Glyfalia. "El Libro Perdido"

Capítulo 47. Verdades a medias

Se levanto de golpe ignorando todos los golpes que había recibido, esculpió sangre con solo ponerse de pie un segundo, el hombre de barba alcanzo a sostenerla antes de que esta cayera, era un momento confuso para todos, con bastantes cosas que discutir uno a uno, ni siquiera pudo disfrutar del primer minuto estando a salvo, y no lo haría. De repente las miradas entre ellos se volvieron pesadas, mientras que los músculos del hombre y la rubia se tensaban mirándose entre sí, la mujer de vendajes parecía no importarle el nombre de la mencionada.

—¿Dónde está, Verónica? ¡¿Por qué la dejaste?! —Erick fue el primero el perder el control, mirando fijamente a la mujer que ahora estaba sentada en el suelo blanco. Esa preocupación en sus ojos era la misma con la que él les había alcanzado en las montañas del norte. Alzo los brazos intentando disimular el llanto que amenazaba con salir.

—No fue ella...—interrumpió el hechicero, sin embargo, para el hombre solo le bastaron esa palabras para seguir gritando, estaba tan exaltado que comenzó a caminar en círculos presionando su boca de vez en cuando para evitar no sollozar frente a ellos, Marga intento calmarle haciendo contacto, en cada uno de sus intentos, él se mantuvo alejado. En cambio, Emily, se le notaba en seriedad, con su garganta intentando exponer todas las dudas que tenía, por más que se esforzara su nariz no paraba de sangrar, pero ninguna palabra logro declamar— Se que mi presencia no fue la esperada, y que la retirada no fue un éxito. Pero ahora, mi piernas y mi boca son libres.

Podía jurar que, si Emily no tuviera la garganta irritada, esta seria la primera vez en que la escucharía furiosa. Marga le observaba con rareza, le reconocía, miraba hacia el suelo mientras estaba seguro de que por su mente pasaban miles de teorías que explicaran el porqué de esta situación, había escuchado varios rumores de aquel glyfaliano, todos se resumían en que era un "traidor". 

Cuando él comenzó a narrar el pasado, se dio cuenta de que esto no era el tan esperado final feliz que había soñado; Mingh levanto su túnica lo suficiente, para que ambos rostros molestos volvieran a confiar, revelándoles la piel quemada de sus tobillos, aquella zona sin pelaje cambio el rostro de todos, era claro que las cadenas a las que estuvo atado este tiempo, fueron de las más dolorosas de retirar, al bajar su túnica, prosiguió buscando algo en uno de sus bolsillos, lo que el maestro saco, dejo sorprendidos a todos, y con ello, comenzó a relatar:

"El mensajero se negó a revelarle la información que traía desde los pastizales antes que a su majestad, estaba tan preocupado que mientras caminaban por el calabozo no paro de pensar en el hechizo ideal para escapar. Tenia a la reina de frente muy atenta a lo que relataba aquel glyfaliano herido del torso; Emily lo había logrado, enviarlos a la cueva fue la decisión en la que jamás dudo, sabia que su hermana nunca se hubiera enfrentado así de no ser por su miedo superado. Si no les enviaba como primera parada a la cueva rota, estarían a la deriva.

Sabía que dejarían a la mujer rubia vigilando esa noche, Erick necesitaba comprender que su vida seguía, al verlo por primera vez supo que sus traumas se estaban encarnando, eso no le dejaría vencer en la misión, él, a pesar de su fuerza, necesitaba tomarse un café con su pasado.

Lo pensaba mientras huía, el calabozo pronto se sintió mas largo, la furia de Carolina no tardaría en incendiar el castillo con sus quejas, se acerco al ventanal del gran salón, justo en donde se llevaban a cabo las audiencias, aquel cristal era el más cercano al jardín en donde sus planes se aclaraban, basto con sacar su dedo índice por el ventanal para que sintiera que su uña bullía; las cadenas de humo era un hechizo del cual no podría salvarse. 

Escucho las armaduras de los guardias correr por el piso de arriba, la reina ya lo sabía. Entonces salió del salón corriendo como lo hizo aquella noche en la que Kreem desapareció, y justo al final del pasillo, en el espejo recordó el hechizo que su gran amigo le mostro.