"Se encontraban frente al amanecer, era un día especial en verano, lo único lindo de este barrio era la vista hacia la bienvenida del sol, los rayos parecían dibujar una sonrisa enorme sobre las casas, cuando los pájaros volaban cerca de su hogar, era como nadar entre a luminosidad de lo que sería su día perfecto, desde entonces, la azotea se volvió su lugar favorito, le gustaba tanto estar ahí que su madre la peinaba ahí mismo antes de ir a la escuela, siempre se enfadaba por ello, pero hoy, hoy era su día.
Encontró a su madre encendiendo diez velitas de un pastel pequeño en su sitio preferido, mientras le cantaba a todo pulmón la canción con la que todos los niños se emocionan. Estos días en los que su madre cantaba, eran sumamente raros, pero los esperaba con tantas ansias que cuando uno de esos días llegaba, se le olvidaban todo sus regaños del resto del año. Era un pastel grande, el mas grande de todos sus cumpleaños y, era su sabor preferido; fresa, chispas de chocolate y su madre feliz ¿Qué más podía pedir?
—¿Recuerdas a la mujer extranjera que vimos en el parque, Carolina? —se acercó casi brincando, y si claro que la recordaba, sus ojos azules eran hermosos, podría olvidar la tarea, pero nunca las pecas naranjas de aquella extraña alta — Dijo que eras una niña muy bonita, nos dio una pequeña recompensa para que fueras con ella a su país. Pero, "olvide" llevarte —dijo mientras acercaba el pastel hacia la niña, para apagar las velas, eso explicaba lo enorme que era, aunque no comprendió por qué su madre reía.
Lo que si sabía era que este día jamás se le olvidaría, sonrió de oreja a oreja cuando su madre saco un regalo debajo de la mesa.
Estaba sorprendida, nunca recibía regalos, nunca veía así de feliz a esa mujer bibliotecaria, sus abrazos ya los esperaba con ansias, no supo el porque ese que le dio fue más cálido comparado a cualquier otro dado en toda su vida, quizá era su abrigo nuevo lo que hizo querer acurrarse en su pecho por más tiempo, el toque de sus dedos que resbalaban al acariciarle el cabello se compraban a la suavidad de una pluma, el toque de las palmas de sus manos en sus mejillas eran la parvada completa, ese: "Y todo fue gracias a ti" que exclamo moviéndole el rostro ligeramente, quedo tan grabado en ella que cuando se desanimaba recordaba los ojos de su madre cuando dijo tales palabras, su forma de hacerlo la llenaba de felicidad.
Quitar el moño de la caja rosa hizo que su corazón palpitara como nunca, veía a los niños abrir muchas de estas cajas en enero, ella apenas si recibía una bolsa de dulces, esta era la primera vez que sus dedos deslizaban un moño real; era la manta más linda que sus ojos habían tenido en frente, esa misma que hace días le cautivo al salir de la escuela, tenía los mismos colores que el amanecer.
No dejo a su madre alejarse de sus brazos el resto del día, era tan perfecto que con el transcurso de las horas se pellizcaba para cerciorarse de que no era un sueño; cuando cayó la noche se preocupó, temía que mañana fuera uno de esos días en los que su madre gritaba por todo, que esa misma noche se arrepentiría de no haber disfrutado la sonrisa de la mujer como debió, misma que exigiría silencio total al apagar las luces, pero, esta vez su cumpleaños, se había vuelto el día de las promesas.
Las hadas que los libros narraban, por fin la habían escuchado, lo supo al verla caminar hasta la cama con la manta en manos. "¿Quién diría que sin abrir la puerta hemos llegado tan lejos? Yo mirare debajo de tu cama cuando no puedas dormir, cerrare la ventana cuando el frio no deje moverte y te cobijare cuando ya no puedas más. Tu puedes ayudarme ¿No es así?" prometió mientras la cobijaba con el sol."
Quiso que las hadas volvieran a escucharla, que no le dejaran abrir los ojos, que le arrebataran el dolor que cargaba en el pecho, mientras más recordaba su mirada al soplar las velas, al no fruncir el ceño mientras le decía que ella era la que le hacia feliz, el dolor crecía, tomaba las sabanas con fuerza obligándole a su cuerpo a no sentir; de ser posible, nunca más.
ESTÁS LEYENDO
Glyfalia. "El Libro Perdido"
FantasyLos libros pueden transportarte a lugares inimaginables, otro mundo muy distinto al que se conoce se hizo realidad, tras un accidente que debió terminar fatal ¿Cómo sobrevives con solo leer la página de un libro? Descubriendo el poder en manos equiv...