kisses on a page;; T r e a s u r e.

YoSahi

"Primer día"
Narra: 3ra persona.

Yoshi y Asahi crecieron juntos como mejores amigos. Ahora son pareja, más que eso, están casados. Pero nos saltaremos todos los detalles que les llevaron a ese punto, y nos concentraremos en otros.

Algunos matrimonios, como en el caso de este par, anhelan formar una familia. Ya eran una, pero deseaban  otro integrante, y después de que entrara a sus vidas, después de que por fin sucediera:

llegó el día.

Una pequeña manito agarraba con firmeza el dedo indice de Asahi, que retenía con falta de voluntad sus lagrimas, mientras que Yoshi tomaba su otra muñeca, llorando.

—Bebé,¿Estás lista?

—Síp.— Respondió la pequeña Azami, observando con curiosidad a uno de sus padres, el que lagrimeaba concretamente.

—Cariño, vas a asustar a la niña.

Asahi acomodó el lazo en el cabello y mochila de su hija, se agachó y dejó un beso en su frente, se veía preciosa ante sus ojos. Pero su esposo aún le preocupaba, así que echó otro vistazo. No se había calmado en lo absoluto

—Lo siento, yo...

—Papá, no llores.— Fue lo único que pudo decir la niña con cuatro años. Soltó a Asahi para caminar hasta el otro hombre, y así poder abrazarce sus piernas.

—Mi pequeña.

La cargó entre sus brazos, justo como siempre lo ha hecho desde que le vio por primera vez. Bien, los dos estaban siendo un poco dramáticos, pero no lo podían controlar, era el primer día de escuela de Azami. La criaron tan bien que se encontraba totalmente tranquila y lista para empezar el jardín de infantes, bastante emocionada. Pero sus padres no parecían estar del todo bien con la idea.

La maestra llegó e interrumpió el momento. Tuvieron que tomar la postura debida y le entregaron a la niña con una sonrisa bastante forzada, que parecía más una amenaza. Se retiraron tomados de las manos y callados. Un silencio extraño, bastante nuevo.

—Azami es una buena bebé, estará bien amor.

—Lo sé, pero...

—Pero nada.

Asahi tomo el rostro de su esposo entre sus manos, y limpio todo el desastre de lagrimas que habían manchado sus mejillas, ahora pintadas de una carmecí sobre su pálida piel.

Hamada amaba a ese hombre, tanto que cada día encontraba un nuevo motivo para seguir enamorándose. Con un montón de sentimientos encontrados, besó los labios de su hombre con mucho cuidado, en el estacionamiento del lugar, unos puestos antes del auto que les pertenecía.

—Te amo, estará bien.

Yoshi le abrazó y lloro un poquito más en su hombro, mientras acariciaba su cintura y se mecía de un lado a otro junto al cuerpo que cubría entre su pecho.

Llegar hasta donde estaban no fue fácil.
Ni siquiera admitir que estaban enamorados el uno del otro lo fue. Adoptar mucho menos. Fueron meses de espera, en los que visitaban a la recién nacida Azami, que había sido abandonada en la puerta del "Hogar de adopción y bienestar" con una nota larga explicando las razones, que se resumía en que si no salía de la familia turbulenta y biológica que tenía, seguramente no estuviese viva para contar todo el maltrato que iba a vivir.

Pero un par de ángeles hicieron todo lo posible para tenerla, para darle amor.

La primera vez que Yoshi le cargó, vio sus ojitos revolotear por toda la sala; sus manitos abrir y cerrarse, con tan solo tres meses de vida. Cayó perdidamente por ella, al igual que Asahi, que le visitaba todo los días hasta que se cumplió el tiempo necesario para ponerles a prueba, que Yoshi no podía hacerlo por su apretada agenda de trabajo.

Amaban todo de ser padres, hasta los días más difíciles, porque los mejores se sentían de maravilla. Adoraban todo el asunto, aunque verle crecer fuese tortuoso, les llenaba de alegría verla dar cada paso, les hacía feliz estar juntos y completos. 

—También te amo, cariño.