Glyfalia. "El Libro Perdido"

Capitulo 25 Desconfianza

La mujer marco otra línea en su piel con un pedazo de piedra que encontró en la pequeña habitación, una fría y seca habitación, mientras su mente se dejaba llevar imaginando lo que soñaría esta noche, después de tantas horas sin saber exactamente de la veracidad de su existencia, imagino lo único que la hacía feliz; pronto el techo se volvió el papel en el que se plasmo el pasado, justo hace seis años, cuando la universidad podría echarse a la basura, y recorrer una nueva ciudad ejerciendo su trabajo, mismo en el que conoció a el hombre de su vida, sofisticado, alto, creativo y apuesto, era el tipo de hombre que te regalaría su saco nuevo por una brisa leve. Cada detalle en la lista de su hombre perfecto, la cumplía él, hasta que después de muchas citas, por fin debajo de la luna al cuarto para las once, el beso esperado por fin llego.

Esa noche bailo imaginando un futuro completo juntos, hasta que el sueño la derroto, y en la siguiente cita...todo se perdió, se veía tan bella sin esperar que seria el ultimo día que vería a su amor, que helado era el destino, hasta que ella llego, distrayéndolo con lo que mas amaba: los libros, no pudo pasar por alto ese pequeño puesto a punto de irse, en un auto. Se maldijo millones de veces por ir al local de los helados, mientras él seguía inocentemente a la mujer de lentes. No pudo evitar sentir la misma sensación de ese trágico día, esa sensación de temor, tristeza y, mucho odio.

Mismo que la llevo a ponerse de pie y gritar mientras tomaba las rendijas con sus manos, azotando cada vez más fuerte recordando el amargo sabor del helado; uno de los guardias azoto su lanza frente a Marga, provocando un sonido terrible, pero ella no dejo de exaltarse, estaba ansiosa por respuestas, desesperada por que no podía desaparecer la imagen de Marta engañando a su amado, y ahora, también a ella. Gritaba su nombre una y otra vez, hasta que termino con la paciencia del guardia, estaba dispuesto a abrir la celda y callarla a golpes mientras la amenazaba, hasta que un hombre de túnica azul llego del otro lado.

—¿Qué sucede? —pregunto al ver al guardia insertando la llave. Después de todo, el era de suma importancia en el castillo.

—No para de gritar y maldecir a la visita de la reina. Mi deber es mantener en paz el calabozo —respondió en posición de firmes, mirando con desprecio a la humana del otro lado.

—...Descuida, hablare con ella. Ordenes de la reina Carolina.

"La reina Carolina" otra vez ese nombre, aun no podía deducir en que año estaban, pero le seguía confundiendo el aspecto de cada persona que pasaba frente a ella. Necesitaba salir de aquí lo antes posible, esa tal reina debía saber lo que le sucedió a su amado, ella era quien lo sabría todo. En cuanto en guardia marcho, Mingh la observo con detenimiento, quería conocer por quien había mentido ahora.

—¿Qué estas viendo?

De inmediato lo noto, había leído claramente lo que estaba pasando, aunque debía descubrir la razón por la que no le aterraba estar aquí. No podía ser ninguna sobreviviente, definitivamente no era esa la razón por la que había terminado en una celda. Aunque sabia perfectamente quien era la visita de la reina.

—No conoces nada de este mundo, hablar mal de Carolina solo te traerá desgracias aquí; no sabes ni el más mínimo limite al que Marta puede llegar, ni mucho menos conoces lo que un tipo mayor con túnica puede hacerte, aun así, te salvo de llevar moretones en el rostro por una semana...Y, aun así, te atreves a comportarte de ese modo. Tu no estás aquí por casualidad.

Tras las palabras del hechicero, la mujer cambio su mirada y retrocedió unos cuantos pasos, le miro con atención intentando recordarlo en su "bienvenida" estaba segura de que recordaría a un perezosos enorme y viejo. Por un momento su rabia por maldecir y golpear a Marta se estaba desvaneciendo.

—¿Quién es usted? —Pregunto, ahora bajando su tono de voz.

—Eso vas a descubrirlo tú, mientras, yo descubriré quien eres. Ten cuidado, si no quieres terminar con garras y colmillos. Mi sugerencia es vital si quieres sobrevivir aquí: jamás hagas tratos con la reina ni con su...visita.