Psicosis

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Un mes después...

Hemos conseguido algo muy bueno para todos nosotros los enfermos. El director implementó una nueva modalidad en la que los bien portados tendremos la oportunidad de salir los fines de semana. Por fortuna, Lexy, algunos más y yo fuimos elegidos. Nuestro noviazgo iba relativamente bien en lo que cabe ser. Ese sábado saldríamos para pasar la tarde juntos como bobos enamorados; como un loco para su loca.

-¿Qué haremos hoy? -pregunté teniendo mi mano enlazada a la suya, realmente como una mema ilusionada que no lo demostraba firmemente, ya que, la cara de amargada era siempre la misma.

-Primero que nada, disfrutar nuestro primer atardecer juntos estando fuera. Haremos una fiesta, o tal vez un festival, o quizá solo lo podemos gozar teniendo algo de sexo, o qué sé yo, incluso estar sentados en una banca si eso significa pasar contigo sintiendo tu rico y delicioso aroma de interna; "hueles a hospital, nena".

Casi totalmente me moría de la risa por esa última frase, que prácticamente para nosotros era como ejercer un halago.

-¿Amas el olor a pastillas?

-Adoro tu hermoso perfume a jabón barato sobre tu distinguido y muy a la moda uniforme de reclusa - Pausó brevemente dejando así su tono gracioso para retomar uno completamente serio, tierno y firme, que tomaba cuando hablaba algo con verdad-. Me encanta tu esencia de enferma... de enferma en terapia.

Lógicamente no iba a decirle así simplemente *te amo*, no era nada mi estilo, pero esa frase la interpretaba él cada vez que sentía a mi cabeza reposar sobre sus hombros estando en completa tranquilidad.

-No tengo nada acertado para este fin de semana, aunque lo que sí es seguro, es que te contaré algo que va a encantarte, flaca - añadió apaciguado.

-¿Es en serio?

-Claro, conmigo todo es aventura -sujetó mi frente y plantó en ella un besito.

Y así sucedió, cuando por fin fue sábado como amantes cobardes pero que morirían juntos decidimos cruzar esas enormes puertas, aunque con un maldito permiso sobre los uniformes y con un chip de rastreo que nos habían introducido con el líquido de una vacuna la primera vez que nos dejaron libres. Algunos se negaron a disfrutar esa gran oportunidad y sobre la línea hacia su libertad condicional se echaron a llorar, retrocediendo lentamente; en sus mentes parecía épico y conmovedor, sin embargo, para mí era un detonante que casi me provocaba un ataque de pánico que podría haberse seguido por algún desmayo...afortunadamente Lexy sabía perfectamente qué hacer y jamás permitió que esos malestares volvieran a mi cabeza para destruirme justo en el peor de los momentos. Cubrió mis ojos, me sujetó las manos y susurrándome al oído me pedía seguir avanzando. A esos otros, su misma suerte les quitó el privilegio de ser considerados y, por consecuencia, ganaron el mantenerlos más tiempo bajo observación. Tomando esto como referencia no podía entender cómo era que Williams no se había aferrado a retenerme, pero sobre el escritorio de recepción Andréh con una sonrisa jugaba con mi ficha de autorización. Una vez más, él había sido mi salvación.

Cuando estuve más tranquila, Alexys dejó de jugar con mi cabello y decirme que todo iba a estar bien para posteriormente mostrarme que a lo lejos había un pequeño parque de diversiones.

-Mira hacia allá, jamás me dejaron ir porque no debía juntarme con esa gente.

-¿Piensas ir ahí?

-Sí.

-¡Pero hay niños!

-¿Y eso qué?

Nos señalé de arriba hacia abajo.

-Se supone que somos enfermos mentales, pensarán que hemos escapado.

-Somos enfermos mentales y también los médicos nos dejaron salir, Chia.

𝐃𝐞𝐥𝐢𝐜𝐭𝐢𝐯𝐚 𝗜 "𝑬𝒍 𝑷𝒓𝒊𝒏𝒄𝒊𝒑𝒊𝒐 𝑫𝒆𝒍 𝑭𝒊𝒏𝒂𝒍"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora