Sukhoon pt.1

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—50% Angst.

"I think you're such a..."
Narra: 3ra persona.


Las noches calientes en la capital, no por la temperatura en particular, sino por todo lo que sucedía después de media noche. El caos  era incontrolable gracias a las leyes, y autoridades incompetentes. La prostitución, contrabando, y tráfico, eran el pan de todos los días, en zonas inundadas de alcohol y demás sustancias. La mayoría rechazados sociales, desalojados de sus hogares. Que dura era la vida en las calles abandonadas de Seúl, donde los reporteros no llegaban.

Pero en esta ocasión, uno de los protagonista de nuestra historia, lleva como nombre Hyunsuk, Choi Hyunsuk. Quién se encuentra inconsciente, en un desolado callejón, a centumetros de las bolsas negras de basura, llenas de botellas vacías, donde fue echado después de perder, una de sus miles peleas callejeras, como si fuese un animal, tan deshumanizado que nadie, al otro lado de la cera, se preguntaba quién carajos era, o si quiera  dignatarios a buscar signos vitales, en su delgado cuerpo.

Y como un milagro de noche buena, le damos introducción a la otra parte de la historia.

Un enfermero, en sus veinticinco, después de un día atareado, y de mierda, en su trabajo, se acerca horrorizado al pequeño cuerpo. Recuerda porqué ha escogido su vocación, todos sus sentidos al mil, como si de un incendio se tratara, uno a gran escala. Toma su pulso, se relaja a un mínimo porcentaje, solo al sentirle vivo, entre sus frías manos. Lo carga como puede, después de meditar la posición en la cual planea llevarlo hasta su departamento, por suerte el que se ubica cerca, en la esquina de la oscura calle.


Quién te ha hecho esto...

El portero se encuentra muy dormido, como para darse cuenta de que lleva a un muchacho moribundo entre sus brazos, puede que haya pensado; "Era un estúpido borracho", y en parte lo entendía. Suben el ascensor, que generalmente no toma, pues vive en un segundo piso, con nada más que cuatro departamentos en el.

Hijo de puta, pesas un infierno.

El enfermero maldice, en todos el día cumplió un récord, y es que su uniforme no se había ensuciado ni un poco de sangre; tampoco sus manos, pero su impecable camisa ahora estaba llena de pequeñas manchas rojas.

Corrió a buscar sus "Juguetes" de practica, herramientas que usó en la universidad y que guardó con él, además de un botiquín para emergencias, donde guardaba todo lo necesario para curar una herida abierta como la que tenía el tipo en su nariz y frente, tal vez en alguna zona de sus costillas, o hasta espalda. Retiró la camiseta roja que cubría pobremente su cuerpo, no fue fácil, seguía inconsciente.

Curó su rostro, y no fue hasta que colocó alcohol al terminar con los puntos, que el chico abrió sus abotigados parpados. No dijo una sola palabra, así que el dueño del lugar siguió con su trabajo.

¿Te han intentado robar?

Negó con las fuerzas que acumuló, a causa del alcohol en sus labios rotos. Llevó sus manos llenas de moretones, a su propio abdomen; donde le mostró una herida bajo el borde de su pantalón, de un horrible color, a los que el castaño soltó un gemido, de impresión claro está.

Joder, creo que debo llevarte al hospital.

—No, me...— Hyunsuk hacía todo en sus  cabales, para mantenerse despierto. Debía advertirle a la persona que intentaba curarle.— Si salimos juntos, te verán, y estarás tan muerto como yo.

—Te creo, pero no creo poder hacer lo suficiente, mierda, yo...— El chico de cabello menta logró tomar su muñeca, no fuerte, pero sí lo suficiente para recuperar su atención.

Lo... lograras.


No solo debía creer en las palabras de otros, sino en todo lo que podía crear y hacer, tan solo teniendo la fe de otros en su poder. Esto no era el día con día, era su deber, fuera de horario laboral, sin un sueldo.




《...》


Faltaba media hora para el amanecer, y Hyunsuk, poco a poco, empezaba a despertar, después de toda una intervención casera en su cuerpo. Se tomó, por lo menos diez minutos, para sentarse en el pequeño mueble. El chico frente a él no dejaba de observarle, y aunque se sentía algo intimidado, era más la seguridad que emanaba de él, que todo lo demás.

Entonces... ¿No dormiste?

—Hay un extraño, malherido expecifimanete, en mi departamento de soltero, creo que no podré dormir por un largo mes.— Limpiaba sus manos con paños húmedos, y al parecer tibios.— Mis nudillos duelen, me he asegurado de curar todas tus heridas, pero no aseguro que de la mejor manera, así que te aconsejo no ocasionar desastre, por lo menos unos...  catorce días.


Mañana tengo una pelea...

—¡Debí suponerlo! Eres de los que, participan en "batallas ilegales".— Ríe, sin nada de gracia saliendo de su boca.— Todo mi trabajo se irá al carajo, ¿No?...

Te lo agradezco mucho.— Intenta colocarse de pie, y recoger su orgullo, pero falla en el intento.— Pero no te he pedido que me recojas, como un perro sin hogar.

—Pues no suenas nada agradecido, veras...

—No necesito un sermón, me ha dado muchos mi madre, y adivina qué, aquí estoy.— Logra pararse sobre sus dos pies, sanos por pura suerte. — No te metas en mis asuntos.

Hay otras opciones.

—No para alguien que cruzó la frontera. No para personas como yo, com más de la mitad de su vida, sin educación alguna.— Gruñó de dolor, porque al dar el primer paso, casi todos sus huesos  sonaro. Necesitaba estirarse si planeaba seguir caminando.— De todas formas, gracias, en serio.

Lo siento...— Dijo el joven, arrepentido, algo confundió, pero más que todo importante. Su narcisismo le pedía una solución.— Me llamo Jihoon.


Okay Ji, gracias, por todo, pero ya debo irme.— Con una mano en su cuello, arrastró sus piernas hasta la salida, ubicada frente a la misma sala principal, a lo que Jihoon tuvo tiempo para encontrar una ayuda, o plan b.


Te pediré un taxi, y debes prometerme que volverás cuando estés tan herido como ahora.— Buscó dinero en sus bolsillos, y se lo extendió entre su palma derecha.— Y yo prometo que siempre te curaré.

Ambos sonrieron, cómplices.

Soy Hyunsuk.


—Un placer.

kisses on a page;; T r e a s u r e.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora