"𝑬𝒍 𝑷𝒓𝒊𝒏𝒄𝒊𝒑𝒊𝒐 𝑫𝒆𝒍 𝑭𝒊𝒏𝒂𝒍"
—¿Qué sentías por ellos cuando eras pequeña? -preguntó la doctora Williams.
—Creo que es obvio, ¿no? ¡Los odiaba por el simple hecho de ser unos idiotas! Una genio como yo nunca debió estar en las manos de esos cabrones, hijos de puta. Hicieron que la secundaria fuera una prisión. Chavales sin cerebro, solo parloteando tonterías que afectaban a los demás; a mí, por ejemplo. ¡Nunca debieron entrometerse en mi camino!
—¿Sabías lo que estabas haciendo?
—Por supuesto, hubo satisfacción con cada uno. Fue entonces cuando supe que al fin estaría en paz: sin burlas, sin amenazas, sin idiotas que pudieran traicionarme. ¿Sabes qué? ¡Los odio! Incluso aún después de su muerte. Todavía creo que no fue suficiente.
—¿Por eso escribes un libro donde vuelves a matarlos? Es muy inteligente de tu parte.
—Yo, del mismo modo he actuado como una idiota. Si hubiese sido demasiado inteligente... ahora mismo no estaría aquí. ¿No crees? A causa de una supuesta enfermedad tengo que estar bajo terapia pudiendo vivir la felicidad que yo misma me había dado... ¡Si reencarnamos todos, me aseguraré de asesinarlos de todas las formas posibles!
—¿Aún no quedas satisfecha con tantas muertes? —levantó sus lentes y dejó caer sobre la mesa las fotografías de cada uno de los asesinatos.
Tomé las imágenes entre mis delicadas manos que recién comenzaban a secarse, luego de haberlas empapado de sudor por el nerviosismo, para observarlas y volver a saciarme de su dolor, pero no pude reconocer a ninguno. ¡No eran mis crímenes!
—Ellos no han sido a los que he matado. Estos no son —le eché de regreso las iconografías.
Se levantó la doctora muy enfadada y azotó sus manos en el escritorio.
—¿Cómo carajos no van a ser? ¡Has dejado a todas sus familias solas porque tú los mataste!
—¡No son ellos, entiende!
Me levanté de la silla y también contraje mis manos en la mesa. Ante esta acción ella me volteó de una fuerte bofetada. Tomó mi cabeza y pegó mi vista nuevamente en las fotografías. Su carácter no permitía que alguien quisiera revelarse contra ella y, según dicho por sus propias palabras, no toleraría mis "berrinches".
—¡Mataste a aquel que amaste! Les dejaste un gran dolor a su esposa y a su hija. ¡Aniquilaste a una maestra! ¡Te deshiciste de tres universitarios! Ah, y no olvidemos a la que pudo ser una madre. ¡A todos ellos los eliminaste de tu vida y me dices que no los conoces! —gritaba intentando provocarme un remordimiento, pero no lo logró. Además de no reconocerlos, si aquellas personas se merecían ese jodido castigo jamás me causarían ni un mínimo estrago.
Por último, castigó mi rostro contra la mesa. Me hizo sangrar la nariz, mas no eran aquellas víctimas las mías. ¿O sí? Además, en ese mismo instante supe que algo en mí ya se había controlado y era el querer llorar cuando notaba ver la sangre sobre alguna parte externa de mi cuerpo. Con el dedo de en medio froté mi nariz empapándome de líquido rojo haciendo que por mi mente y cuerpo solo se me atravesara un sentimiento de inmensa fuerza a lo bruto. La valentía vino a mí, en lugar de asustarme o hacer pucheros como los que hacía cuando estaba en casa a un lado de papá. Yo no podía decir la típica frase de: "la vida me hizo madurar", más bien, la crueldad del lugar del hospital y de mi "doctora", me hicieron querer ir en contra de casi todo.
—¡Te equivocas! Yo no he exterminado esos cuerpos. No los conozco. ¡Y deja de azotarme, cojonuda! —escupí sobre ella sabiendo que aún tenía fuerza de voluntad en mí para no acobardarme en el momento del regaño que recibiría.
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𝐃𝐞𝐥𝐢𝐜𝐭𝐢𝐯𝐚 𝗜 "𝑬𝒍 𝑷𝒓𝒊𝒏𝒄𝒊𝒑𝒊𝒐 𝑫𝒆𝒍 𝑭𝒊𝒏𝒂𝒍"
Mystery / ThrillerEllos hicieron de mis últimos días unos tormentos: tormentos tan poderosos que acabaron con su vida misma. Se empeñaron en tratar de destruirme y verme derramar lágrimas por ellos, algo que consiguieron: lograron hacerme llorar por la desesperación...