HaruKyu

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"Planta2"
Narra: Haruto.

Park Jeongwoo, ¡Qué carajos! ¡No vuelvo a salir contigo! ¿Por qué siempre eres tan imputal?— Vale, ni yo estoy muy seguro de mis palabras, lo que sí sé es que estoy enojado, lo siguiente si es que existe.

De nuevo mi mejor amigo me deja plantado, en el cine, con dos boletas en mano. Sé que en parte es injusto, tiene problemas con sus padres, y los odio, pero no es la primera, ni segunda, ni quinta vez que sucede esto, prefiero ir a su casa y pasar simple tiempo con él, a ilusionarme con planes que a la final no van a sucede, el punto es hacernos compañía y pasar un buen rato, la calle no me llama demasiado la atención.

Pero no me voy a perder la película, tampoco mi dinero, aunque una boleta de más ya está cobrada, con la que pude comprar un combo más grande de comida para aliviar la eterna soledad que experimentas estando dos horas en el cine sin compañía.

Faltan todavía veinte minutos, así que puedo vagar por el centro comercial. Eso hago. Me entretengo viendo otros grupos de adolescentes, les tengo fobia, lo acepto; me intimidan, y sé que yo a ellos también, porque no tengo rostro de muchos amigos, tal vez lo fuerzo; pero me ha funcionado toda la vida.

Todo va excelente, nada fuera de la común, y los segundos avanzan con velocidad. Muy bien hasta que veo a uno de los individuos jalar con brusquedad a otro, al punto de apartarlo unos metros de la reunión en la zona de comida, mientras los otros reían.

Recuerdo entonces porque odio los grupos tan grandes de adolescentes. Dudo en acercarme, pero el chico primero lo hace, no específicamente a mi, sino a la banca flojamente apartada de los chicos que hace menos de cinco minutos se había burlado cruelmente de él.

Limpia las gafas que ocupa con un costado de su camiseta, y no se percata de mi presencia hasta que me alejo un poco con miedo de que su codo impacte contra mi hombro mientras descarga su enojo en los pobres cristales rodeados de plástico negro.

¿Te han hecho algo?

—Dicen que solo es una broma.

Se coloca los anteojos, y puedo asegurar que ahora está menos tenso.

No parecía una...

—Me han invitado, pero fuí muy iluso como para pensar que era cierto.— No me vuelvo a quejar de mis compañeros.— Una broma, una muy inocente.

Claro...Que imbéciles.

No sé porque he empezado una conversación con un extraño, tampoco como seguirla.

— ¿Tienes otros planes?

Leí, en alguna parte, que hay que creer en la bondad de los extraños. Tengo un boleto, y a este chico le están haciendo la vida imposible. Puedo ser una buena persona, por lo menos una vez al año.

—¿Planes? ¿Hablas de algo además de esta humillación?

¿Y sí es alguien fastidioso y por eso le odias? bueno, mi mejor amigo no es muy tranquilo; no tengo derechos requeridos para juzgarlo.

la bondad de los extraños, la bondad de los extraños, la bondad de los extraños.

Sí...

—No, no los tengo.— Para ser alguien que acaba de ser maltratado por otros, confía tanto en un desconocido como yo. Vaya que es inocente.— ¿Por qué?

—Puedo regalarte una entrada a cine.

Ahora sí tiene una reacción común, me observa como si le estuviese ofreciendo drogas, no como un cliente, sino como un sujeto mayor indignado.

No gastes tu dinero en mi.

—No te preocupes, ya está comprada, me han dejado plantado.

¿Tu novia?— No hay un rastro de lastima en su expresión, solo burla. El ofendido soy yo ahora.

Mi mejor amigo.

—Que horrible suceso-

—¿Vas a aceptar o no?— Carezco de paciencia.

—¡Acepto!— Los dos cambiamos de actitud bastante rápido. Me agrada.— ¿Cuál es tu nombre?

Haruto.

—Oh, eres...

—Sí, sí, ¿Cómo te llamas tú?

—Junkyu, y tengo dieciocho años.— Malditos honoríficos. No es tan fácil cuando fui creado fuera del continente, y tres años no han bastado para acostumbrarme.

Yo diecisiete, ¿Te incomoda si dejamos los modales a un lado?— Responde que sí con el típico movimiento repetitivo de cabeza, y me alivia que haya aceptado.

Bueno Junkyu, la función está a punto de comenzar, ¿Vamos?

—Vamos.

Me gustan estos momentos espontáneos de mi rutinaria vida donde camino hombro a hombro junto a un chico que recién conozco buscando la sala de nuestra función junto a una bandeja de palomitas y sodas. No nos contamos mucho sobre el otro, solo hablamos de peliculas y lo graciosa que es lo que estamos viviendo.

Junkyu es guapo, hasta su forma simple de vestir, y las gafas desgastada que se deslizan por su nariz. Es raro, y no oculta sus manías, y puedo jurar que le gusta el orden, pero hay algo atractivo en todo lo que hace. No puedo concentrarme en la película, porque mi mente me grita que es lo más cercano que tendré a una cita casual en mucho tiempo, como una simulación.

¿Por qué no les agradas?— Mi duda sigue en pie. Puede que sea de esos chicos inteligentes, que participan en todas las clases, y adoran la atención, y no saben callarse u opinar a donde no les han llamado.

Porque soy el marica del curso.— Era mi segunda opción.

Oh amigo, no te llames así...— Odio esa palabra.

Ni siquiera lo saben, solo lo suponen, y es muy estúpido de su parte pensar que lo soy por la manera en que actuó o visto, no tiene nada que ver.— Algunas personas de puestos más abajo intentan asesinarnos con la mirada.— Sí, lo soy, pero sigue siendo tonto que lo supongan por eso.

—Sí... que tonto.

El resto de la película la vemos en silencio. No dimensiono aún lo cruel que son las escuelas en países tan conservadores, pero de lo que si estoy seguro es que probablemente el chico que ha pasado junto a mi las últimas horas es mi nuevos "crush", y es asombroso porque ningún chico me había llamado la atención en esta ciudad, tal vez porque me salté todo el proceso de averiguar su sexualidad.


y ¿Por qué no sales con tu novio?

—¿Qué pregunta es esa? Claramente no tengo uno.— El tipo se la pasa bastante a la defensiva, tal y como yo.— ¿Por qué  tu no estás con tu novia?

—¿Por qué supones que me gustan las chicas?— También ha sido fácil decirlo.

No pareces...

—Bien, estás haciendo exactamente lo mismo que tus compañero idiotas.— Creo que le he callado— Pero sí, me gustan las chicas.

Lo siento por supon-

—Y también los chicos.— Río por lo confundido que se ve.— ¿Eres bifobico?

—¡No! bueno; se acabaron las preguntas, hablas mucho.— Puede que tenga razón.— Ya tengo que irme, dame tu número.

—Me ha sonado a demanda.— Y puede que me esté pasando un poco con él, pero su semblante enojado es tan tierno como sus pucheros.— Vale, entonces ¿Nos volveremos a ver?

—Pensé que hablé claro, no más pregunta.

intercambiamos números, y por mucho que odie cuando Jeongwoo me deja plantado, debo agradecerle por haberlo hecho la tarde de hoy.

kisses on a page;; T r e a s u r e.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora