Finalmente habían transcurrido ya los siete días para poder despedirnos de oxidados y empolvados barrotes para caminar hacia la claridad; o sea, un pasillo lleno de luces, pero que mínimo era mucho más renovado y cómodo: comprensible a lo que nos pasábamos pagando mensualmente.
Nos sacaron de las celdas como los más prestigiados... delincuentes.
Como liberados de un experimento uno a uno con esposas sobre las muñecas salimos lentamente. Íbamos apresados porque básicamente toda salida y escapatoria del hospital estaba totalmente accesible para salir huyendo de allí en cuanto pudiésemos, no dejando de lado que también éramos más de 100 pacientes libres y muy pocos guardias. El único salvado de esa aprensión era el pequeño Steve, que por decisión de todos los superiores tampoco regresaría a casa hasta que el estado decidiera algo concreto respecto a su caso.
Ya todos formados en orden fueran de nuestras respectivas habitaciones y con un vigilante a nuestro lado, Andrea comenzó a dictar las indicaciones.
—Bien, chicos, los de adicciones irán a casa con una fuerte medicación regulada que no pueden alterar ni abandonar por su propia cuenta. A los demás, a sus casas llegará el reporte médico de sus avances y las recetas médicas con los nombres de los fármacos para que también lleven la regularización. Antes de salir se les agregará una última inyección, luego de ello, podréis iros solos dentro de las ambulancias que los dejaran justo en las puertas de sus casas aquellos que nombre en la siguiente lista. Por favor, formaros conforme escuchen sus apellidos: Andersson, Dagger, Flag, Gómez, Spejel y... ¿Bonfert? ¿Quién prescribió esta lista?
—El hospital mandó los nombres, doctora y solo apartó a los adictos.
—¡Realmente no lo puedo creer! —hizo su típico y maldito gesto de desaprobación hacia todo lo que "me beneficiara" queriendo no dejarme ir.
—¿Qué? ¿No puedes creer que solo aquí tú me veas como una loca? —hablé molesta por su trato injusto.
—¡Cierra el maldito pico o yo misma me encargo ahora de que no salgas ni siquiera para asomar las narices! —me la regresó casi quebrando sus propios dientes de tanta rabieta.
—Igual no hay mucho de qué preocuparnos, Williams... —se acercó Marcus para susurrarle algo que todos no podíamos saber abiertamente. Recibido el secreto aceptó dejarme ir a sueltas como por arte de magia—. De igual forma te mantendré vigilada, Bonfert. Anda a formarte con los otros, parasito.
Todos como imbéciles de secundaria estábamos formados para recibir una vacuna de último castigo antes de decirle adiós por dos semanas al hospital. Uno por uno, cuando llegó mi turno y la enfermera me colocó la mía me dolió bastante; hasta me hizo sangrar ligeramente, cosa que sin dejar pasar tiempo cubrí con el algodón.
Comenzar a avanzar para ir a casa era como ir pisando suelos ardientes con clavos en ellos. Más de uno se resistía a muerte envueltos en los brazos de los fornidos enfermeros. Las Dagger casi se regalaban a ellos para que hicieran lo mismo, pero no les salía muy bien que digamos.
Albert y Marcus, apareciendo inesperadamente me hicieron desestabilizar. Todos mis nervios se alteraron y casi que salgo llorando como los demás, por l mente se me cruzó regresar corriendo para esconderme de ambos o incluso a los brazos de Williams. La ansiedad me atacó de repente y solo necesitaba respirar con tranquilidad, pero sin hacerles saber que yo sola en el mundo exterior no estaría bien ni a salvo de mí misma y de mis inseguridades.
Repentinamente mientras avanzaba intentando mentalmente huir, con un impulso de pánico me regresé el rostro hacia atrás y la atrapada de Ander me hizo volver a la realidad.
—Ey, la salida está para allá —señaló las enormes puertas usando su pálida y delgada mano—. Aprovecha ahora que podemos huir... —susurró a mi oído y tomó mi mano luego de darse cuenta que se comenzaba a presentar en mí un ataque de terror, porque sabía perfectamente que cualquier fallo podría encarcelarnos a todos de nuevo.
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𝐃𝐞𝐥𝐢𝐜𝐭𝐢𝐯𝐚 𝗜 "𝑬𝒍 𝑷𝒓𝒊𝒏𝒄𝒊𝒑𝒊𝒐 𝑫𝒆𝒍 𝑭𝒊𝒏𝒂𝒍"
Mystery / ThrillerEllos hicieron de mis últimos días unos tormentos: tormentos tan poderosos que acabaron con su vida misma. Se empeñaron en tratar de destruirme y verme derramar lágrimas por ellos, algo que consiguieron: lograron hacerme llorar por la desesperación...