Niñatas Parte 1

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Mis sábanas estaban intactas y la cerradura de mi puerta parecía normal. Por esa vez sentí la limpieza en mi pureza. Quizás esa noche no habían abusado de mí. A pesar de estar más relajada, no podía salir hasta que abrieran todas las puertas y a las 5 de la mañana no era muy frecuente que todos estuviesen despiertos y dispuestos para desayunar. Aún estaba un poco oscuro y la luna todavía resplandecía brindando así, un poco de luz. Canté una canción para yo misma hacerme compañía, aquella melodía de la película que amaba de pequeña: —"siempre soñé que podría ser como un cuento ideal, mi fantasía al fin...pero no hay nada más que soñar" —estaba por volver a dejarme caer en la depresión, luego recordé que Andréh dijo que iría por mí y me puse ansiosa... ya quería que todos despertaran, tanto que de no ser por la puerta y el candado iría a tirarles agua en la cara para que lo hiciera.

¡Por primera vez de mi estancia en el hospital me sentía deseosa por salir con uno de los médicos!

Entonces regresó a mi mente lo que escribía en mi libro; sólo coloqué un par de heridos, un poco de psicopatía y, tal vez cientos de homicidios, pero ¡nada grave! ¿Quién no asesina en su libro para hacerse el interesante? Los mejores lo hacen, así que, ¿por qué yo no?

¡Williams me encerró por sus locuras! ¡No había razón alguna para hacerlo! Y, sin embargo, luego de que tanto sufriera en el hospital; soñar con que algún día mi libro sería leído era lo que me mantenía en pie. ¡Viví de todo! Violaciones, inyecciones, drogas, alucinaciones, gritos, golpes, mentiras, manipulaciones, euforias; lo único lindo en mi vida sería poseer en mis manos el gran libro esperado escrito por la única e inigualable Chiarola Bonfert y poder recalcarles en sus horribles rostros a todos los que aseguraron que sólo sería una asesina que no lo fui y logré ser un ícono de las grandes literaturas. ¡Tenía que recuperar mis notas! O de otra forma empezaría a rayar mis paredes por la ansiedad y entonces me volvería paranoica de verdad.

Debía luchar por volver a ser yo para así demostrarles a mis padres que no era la inútil que tanto decían... que pude superarme por mí misma sin sus abrazos, sus besos, su aliento, esos que tanto deseaba en mis malditas noches de amargura y dolor, aunque nunca se los hubiera confesado.

Sólo faltaba esperar una hora más para ya salir de mi habitación e ir a comenzar el día con la pesada de Andrea. Era un tanto lamentable.

Una hora más tarde...

Al fin sonaron los timbres para el desayuno. Todos los enfermeros y médicos despertaban a los suyos para concentrarnos en orden alrededor de las mesas. De alguna forma era bastante lindo ver a muchas bolas vestidas de blanco por aquí y por allá; azotando puertas de quien no estuviera despierto y dejando en libertad a quienes sí.

Todos queríamos salir a gozar como los demás psiquiatras dejaban a sus pacientes, pero por desgracia, al ser asignados por la más controladora no teníamos el mismo privilegio. Por su parte, Williams mantenía un orden más estricto y manipulador donde ni "los más peligrosos" podríamos escapar. Los escasos, pero vultuosos psicópatas y sociópatas también fueron domados y exiliados de sus costumbres asquerosas.

Todos salíamos al pasillo y debíamos formar una fila, mientras ella aguardaba al final de este con sus aliados preparada para mutilar las mentes muertas de los mejores asesinos —¡Hoy es un nuevo día, perras! —escuchábamos todos a través de sus escalofriantes ojos. Si no teníamos características de esquizofrénicos, ahora las teníamos por las voces que imaginábamos debido a las ansiedades provocadas por su presencia.

Formados como niños idiotas de preescolar esperábamos para los primeros regaños de la mañana y, por supuesto para las recalcadas en la cara la tanta mierda que éramos. ¡Qué emoción!

𝐃𝐞𝐥𝐢𝐜𝐭𝐢𝐯𝐚 𝗜 "𝑬𝒍 𝑷𝒓𝒊𝒏𝒄𝒊𝒑𝒊𝒐 𝑫𝒆𝒍 𝑭𝒊𝒏𝒂𝒍"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora