Capítulo 33 La voz del juego

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Ella seguía siendo deslumbrante, su perfecto caminar y esos modales que no perdía en ningún paso, aunque los esclavos la amenazaran, sus ojos eran tan hermosos que incluso con ojeras iluminaban toda la habitación, sus movimientos delicados y firmes al entrenar su magia se veían deseables, tan tentadores al igual que todos los rincones que la tela que su vestido cubría. 

La reina le mostraba a su mas fiel sirviente su gran avance, del que tanto le había hablado días anteriores, incluso antes de la inesperada llegada de Marta, esto prometía la paz para su reino, no tendrían problemas de que algún prisionero se escapara o no cumpliera con su condena, ella estaba salvando a su pueblo, castigando a los que se lo merecían, le mostro la conversión en un glyfaliano con ojos grandes y piel verdosa, fue impresionante el resultado, sin embargo, esa rana seguía insultando a su majestad.

Siguió con el recorrido mostrándole ahora un asaltante con cuernos enroscados, él se atrevió a escupirle a la reina de frente, y aunque la saliva solo le toco sus zapatillas rojas, ese glyfaliano le miraba con odio, no necesitaba usar las palabras para saber lo que le haría si abría la celda, la retaba en cada resoplar de su nariz, lenta y profunda, que solo hacía que le hirviera mas la sangre a su majestad, se estaba conteniendo al practicar, pero esta vez no fallarían en lo absoluto, pues esas zapatillas eran sus favoritas; no permitiría que nadie le mirara así, mucho menos un simple y estúpido súbdito, le estaba haciendo un favor al pueblo eliminando a esos delincuentes.

Dio un paso hacia atrás para que el siguiente de enfrente tuviera el impulso suficiente de la ira que acababa de despertar, sintió una bola de luz creciendo en su interior, que se esparcía por sus venas en cuanto mas se concentraba en su siguiente transformación, al estirar su mano mostrándole la palma a su víctima, imagino lo que quería de la forma más completa que su mente le permitía.

Cuando en verdad se molestaba, quien estuviera de frente realmente lo lamentaba, fue entonces que el destello de ira en su cuerpo se desvaneció; sintió como si le arrancaran la columna vertebral de un solo jalón, perdiendo el equilibrio y mareándose de inmediato, Lepuef fue a su rescate antes de que se golpeara, el glyfaliano de la jaula seguía riendo, por un momento dejo de escuchar los latidos de su corazón y en el mismo momento cambio a escucharlos al doble, ese arranque la hizo olvidar la furia que tanto estaba gozando hace un minuto, su amuleto brilló en cuanto pudo inhalar de nuevo.

Esa gran sensación de robo le inundo, su mente se puso en blanco de pronto y la llevo desde el pasillo del castillo hacia el lago de las montañas del sur, la sensación siguió jalando su mente hasta el fondo del agua, en donde la página faltante del libro... había desaparecido. La taquicardia le visito sin avisar, la ira de sus venas se convirtió en la ansiedad más cruel que había tenido alguna vez en su vida, se desato de los brazos de Lepuef empujándolo con fuerza y se dirigió fuera de la habitación como pudo, arrastrándose e impulsándose de las paredes rocosas; sus palpitaciones y la vista se habían conectado, el camino se distorsiono, aun así siguió corriendo, estaba sudando por primera vez como un animal, era la primera vez que los sirvientes y guardias veían a su reina perder la cordura de tal manera, al llegar a la puerta más grande la abrió impactando su cuerpo.

Pronto su respiración comenzó a abandonarla poco a poco.

El libro de Glyfalia estaba exhibido en una de las repisas de la biblioteca, tal y como lo había dejado la última vez, a diferencia de que, ahora estaba vibrando levemente. Esto era malo, no pudo dejar de temblar ni de apartar su vista del objeto, sus piernas perdieron el control y cayo de rodillas antes de llegar hasta el, con los ojos abiertos negando con la cabeza con repetición acelerada, sus ojos llorosos reflejaron el grito y la emoción que ahogaba, estaba tan desesperada y enojada que fue difícil no maldecir a gritos.

Glyfalia. "El Libro Perdido"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora