Doshiho

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—Female au.
—Fluff.






"Play with me"
Narra: Doyoung.





Jueves, mi día favorito.

El coliseo está repleto de atletas. Pero hay una, entre todas, que siempre obtiene mi atención, y la de muchos en este gran lugar.

La sala que le asignada es la última. Solo hay dos en el espacio de entrenamiento que construyó la escuela, hecha estrictamente para danza moderna y ballet. Practico ambas, es lo que me apasiona.

Mi otra pasión, es ver a Mashiho, por lo menos quince minutos antes de mi practica, jugar baloncesto.

El equipo fémino de mi instituto es de los mejores, en toda la región. Mashiho es una super estrella, y hace parte del grupo nacional "Junior", con tan solo dieciséis años de edad, y recalco esto porque la mayoría de sus compañeras que pertenecen también a la liga tienes entre dieciocho y diecinueve años.

Estoy enamorada de la chica más bonita y talentosa de toda mi ciudad. Aunque no he tenido una buena oportunidad, hoy saldremos a comer después del entrenamiento. No seremos solo nosotras, tenemos amigas en común, pero espero por lo menos poder obtener una sola interacción.

[♡]

Como en todas las ocasiones, termino hecha un desastre. Mi piel toda sudada me demanda una larga ducha, y mucho perfume. Me dirijo hacía esa zona en particular, y las vestuarios llenos de mis compañeras me intimidan. Se ha corridos el chisme, supongo que todas conocen mis preferencias, y eso es lo que me pone ansiosa, pensar que les incomodo. Nadie me da muy malos tratos, pero solían ser muy cariñosas conmigo, cosa que ha cambiado con el tiempo, a excepción de Hyunsuk, mi amiga más cercana.

—¿Estás lista campeona?

—Después de que me bañe, tal vez.— Las dos sonreímos, ella con algo de picardía, acción que me arrebata una mueca.

La aparto con facilidad, ventaja de ser una de las más altas. Y como si le hubiese invocado tan solo con la mente, Mashiho se atraviesa justo en mi camino, segundos antes de entrar al cubículo.

—Doyoung ¿Tienes loción?— Siempre cargo con una, tiene mucha suerte, y yo también, porque me ha hablado.— Se me ha olvidado la mía en casa, y me gusta mucho la tuya, siempre hueles muy bien.

Mi respuesta predeterminada a cualquier favor que Mashiho me pidiese, se ve afectada por lo que ha mencionado al final.

—E-ehm, Claro.— Me odio. Cuando llegue a casa, repetiré esta conversación una y otra vez, solo para crear un lío entre tantos que me carcomen la consciencia.

Me pregunto como reconoce mi olor, pero al segundo recuerdo que siempre compartimos la fila para la cafeteria en el recreo, y por pura coincidencia llegamos casi siempre al mismo segundo, solo eso.

[♡]


Mashiho camina al otro lado de la cera.
Somos cuatro chicas, que siguen el rastro de otro grupo más adelantado. El anden por momentos es más angosto, así que busco el lado de Hyunsuk a todo costa, mientras a mi amor platónico le encanta deslizar sus pequeños pies a un costado del cemento, sin importan las suciedad en sus convers negras, o la forma en que su cabello se despeina a casua de los automóviles que van a toda velocidad.

Le gusta vestir de muchas tonalidades, combinarlas, esa es su marca propia, como también los es saltar tan alto, más que cualquiera de sus compañeras con más centímetros de sobra. Mashiho no necesita de eso para lograr destacar.

Entonces llegamos a la heladería, que anteriormente sería una cafetería, o el cine, pero a todas nos ha provocado un refrescante helado. Me atrevo al buscar el lado de mi objetivo, con una sonrisa incomoda, llena de emociones que pocos puede deducir, pero que trato de esclarecer nada más para que mi chica sepa lo mucho que estoy feliz de estar aquí, junto a ella.


Mi chica. Suena estupendo.

—Quiero uno de chicle, ¿Y tú?— Me ha encontrado primero.



—De fresa.— Escucho un chasquido proveniente de su boca, pronto veo una sonrisa, de esas que solo muestra cuando hace un pase limpio. Triunfante.

—Lo sabía, tienes cara de amar el helado de fresa, y también disfrutar de largos maratones de series como "the office" o "the 70's show"— No se equivoca, me aterroriza lo predecible que soy. Me preocupa ser aburrida.

—Tenemos mucho en común. Lo supe por el tipo de música con la que calientas— Enumera todo lo que dice. Un acto tierno— No te espío, pero es escalofriante como solemos estar juntas en casi todo, como si fuese el destino ¿No te parece?

Obligué al destino mucho tiempo a trabajar solo a mi favor. Claro que se trata de él.

—¿Estás segura que no lo haces?— Bromeo, y siendo sincera, podría jurar que la demente soy yo.

Reímos, y el ambiente está lleno de complicidad, tanto que se nos olvida ordenar... Vaya.

—Puede ser, pero no es nuestra culpa. Siempre he querido ser tu amiga, podríamos serlo, solo demos romper con esta extraña barrera.— Es lógico, pero mis sentimientos van más allá. Aún así, me conformo con una maravillosa amistad, porque sé lo mucho que es querida por sus cercanos.

Hyunsuk me ha repetido en variadas situaciones lo buen partido que es. Paciente, deportista, inteligente, amable, chistosa, independiente. En cada pijamada que planeamos, siempre surge la conversación, y ya que somos dos, no creo que sean simples idealizaciónes mías. Mashiho no es la simple chica ficticia que cree en mi cabeza para llenar mis vacíos sentimentales, como con muchas ha pasado.


Le he visto triste, también solo comprar un pequeño caramelo de almuerzo, enojarse al fallar, maldecir. Conozco detalles de muchas personas en mi al rededor, al final he compartido el coliseo en los últimos cuatro años con muchas de ellas, incluyendola. Para mi mala suerte siempre nos acercamos a la otra para simples favores a pesar del tiempo.

—Los trofeos de tu grupo de danza pronto opacaran los de nuestro equipo.— Caigo en cuenta del silencio prolongando que casi provoco.— Estoy orgullosa igualmente, sé lo mucho que Hyunsuk quería esto.

Claro, ella es nuestra líder, y adora guiarnos hacía cualquier victoria.

—Gracias, pero no creo que eso suceda. Ustedes son realmente buenas, sobre todo tú, eres una fiera en los partidos.

Puedo ver rutas en su nariz y orejas. Siempre imaginé que estaba acostumbrada a esos comentarios.

—Que buen cumplido. Me toca. Tu bailes es muy poderoso, en cualquier estilo que te propongas.

Comprendo la razón de nuestra propia naturalidad al hablar. Siempre esperamos este momento, un primer paso.

—Podrías enseñarme a tirar el balón.— Propongo.


—Podríamos jugar juntas.


Claro que lo haremos.

kisses on a page;; T r e a s u r e.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora