Cap.10.Caminos

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"Te hago falta ¿no es así? Sigue, sigue, sigue..." La chica se levantó de golpe, llevaba varios días escuchando lo mismo, quisiera al menos una vez ver de quien era esa voz, sin embargo, todas las veces que soñaba con aquella mujer, todo era oscuridad, parada en un sitio remoto sin bordes, no existía cielo ni suelo que distinguir, mucho menos hacía donde apuntar, hacía cualquier lado que caminara, no hallaba final, esa voz hablaba tiernamente y después de la nada, decidía olvidarlo todo y gritar, no había escapatoria. 

Llevaba aquí dos semanas, ya la comida ahora sabía más deliciosa que antes, la ropa era muy cómoda, quizá no extrañaba ya sus zapatillas, pero si su hermosa y acogedora casa, extrañaba sus vestidos, se divertía mucho combinando los atuendos del diario, siempre la sorprendían, cada vez que salían por provisiones, recordaba su jardín, era pequeño pero adoraba leer en medio de las flores, sintiendo el pasto entre sus dedos, el olor de las cálidas mañanas, incluso espinarse al darle mantenimiento a sus adoradas flores, extrañaba su vida.

Hace cinco días que salieron al lago para traer agua, la cual ahora se estaba acabando, así que en cuanto Erick despertará, ordenaría que fueran los tres. Sin embargo, Emily deseaba buscar respuestas, no había podido dormir en cuanto se recostaba en su cama de paja desde que habían llegado, al abrir los ojos y observar de nuevo el roble en donde vivían, solo le daban ganas de salir en busca de pistas; esas montañas del libro tenían algo que no dejaba de llamarla quería investigar, por el momento, no era bueno alejarse tanto, pero ¿Y si hay algo allí? No tenía idea de que tan lejos estaría, si él dijo que ha caminado por todos lados sin salida, ¿cuántos días tendría que caminar hasta llegar a esas montañas? la noche era peligrosa y no podían acercarse al pueblo, al menos así lo pedía él.

Ninguna había robado en el pueblo sola, Erick se encargaba de hurtar el pueblo, las hermanas solo entraban en las casas de las afueras del pueblo. Aquel hombre decía que lo buscaban desde hace mucho tiempo, y que, si alguien lo viera, Carolina tomaría jugada para encerrarlo, pero ¡¿Por Qué?! Nadie le explicaba, y eso ocasionaba una desesperación tan grande en ella, que golpeaba el árbol mientras este se retorcía, a veces sangraban sus nudillos, necesitaba asimilarlo rápidamente y eso la ponía ansiosa. No quería estar más aquí, robando y mirando la tristeza de su hermana esperando a que la noche llegara para que el día se repitiera, ver la desgracia de la soledad de Erick, no era agradable.

—¿Qué haces despierta a esta hora? —bostezo la mayor, al ver a la rubia recargada en la pared de roble.

— No tengo sueño. —Aún no se atrevía a contarle sobre las voces que escuchaba, al parecer Erick tampoco había mencionada nada, quizá él también las oía y se lo ocultaba, la respuesta le intrigaba mucho. Verónica sabía que había algo más detrás de esa simple respuesta, pero sentía culpa de no contarle nada sobre Daniel, si ella no era sincera, ¿cómo esperaba que Emily lo fuera?

— Esta bien— se levantó de la cama y se dirigió hacia la reserva de agua.

Usaban jarrones de madera pulida, claramente robados del pueblo por Erick, el cual se levantó poco después que su hermana. Y como lo supuso, el agua era escasa, al terminar el desayuno el hombre ordeno que debían ir hoy al lago, mientras más temprano salieran, con eso bastaba para ir relajados. Emily tosió disculpándose durante la mesa, fue hasta escuchar las palabras de Erick, que menciono que no se sentía bien, y que de solo moverse las náuseas aumentaban; mintió para no acompañarlos. 

Cada uno tomó un morral adaptado para convertirse en una mochila, llevaron poca comida, tardarían dos o tres horas en llegar al río y otras tres en regresar. Además, en el cinturón de cuero, contaban con un cuchillo cada uno hecho de piedra, un arma muy en Glyfalia, a excepción de los guardias, ellos contaban con lanzas de más de la mitad de su cuerpo de altura.

Glyfalia. "El Libro Perdido"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora