Haruhoon

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Bromance.







"Wash my hair"
Narra: Haruto



Acostumbro a lavar, por lo menos tres veces a la semana, mi cabello. Para mucho es una exhalación, otros dirán que es muy poco comparado con todo el entrenamiento diario que tenemos.
El punto es que, se ha convertido en mi hora sagrada. Pero desde que me lastimé en brazo ensayando, me veo en la obligación de llamarle tortura.

No lo puedo hacer solo, y eso me está matando. También necesito ayuda para comer, porque en ocasiones estamos cortos de tiempo, y mi brazo disfuncional es justamente con el que escribo, además de hacer otro par de cosas.

Mashiho me permite bañarme en su tina, porque conoce mi rutina de aseo al momento de ducharme, parecida a la suya, aunque me pide siempre que antes de salir, deje agua hirviendo al fondo, y no quiero saber la razón.

Se me dificulta quitarme la ropa. Creo que voy a llorar, porque ya estoy en el baño, y se me ha olvidado que ahora soy un bueno para nada.

Por suerte no he cerrado la puerta, y como un ángel caído desde las entrañas más oscuras del universo, plagada de estrellas, sin exagerar, Park Jihoon entra, sin tocar. Se pase por la habitación de Mashiho, tal vez buscándolo, antes de verme parado, justo al fondo la luminosa ducha.


—Ruto, en menos de  hora y media, vendrán a buscarnos. ¿Necesitas ayuda?— No ocultó mi desesperación, así que mueve mi cabeza de arriba, hacía abajo, con angustia.— Está bien. Déjame quitar todo los trapos sobre ti.


Se posiciona frente a mi, antes de tomar las esquinas de mi camisón y subirlo. Es delicado cuando viene la zona de mi brazo, lento y precavido, mientras yo cierro los ojos, esperando sentir una punzada de dolor, que nunca llega. La tela roza mi rostro, y por fin puedo respirar.


—Ahora lo de abajo.


No necesito mucha ayuda para esa parte, pero antes de poder hablar, me sienta sobre la tapa de plástico que cubre el inodoro, y me saca los pantalones con más velocidad. Me siento atendido. Mi madre se ocupaba de mi cuando enfermaba, entonces algo de nostalgia se instala en mi mente, mientras Jihoon llena la bañera con agua tibia.


—Está lista, espero que te guste.— Me ayuda a colocarme en pie. No tengo dolor en piernas, pero Jihoon me trata como si hubiese caído se un segundo piso. Estoy agradecido de todas formas.— ¿Quieres burbujas? ¿Algo de olor?


—No, gracias.— Reímos, porque la situación lo amerita, y me sumerjo en el agua hasta la barbilla.— Bueno, tal vez algo de espuma, ya sabes...


—Uh, okay.

Toma el jabón favorito de Mashiho, y estoy seguro que ha echado medio envase en el agua. Los dos movemos nuestras manos, para apresurar el efecto, y en tan solo diez segundo, porque los cuenta, la bañera está plagada de burbujas, y loción. Mi brazo lastimado está suspendido, fuera de la tina, está rodeado se plástico, pero no me gusta mojarle ni un poco.


—¿Estás cómodo?


—Sip.


Nos quedamos en silencio un par de minutos, mientras Jihoon revisa su celular. Está buscando algo, y no sé lo que es, hasta que colocaba la primera canción.


—¿Quieres que lave tu cabello?— Actúa extraño, generalmente no es tan complaciente, sin antes hacer una broma.

—Claro.


Se compromete a buscar todo lo necesario, y le explico mi rutina. Echa en acondicionador en la palma de su mano, y después lleva esta a mi cabellera. En un principio le noto desconfiado, pero en tanto toma confianza, sus dedos se mueven por cada esquina. Cierro los ojos, principalmente porque no quiero que ardan, a causa de una gota traicionera.



—Tu rutina es muy extraña.


—Lo sé.


Disfrutamos de la música, mientras Jihoon deja masajes por toda mi cabeza. Yo me encargo de las otras partes de mi cuerpo.


—Es hora del Shampoo.

Huele a frutos rojos, y tanto a Jihoon, como a mi, no encanta ese tipo de esencia.

—Creo que vendré también, de vez en cuando.— Mashiho lo impediría a toda costa.

Salpico agua, como un reflejo, pero Jihoon se lo toma personal, porque me observa como si lo hubiese traicionado.

—¡No te atrevas a mojarme!— Me hace gracia, así que lo hago de nuevo.

—¿O qué?


—Tendré que quitarme la camiseta.— Lo hago una vez más, y me retuerso internamente de dolor, porque sin querer hice un mal movimiento, que afectó a mi inútil brazo.


—Okay.

Lo dijo en serio, y no es como que me moleste. Le he visto muchas veces sin camiseta. La deja fuera de mi alcance, y yo abulto mis labios.

—Espero que ahora estas feliz, si tanto me quería ver.— El comentario no me afecta, pero pasados unos minutos? empiezo a sentirme nervioso. ¿A qué se refería? No lo hice pare verle desnudo.


—Estás demente.


Ahora coloca la crema hidratante, y el silencio comiendo a matarme. En serio no era mi intención, no me molesta, pero tampoco disfruto verle desnudo. Bien, tiene buen cuerpo, todos lo sabemos, pero no significa que me muera por clavar mis ojos en él, o algo por el estilo.


—¿Tanto te afectó? Era broma.— Y yo tampoco entiendo porque me la he tomado tan a pecho, pero me mantengo nervioso, así que no contesto.



Terminamos la hora de la ducha. Me ayuda a salir, y me cubre con la toalla. Busca la ropa que he dejado en la entrada, y se voltea mientras cambio mi ropa interior, que es para mi alivio lo único que no se me dificulta.


—Listo.

Se acerca para ayudarme con lo demás. Coloca mi nuevo camisón, y la sudadera más cómoda que encontré. Seca mi cabello con una toalla a parte, al igual que mi rostro y brazos, como extrema suavidad. Está concentrado, tanto que mi corazón me pide explicaciones de su comportamiento. Es muy tierno, y no recordaba la última vez que alguien me había tocado, con tanta delicadeza.


—Creo que ya cumplí con mi deber.— Los dos intentamos reincorporarnos, pero no es hasta que entra Yoshi, y le avisa a Jihoon que deben partir, no sin antes dejar un paquete de golosinas para mi, sobre la mesa de estudio que utiliza Mashiho.




—Gracias. Suerte en la práctica.


—Suerte aburriendote, sin mi.— Se acerca tan rápido, que no proceso del todo cuando sus labios tocan mi mejilla. Lo hace a menudo, pero siempre intento esquivarlo, esta vez no, y ambos nos sorprendemos, pero su expresión cambia rápidamente a una sonrisa.— Espero que tengas tiempo para pensar en esto.


No dije algo más, así que se fue como todo un niño feliz, que ha ganado un premio. Me cuesta entender, pero tengo toda una tarde para hacerlo.

kisses on a page;; T r e a s u r e.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora