Haruhwan

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"Casa embrujada, angeles y besos"
Narra: Haruto.




Odio a mis amigos.

No.

De hecho los amo, pero odio que me envuelvan en este tipo de situaciones, aún sabiendo los malditamente sensible que puedo llegar a ser.

Vale, el laberinto de espejos fue genial. Muchas risas, claro. Pero ahora prefieren antes que una montaña rusa corriente, una puta casa "embrujada"

Y no puedo negarme, la presión social me hizo gastar el dinero que ahorré durante semanas en una entrada al infierno.

Pues bien, entra. —Yoshi me empuja desde mis temblorosos hombros.

Te odio, maldita se Yoshi.

No seas un quejica, camina— Asahi tomo la delantera junto a Mashiho, que reía. Supongo se burlan de mi sufrimiento.

El espectáculo comienza, señal de que en cualquier momento puedo tener un episodio grave de taquicardia. Entierro mis dedos en Yoshi, en parte por venganza.

Al comienzo lo admito, no es tan aterrador, pero la cosa se pone más oscura, y gritos se empiezan a escuchar de quien sabe donde. No son de auxilio, es maldita gente trabajando de espanto.

Me suelto de Yoshi, o él se suelta de mi. Trato de detenerlo, pero se ha asustado tanto que entre la oscuridad ha salido corriendo a cualquier lugar muy lejos de mi, junto a los demás. Se supone que cuidarían de mi, pero me he quedado paralizado, entre todo este laberinto siniestro.


Me dejo caer al suelo, estoy teniendo un serio ataque de pánico.

Yoshi, Yoshi...— No tengo el aire suficiente para pronunciar "auxilio". ¿Cómo carajos se han olvidado de mi?
y ¿Por qué todo está tan oscuro?

Solo hay luces neones parpadeantes, y ni siquiera sé que les asustó para salir corriendo tan apurados.

Me enojo al pensar que es una broma, pero entonces entiendo qué les asustó. Hay un estúpido muñeco frente a mi, que sonríe, y es tan aterrador que si le miro un milisegundo más; caeré desmayado. Se mueve y no hace ruido.
Se han lucido.


Van a volver por mi, ¿No? Claro, van a volver por mi.

Pero pasan unos diez jodidos minutos, y la atracción ya debió acabar.

No regresaron por mi.

Me coloco en pie, recojo el poquito dignidad y valentía que me queda, y retomo el camino. Eso hasta que escucho una voz, no una conocida.
Está cantando. Creo que es parte del show, pero un fantasma no cantaría "Boyfriend" Además, lo escucho detrás de mi.

Volteo sobre mis pies para encarar al nuevo huésped, y encaro a un chico, solo y notablemente más asustado que yo, con las manos hecha puños, y  los ojos cerrados con la misma fuerza.
No deja de cantar, y me pregunto qué hace solo, o si también le han dejado.

Pero entonces abre los ojos de golpe, y los dos gritamos con demencia. El grita porque primero ve al muñeco, yo grito porque él grita, y luego los dos gritamos en armonía porque vemos al otro hacerlo. Cuando callamos, nos observamos unos minutos, y terminamos soltando una largas carcajadas.



Me entraron tremendas ganas de abrazar a un extraño, que controle con una nerviosa sonrisa; a la cual el correspondió, con otra más grande y brillante.

kisses on a page;; T r e a s u r e.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora