Verónica y Emyli, habían ahorrado para hacer el viaje de sus vidas durante mucho tiempo, cumplirían uno de sus mayores sueños desde que la noticia llego a la ciudad, ambas tenían buenos empleos, esta aventura era quizás la más imposible a la que se habían involucrado, abordar el primer viaje en el invento más prestigiado de la época: el avión. Habían escuchado de el en otros países, incluso en los reportajes de la radio era uno de los temas más escuchados y, sobre todo, esperado, sin embargo, no podían creer que el aeropuerto estaba listo es Bezmeck, ¡su ciudad ¡la construcción tenía años en proceso, y no había persona que no se asombrara al ver lo gigante que se volvía con el pasar de los meses.
Faltaba una semana para el vuelo que las trasladaría a Ditelil, una ciudad hermosa y turística, que también era una de las más soñadas por visitar, estaba al otro lado del mar, y cuando anunciaron que su primer destino era este, consiguieron una alcancía de inmediato. El director y creador de este invento, afirmaba que el tiempo de quince horas para su destino, se transformaría a tres, era una locura, además de prometer una hermosa vista a miles de pies debajo, no podían perderse esto.
— ¡Verónica! — grito la chica emocionada entrando a la casa, ignorando que su bufanda favorita había caído al suelo. — ¡Ven mira!
La chica de cabello rizado bajo rápidamente las escaleras, al escucharla gritar de ese modo, de todas sus voces esta era una de las icónicas. Al llegar al final de los escalones pregunto si toda esa emoción tenia algo que ver con el vuelo, cosa que la desanimo al ver su respuesta fue un libro nuevo que saco de su bolsillo la rubia.
Un libro que parecía muy antiguo, su pasta era gruesa, con una mezcla de colores verde y marrón en su portada, que no tenía absolutamente nada, más que líneas marcadas formando cuadro, tenia muchas texturas dentro del cuadro muy peculiares que le daban un toque histórico y elegante, aunque extraño, jamás había visto un libro igual, fue más extraño al no hallar información del autor ni de ningún código que defendiera de su existencia.
— Debí imaginarlo —sonrió, esa mujer amaba los libros, de no ser por su trabajo, todo el día se la pasaría encerrada al lado del librero — Es bonito. Pero ven, ayúdame a escoger. —Verónica también estaba emocionada, en un mes más, se iría a estrenar casa con el amor de su vida.
—Verás a Daniel, ¿no? —respondió mientras cerraba la puerta.
—¿Para qué te preguntaría cuál? —Dijo como si fuera lo más obvio, mostrando un vestido diferente en cada mano, como siempre uno el que jamás usaría y solo guarda diciendo que algún día lo usara.
Después de elegir, las mujeres conversaron de todas las historias que la gente conocía y solo faltaba profundizar en los detalles, cosa que era muy fácil averiguar para la mayor, pasaron los minutos hasta que el sol en su punto más fuerte, anuncio que era hora de ver a su prometido. Emyli se dirigió a la cocina, su estómago gritaba desde antes de llegar a casa, sus ojos se abrieron al ver que solo quedaba comida para dos días, y aunque amara salir, no quería desperdiciar su tarde de películas cuando Verónica se iba de casa, era el mejor momento para sentir cada escena como si de su vida se tratara, ese era el tipo de persona que la rubia era, pero, la situación lo requería.
La mayor bajo casi lista, poniéndose los apresurada, se le había hecho tarde, eso no era nada nuevo, Emily le recordó que se llevara llaves, su hermosa tarde tendría una pequeña pausa. Sin más se fue con aquel vestido azul brilloso, ella la conocía bien, era obvio que no llegaría hoy a casa, y probablemente tampoco al día siguiente. Así que no sería necesario ir de compras hoy, no había duda, hoy, la vida la amaba.
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Glyfalia. "El Libro Perdido"
FantasyLos libros pueden transportarte a lugares inimaginables, otro mundo muy distinto al que se conoce se hizo realidad, tras un accidente que debió terminar fatal ¿Cómo sobrevives con solo leer la página de un libro? Descubriendo el poder en manos equiv...