Dos locos

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No supe más nada de lo sucedido por las siguientes semanas del mes que duraban las sesiones de prueba. A la larga y luego de varias sesiones más el comportamiento de Andrea cambiaba considerablemente y al parecer se había hecho buena amiga de la joven Spejel. Ya sonreía de vez en cuando, aunque, claro, no se daba el lujo de abandonar su esencia y lo amargo en su forma de ser lucía como un estado de comportamiento permanente. Pero solo el rostro no le cambiaba porque el alma quizás sí se le ablandaba. También porque se convirtió en una especie de tutora para Steve y de alguna manera indirecta sus ganas frustradas de ser madre se relajaban un poco cuidando de él. Tuvo suerte, ni siquiera se mortificó en tener que amamantarlo, ni cambiarle el pañal o enseñarle a caminar y su "hijo" ya hacía uso de conciencia por sí solo. Sin embargo, con ambos, tanto con Stephania y con Steve precisó de desempeñar un papel muy importante y todo un reto para ella. Necesitaba descontaminar del mal a las mentes de los que ahora eran su preocupación... sin tener que ser agresiva o despiadada. Supongo que por eso comenzaba a cambiar y el buen humor nos beneficiaba inclusive a nosotros.

Todavía seguíamos teniendo descansos después de un mes y con Alexys todo parecía funcionar realmente bien; como un cuento de princesas donde en lugar de estar en un castillo y con doncellas, era un hospital recién remodelado con una loca como protagonista. Me protegía, me mimaba y hacía que mis días en el hospital desde el momento en que lo amé fueran menos jodidos. Yo realmente me sentía estúpida pero felizmente enamorada. Estuvimos muchos fines de semana por la tarde teniendo algo de sexo que nos hacía mucha falta a ambos, y aunque por las miles de violaciones que había sufrido tuve mucho miedo, él hizo lo posible para que lo psicópata no se le saliera en el momento.

La primera vez fue en uno de los departamentos que su padre le había regalado y que de alguna manera había conseguido colarse las llaves en una de sus cadenas.

Comenzamos por unas charlas profundas sobre el abismo de la conciencia y el cómo vivir ahogados en la inconciencia, luego de platica en platica y de secreto tras secreto él terminó detrás de mis pequeñas y flacas caderas. Las apretaba como para no dejarme escapar y me penetraba al son de los latidos de su corazón. Después me recargó en una arista de la mesa de cristal para posteriormente pescarme por delante y descubrir mis blancos y dulces pechos. Me comía los labios a besos, mientras elevaba mis piernas hasta sus caderas para que ellas abrazaran a sus nalgas. De repente, comenzó a bajar con su boca por mi cuello hasta llegar a mis senos y con solo sentir su respiración chocando en ellos... descubrí que ese era el punto vicioso de mi excitación. Él también lo percibió y jugó con ello a su favor, los succionó levemente y salió de ellos mordiendo ligeramente mis pezones de chocolate, como los hacía llamar. Luego conoció y disfrutó todos los pares de labios que tenía e hizo saber que de todos estaba tontamente enamorado. Sin dejar pasar tiempo, volvió a introducir su miembro en mi sexo, aunque lo hizo con calma. Tomó mis manos y entre besos me hablaba cosas tiernas y no dejaba de preguntarme indirectamente si me encontraba cómoda y segura.

Por primera vez en mucho tiempo, mi sexo iba al ritmo de una buena cogida y me sentía llena de vida y a la par, mi vagina también. Mis hormonas me lo agradecieron en ese momento y después continuaron exigiéndome más.

Cuando terminamos de hacerlo y en los días posteriores en los cuales seguimos manteniendo relaciones sexuales y amorosas me sentí llena de amor y confianza; Lexy en realidad parecía ser mi alma loca gemela y todo perfecto y divino hasta que supe la jodida verdad...

Pero mientras tanto... Steve y Fanía eran un bendito y beneficioso enigma, aunque, verdaderamente la que me atraía más era Spejel. Siendo sinceros cada vez que la cachaba mirando a Andrea, lo hacía como si estuviera viendo a una diosa y sí, Williams era una diosa... de las más hijas de puta, malparida por una zorra; solo no lograba comprender qué había de admirable en ello. Y si Andrea la atrapaba con la sonrisa y mirada hacia ella, lo correspondía de la misma manera.

𝐃𝐞𝐥𝐢𝐜𝐭𝐢𝐯𝐚 𝗜 "𝑬𝒍 𝑷𝒓𝒊𝒏𝒄𝒊𝒑𝒊𝒐 𝑫𝒆𝒍 𝑭𝒊𝒏𝒂𝒍"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora