Capítulo 48. Las espinas, también están bien

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El castillo estaba lleno de guardias heridos, el servicio aun sin conocer de enfermería por mas de dos semanas, hacían todo lo posible por que sus compañeros sobrevivieran. Y aunque las perdidas fueron bajas, los daños temporales necesitarían menos de un mes para reincorporarse. Mientras trasladaban a la reina a su habitación después de tres horas curando y vendando su cuerpo lleno de hematomas, dio órdenes para ese mismo día. Mismas de la cuales Lepuef se encargo por dirigir; a pesar de que la guerra aun no terminaba, los guardias que huyeron y traicionaron al reino en la batalla, debían ser encarcelados de inmediato.

Ella los castigaría, el pueblo siempre estuvo conforme con el castigo de quienes le daban la espalda a Glyfalia. Sin embargo, Lepuef sabía perfectamente que pasaría con aquellos que fueran encontrados, al ver el estado en el que su reina se encontraba, después del sermón, serian la energía que ella necesitaba, en su habitación preferida.

Estaba cansado de esto, no toleraría mas que Carolina estuviera cerca de la muerte por tercera vez. Su corazón no lo soportaría, no supo de donde saco las fuerzas para tolerar no mover ni un dedo mientras le veía sangrar a brazos de la rubia. Estaba muy preocupado, tanto que, las ordenes de la reina comenzaron a ser más difíciles de respetar. Ver a Marga en una habitación aun siendo una enemiga, tal y como ahora lo hacía con Verónica, no le daba buena espina. Miles de cosas pasaban por su mente por realizar solo por su cuenta y, de las cuales estaba seguro de que conseguiría la información que necesitaban. Pero gracias a sus impulsos, su baúl fue decomisado, casi pierde la confianza de su majestad. No podía hacer mas que ayudarla en base a sus condiciones.

"Es necesario, Lepuef. Confía en mi" fueron las palabras de su reina al alejarse de la habitación de la nueva invitada. Él quería que ella entendiera lo mismo. Pero no fue hasta que, vio a la mujer aterrada, caminar hacia la mesa de té puesta en el jardín. Todo lo que Carolina predigo con su plan, al tan solo ver el rostro de esa mujer triste, supo de inmediato que ella seria su nuevo peón.

—Me alegra ver que aceptaste mi invitación —exclamo la reina al señalar moviendo su mandíbula ligeramente hacia la silla de frente. Debajo de los árboles color rosa. Siendo también está, la señal para que el sirviente se retirara.

—Aun no me acostumbro —La reina se veía impecable, como si nunca hubiera peleado, su sonrisa reflejaba la tranquilidad que necesitaba. Después de la historia que relato por la mañana, había dejado un sentimiento extraño de curiosidad y recelo ante aquella mujer, que alguna vez vio con zapatillas azules —Tengo muchas dudas.

—Ya tendremos tiempo para responder todas. Pero necesito que olvidemos nuestros últimos encuentros; desafortunadamente ambas nos hemos equivocado, yo me he equivocado —dijo mientras servía el té en dos tasas que combinaban perfectamente con el colorido jardín y su hermoso vestido floral —Nos parecemos más de lo que crees. Sabes...si me hubieras conocido antes, en la ciudad, en vez de ser la única a la que golpeaban. Dos manos más serian quienes gobernaran las calles. El silencio en que alguna vez vivimos, llego tan al fondo que ya nadie podía ver lo que podría rescatar. Dime, ¿no fue glorioso lo que sentiste después de defenderte sin límites?

Carolina relataba la pelea en la que su mundo casi termina. En donde la mujer menos esperada, callada, sumisa e indecisa fue quien tomo su lanza y encendió una nueva cara de sí, solo para defender lo que quería, lo que le pertenecía, la libertad que se le había arrebatado mas de tres veces. Levantándose y empuñar las armas que incluso eran deficientes, para moverse como la mujer decidida y fuerte de la que nadie conocía. Expresado la gratitud con la que ella misma se sentía en el momento en el que tenia a su enemiga a sus pies, esa emoción; no se comparaba a ningún reconocimiento que en su vida obtuvo, los niveles a los que llego su cuerpo con el objetivo indicado.

Glyfalia. "El Libro Perdido"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora