende pisar de nuevo el acelerador, aunque hay algo que se lo impide. Un fuerte impacto que recibe el coche desde la parte trasera. No basta para causar algo terrible, aunque el golpe si ha sido lo suficientemente fuerte como para que nuestras columnas se sientan ligeramente adoloridas. Enfurecida, Sabela mira a través de la ventana para decir un par de cosas hacia el tío que nos ha chocado. Pero tras pasar unos segundos, Sabela vuelve a sujetar el volante con fuerza. Sus pupilas se contraen y su respiración se agita.
Esto no es bueno.
-E-s Miki... A-Alba, Miki va en el coche de atrás...-.
Mierda.
No voy a comprobarlo. No hay tiempo para ello. Sólo rebobinaré.
Retrocede, Alba... ¡Retrocede!
La sensación de volver en el tiempo mientras estoy en un coche en movimiento es simplemente desagradable. Sabela no tiene idea de lo que ha pasado, ella aún conduce y se detiene al llegar a Pequeña semilla. Quiero advertirle sobre lo que pasará, pero no hay tiempo. El impacto del coche de Miki vuelve a sentirse.
Retrocede, Alba... Sólo una vez más...
-¡Alba!-.
Sabela me llama antes de que yo pueda invocar a mis poderes. Con el dorso de su mano limpia la sangre que brota de mi nariz. M-mi cabeza me está matando...
-A-acelera, Sabela-.
-¿Qué...?-.
-Miki es quien va en el coche que nos ha chocado-.
Ella lo comprueba velozmente y pisa a fondo el acelerador, sin importarle que la luz del semáforo no haya cambiado de rojo a verde. Nos alejamos a toda velocidad de Pequeña Semilla sin poder distanciarnos realmente del coche de Miki, pues él va pisándonos los talones. También acelera para impactarnos de nuevo, como si su intención fuera sacarnos de la carretera. O algo más.
Debe saber que ya nos hemos dado cuenta de lo que pasa con Noelia. ¿Joan y Esther le habrán avisado? No importa cómo haya pasado. El caso es que tenemos que evitar que él consiga sacarnos de la carretera. Así que Sabela, como si hubiera pensado lo mismo que yo, aumenta la velocidad del coche. Siento que el vértigo se arremolina en mi estómago, y mi instinto me obliga a aferrarme con fuerza a mi asiento, pues no puedo rebobinar en estas circunstancias. Mi cabeza jamás me había dolido tanto.
Miki nos choca por tercera vez, impulsa nuestro coche hacia adelante y haciendo que Sabela pierda el control por un momento. Los golpes son cada vez más fuertes. Miki está realmente decidido a deshacerse de nosotras.
-¡Alba! ¡Ahí está la granja!-.
Apenas tengo tiempo de responder a lo que Sabela ha dicho, o de mirar en esa dirección para corroborar que realmente hemos llegado. El coche de Miki nos choca con tanta fuerza que el coche de Sabela termina por volcarse. Sabela y yo gritamos con todas nuestras fuerzas. Damos una dos, tres vueltas hasta que el coche vuelve a su posición original. Todo mi cuerpo ha quedado destrozado, especialmente mi cuello y mi cabeza que ahora tiene una herida con sangre. Sabela no está en mejores condiciones. Ella escupe un poco de sangre y lleva una mano a la herida similar que tiene en la cabeza. El motor de nuestro coche ya no enciende. Una considerable cantidad de humo negro está brotando del moto. Instintivamente, intento mover mis piernas con la única esperanza de que aún pueda andar. Todo en orden. Puedo respirar tranquila.
-S-Sabela... ¿Estás bien?-.
-S-Sí...-.
Los cristales de nuestro coche están rotos. Milagrosamente no hemos terminado con cortes en la cara, aunque hay algunos en nuestras manos que destilan algunas gotas de sangre.
Miki aparca su coche, que está en pésimas condiciones luego de la persecución. No se atreve a salir, pero algo me dice que sé lo que ocurrirá cuando lo haga.
Sabela lo mira por el espejo retrovisor durante un instante.
-A-Alba... N-no podemos deshacernos de Miki...-.
-Tampoco podemos salir de aquí, aunque tendríamos que hacerlo. No me sorprendería si el motor comienza a incendiarse-.
-T-tengo un plan... Y-yo distraeré a Miki mientras tú entras al cuarto oscuro-.
-¿Qué...? ¡No! Eso sería muy arriesgado-.
-De otra manera, Miki no nos dejará entrar. Y Noelia corre más peligro a cada segundo que pasa-.
-Sabela... N-no...-.
-Confía en mí. Todo saldrá bien-.
Hay algo en sus ojos que me impiden negarme. Un brillo peculiar que sólo ella posee, y que oculta esta extraña habilidad que Sabela tiene para salirse con la suya. No me queda más opción que asentir. A tientas, ella busca el revólver que ahora yace a un lado de la palanca de cambios. Se asegura de que el cartucho está lleno y comparte conmigo una mirada de complicidad.
Nos cuesta casi un minuto entero conseguir abrir las puertas que igualmente han quedado destruidas. Y en cuanto nosotras estamos afuera, Miki decide salir para hacer el primer disparo. Tengo que rebobinar antes de averiguar si esa bala impactará a Sabela o no. Consigo tirar de ella para esquivar el impacto, y ella aprovecha para aprisionar igualmente el gatillo.
-¡Corre, Alba!-.
Me cubre sin dejar de disparar en contra de Miki para que yo pueda llegar hasta la granja. Atravieso la puerta y cojo un trozo astillado de madera que pueda servirme como arma... Y entonces escucho ese quejido de dolor que me hace sentir que mi sangre se congela desde mi corazón.
Apenas tengo valor para girarme y ver la forma en la que Sabela cae de espaldas en el suelo. Cubre su pecho con una mano y con la otra aún sostiene el revolver, que termina por caer igualmente cuando ella pierde por completo sus energías. No puedo reaccionar de ninguna manera que no sea intentando rebobinar a pesar de que mis poderes me han abandonado repentinamente.
Desde la granja, mi mirada se conecta con los ojos fríos y vacíos de Sabela. Una lágrima solitaria corre por mi mejilla mientras comienzo a retrocedes con andares torpes, dándome cuenta de que esto ha pasado gracias a que no he hecho nada para evitarlo. Y aunque intento gritar para expresar mi horror, mis emociones han colapsado y se han destruido en mi interior.
E-esto no es posible....
Miki ha matado a Sabela.
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Nefelibata 「Albalia」
Gizem / GerilimMi nombre es Alba Reche. Tengo Dieciocho años. Recientemente he vuelto de la gran ciudad. después de cinco años, he vuelto al lugar donde crecí. Elche. Estudio Fotografía en la escuela Optopus Thory. Mi nuevo hogar. ¿Que pasaría si pudiera cambiarlo...