Capítulo 34. Sentimiento divino

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Se disculpo, durante esos días se disculpo con su hermana a cada hora, estaba caminando, comiendo, respirando con ella y, sin embargo, aún se sentía culpable de haberla hecho llorar tanto por intentar asimilar su partida. Verónica respondía siempre sonriendo que la mejor disculpa era seguir con vida, incluso hacia bromas sobre el asunto, estaba bien.

Al ver su estado normal de vuelta, el chico se alegraba de lo radiante que se veía, quería sacar la historia que le atormentaba en su garganta desde hace días; hace años que su corazón no palpitaba como cuando tenia los ojos posados en la chica de cabello negro, pero, en él las emociones se estaban adueñando de cada parte de su cuerpo, no poder hablarlo le estrujaba el estómago y su cabeza, a falta de su propio silencio no dejaba de retumbar, quería tomarla de la mano aunque el suelo fuera firme.

Los días habían estado tan tensos que solo dificultaban el hablar, la voz le temblaba cuando hablaba con Verónica de su vida antes de llegar a Glyfalia, con las manos inquietas sabia que ella las tomaría, lograría que sus palabras fluyeran entre su boca. El paso más difícil, era comenzar.

—Verónica —llamo a su lado, uso un tono tan distinto que la rubia camino más rápido para dejarles hablar. La mayor asintió sonriendo —Aunque no lo veas, estoy expresando tu nombre todo el tiempo...al verte sin preocupación en tu rostro, no sabes cuanto me alegra y, no quisiera arruinarlo...

—¿A que te refieres con eso?

—No, no tienes de que preocuparte, solo quiero que confíes en mí —ella no dejo de mirarlo, aun así, su mirada ya había cambiado, sus expresiones no lo demostraban, pero sus ojos, ellos suplicaron que no la lastimara.

Tenia que pensarlo bien, tal vez no era la misma Marga de hace un año. Recordó todos los momentos agradables que vivió con ella, era la única mujer que le acepto después de perder su empleo, a pesar del poco tiempo de conocerse, estuvo ahí, sin pedir nada a cambio mientras esperaba toda la noche por recibir la llamada prometida de hace una semana. Reían noches enteras y recorrían la ciudad cuando las horas lo permitían, aun así, no se comparaban a un día con Verónica.

Sus labios jamás habían ansiado tanto posarse con desesperación en unos ajenos, como ahora. Si se lo decía ahora, pensaría que tiene miedo de enterarse de un beso que nunca paso, no, no podía arriesgarse a decir palabras que no tenían sentido, lo correcto será demostrarle que no soltaría su mano ni en los más intensos terremotos.

—Tendrás toda mi historia cuando podamos beber café sin temor de la noche, solo necesitaba alguna forma de decirte que, te quiero —No existía otro brillo que amara más que el de esta mujer en sus ojos, volvería a decirlo todos los días, aunque eso le costara temblar hasta los huesos.

"La noche del invierno, en donde todas las familias se encuentran haciendo las compras para la cena inolvidable de cada año, prometiendo que este año lograran sus metas y, esta ves quitaran la piedra con la que se han tropezado más de cinco veces con lentes, el mes en donde la hipocresía tiene el mayor lugar en la mesa, mostrando sus mejores tácticas practicadas durante meses, justo eso que todos notaban y nadie mencionaba, ella se canso de ser siempre por la que mas usaban esas falsas sonrisas, era la tercera vez en su vida en donde adornaría el hogar para si misma, lo disfrutaba, no tenia que ser un día perfecto, pues la comida en su soledad incluso tenia un buen sazón, horneada con sentimientos puros mientras bailaba, sin usar ni una pizca de mentiras. Con una sola silla en la mesa el ambiente olía delicioso.

Sin embargo, su corazón no dejaba de palpitar y recordar esos ojos cafés con los que se topo en las escaleras después de hacer las compras, había visto días antes incluso ojos mas lindos que estos puestos en ella, pero él, él tenia algo diferente, sus expresiones serias al cruzar la puerta junto a esa mirada que decía: no te acerques, para ella solo era un hambre de curiosidad que no hacia mas que adueñarse de su mente a diario.

Glyfalia. "El Libro Perdido"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora