40. Sin evidencia

87 3 1
                                    

Mamen no deja de mirarnos con angustia desde el otro lado de la barra de la Pequeña Semilla. Y tiene toda la razón al hacerlo, pues cualquiera reaccionaría de esa manera si se diera cuenta de que su única hija está intentando ahogar sus tristezas en una taza de café que se enfría sin que ella haga el esfuerzo más mínimo para cogerla y darle un sorbo. Sin embargo, Mamen no puede hacer más que seguir con su trabajo. No importa cuán preocupada esté, no puede abandonar sus tareas ahora.

Mientras tanto, la responsabilidad por lo que suceda con Natalia sigue siendo mía.

Natalia mira hacia la nada, con la cabeza inclinada hacia abajo como si estuviese intentando sumergirse en esa taza de café. Sus ojos aún están rojos e hinchados, pues las lágrimas no han dejado de brotar y de correr por sus mejillas. Ella parece estar en un estado de trance. Está aquí físicamente, pero su mente no lo está. Daría lo que fuera con tal de saber qué está pensando Natalia en este preciso momento.

He intentado hablar con ella, pero todos mis intentos son en vano. No me escucha. Está destrozada, y me duele saber que no puedo hacer nada para ayudarla.

-Nat...-.

Incluso cuando cojo su mano por encima de la mesa, ella parece no estar aquí.

Y yo no podré continuar si ella no reacciona pronto.

-¡Alba!-.

La sensación de alivio me llena de golpe en cuanto Joan entra puntualmente en la pequeña semilla, corriendo hacia nosotras a toda velocidad. Sé que Natalia no lo había aceptado en circunstancias normales, pero... ¿Qué más da? Justo ahora, necesitamos toda la ayuda posible. Y Natalia necesita saber que no está sola.

Ahora que lo pienso, aún debemos idear un plan para decirle a Damion que ahora sabemos...

-Joan, qué gusto me da verte-.

Natalia me fulmina velozmente con la mirada.

No todo está perdido. Sus celos tan notorios son una buena señal.

-Vine en cuanto recibí tu mensaje. -Dice Joan agitado. -¿Qué ha pasado? ¿Por qué me has pedido que viniera con tanta urgencia?-.

-Hemos descubierto algo, y es de vital importancia contárselo a alguien más antes de que sea demasiado tarde-.

-¿Es sobre tu visión?-.

Por poco olvido que Joan también conoce mi secreto.

Ha pasado tanto tiempo que realmente ya no sé en dónde tengo la cabeza.

-N-no... E-es algo más...-.

-¿Por qué lo has llamado? -Reclama Natalia en cuanto se da cuenta de que Joan se ha sentado a mi lado. -¿Te parece que es buen momento para involucrar a más personas?-.

A pesar de las lágrimas, Natalia ha vuelto a las andadas.

-Necesitamos toda la ayuda posible. -Le respondo. -Nat, esto no es un juego. Ahora lidiamos con algo mucho más serio. Tenemos que ir a la policía-.

-Eso no resolverá una mierda. -Dice Natalia en voz baja, quizá para evitar llamar la atención de su madre. -¿Crees que ellos harán algo al respecto?-.

-Bueno, nosotras tampoco podemos hacer nada. -Insisto. -¿Qué es lo que quieres hacer?-.

-Justicia. Noelia hubiese querido que el hijo de puta que le hizo daño fuera...-.

-Es peligroso. No tienes idea de con quién estamos metiéndonos-.

-¿Y tú sí? Parece que sabes más de lo que aparentas-.

Nefelibata 「Albalia」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora