Mashikyu

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"Gato"
Narra: 3ra persona


Mashiho llevaba toda la tarde buscando a su adorado Haku. Ya era común que se escapase a estas horas del día, pero no por tanto tiempo. Empezaba a anochecer, y el niño de trece años no daba con su mascota.

Estaba exhausto, y le daba mucha vergüenza ir de casa en casa, preguntando por su minino. Pero ya no tenía otra opción. Era eso o pasar toda la noche sin su gatito blanco y negro.

Todas las respuestas fueron negativas, nadie había visto al felino andar por ahí. Haku era conocido por todo los vecinos, así que confiaba en la palabra de ellos.

Lo peor de todo el caso, era que Haku había dañado su collar el día de ayer, o por lo menos eso creía porque llego al hogar de los Takata sin el. Entonces si alguien le encontraba, no sabrían a donde llevarlo, o si tenía dueño.

Mashiho estaba realmente preocupado, y sus ojos empezaban a arder. Su gatito lo era todo para él.

Creía que las cosas podían mejorar, pero entonces empezó a caer un tenue sereno, de esos que le irritaban la nariz por las madrugadas, y no le dejaban respirar muy bien. Para su poca suerte, llevaba un abrigo, con el que pudo cubrir su cabellera, pero pronto humedecer lo suficiente para empaparlo todo.

Estúpido clima.

Mashiho ama cuando llueve, pero solo si se encuentra en su casa, viendo la gotas caer por la ventana  junto a Haku.

—¡Haku!— Grita su nombre, tratando de mantener la esperanza.— ¡Haku!


Y se escucha un maullido bastante agudo, particular de su minino cuando le ve o está llamando. Da varias vueltas sobre si, intentando localizarlo, y da con la puerta, llena de una luz amarilla que convierte en sombra la figura se asoma por ella, pero esa misma sombra lleva en uno de sus brazos al gato. Se acerca, importandole poco quién le tiene en sus brazos.

¿¡Qué haces con Haku?!


Mashiho por fin da con el rostro del secuestrador. Es un niño, con aparecería mayor, pero no mucho. Le mira con extrañeza, como si el niño frente a él fuese un pequeño bicho raro. Y eso le enfurece más a Takata.

—¿Qué me miras estúpido?— El niño que sostiene a Haku ríe. Se está burlando de él.

¿Tú mamá te permite decir palabrotas mocoso?— Y prosiguió acariciando a su mascota.

—¡Dame a Haku!

Se burló unos segundos más, y le extendió al felino. Mashiho lo atrapó y le dio un fuerte abrazo, cerrando sus ojos.

Pensé que nunca te encontraría.

Viene todas las tardes desde que me mudé aquí.— Dijo el otro chico, que parecía dolido por la escena.


¿Tú le quitaste el collar?— El tono acusador de Mashiho volvió, haciendo sentir al contrario culpable. El silencio lo dijo todo— ¡Eres un verdadero tonto!

—Lo siento...

—¡Planeabas robarte a mi gato!

N-no.

—¡Mentiroso!

—¡No me grites!— Y cerró la puerta de un solo golpe. Se deslizo sobre esta, y muy furioso empezó a llorar. Se había encariñado con el animal, nunca le quiso hacer daño ni apartarlo de su hogar, solo creyó que estaba perdido y quería darle uno.


kisses on a page;; T r e a s u r e.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora