Sueños extraños

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Apenas lo vi cruzar la puerta de la biblioteca y correr hacia mi, tomé mis cosas y me paré de mi asiento, me dirigí hacia la puerta cuando alguien me tomó del brazo.

—Aria...— dijo el castaño sin soltar mi brazo aún.

—Suéltame— le dije firmemente, me dolía verlo y no poder estar con el como antes, pero tenía que seguir con esto por mi propio bien.

—No hasta que me digas que te ocurre.

—No me ocurre nada, tengo tarea que hacer, suéltame, Cedric— mentí, claramente no iba a llegar y decirle oh Cedric, me he hecho ilusiones en la cabeza contigo cuando tú tenías novia. No, no iba a pasar.

—Esta bien, si necesitas hablar, sabes que aquí estoy— me miró por unos segundos y me soltó el brazo, mierda ¿Por que tenía que ser tan lindo cuando yo estaba tratando de olvidarlo?

Asentí y me fui de la biblioteca, no me sentía bien, en lo absoluto ¿Como era posible que necesitara de tal forma a alguien que meses atrás ni conocía?

Corrí hasta la sala común con lágrimas en mis ojos, llegué y me dirigí rápidamente a mi habitación.

Narra Cedric

No entiendo que le pasó a Aria, hace semanas pasábamos todo el tiempo juntos, y ahora ya ni me mira a la cara, si soy sincero, esto me está afectando, en lo único que pienso es en ella...

—Amigo, deberías hablar con ella, no te ves bien...— dijo Jasper, uno de mis mejores amigos.

—Tal vez, aunque no creo que ella quiera hablarme...

—Inténtalo, no perderás nada— volvió a insistir

—Bien, pero si me da una cachetada te culparé a ti— dije bromeando y salí de la sala común.

No había casi nadie en el castillo, todos estaban en Hogsmeade, tenía planeado invitar a Aria, así que decidí no ir.

Solo habían tres lugares donde podía estar, jugando con los gemelos en la nieve como hace rato los ví, en su sala común, o en la biblioteca, a ella le encanta ir a leer.

Primero fui al patio, y no había rastro ni de ella, ni de los gemelos, por lo que decidí ir a la biblioteca, no podría entrar a su sala común de todas formas.

Entre y la vi, leyendo, hecha una bolita en una mesa, con su bufanda de Gryffindor.

—¡Aria!— exclamé, necesitaba que ella se diera cuenta de que estaba ahí, corrí hacia ella, y en un movimiento rápido, tomó sus cosas con intención de irse ¿Le hice algo malo?

La tomé del brazo levemente, intentando no hacerle daño y la miré, ella se retorcía para soltarse.

—Aria...— murmuré, no entendía que le pasaba ¿Acaso yo le había hecho algo malo?

—Suéltame— dijo firmemente, definitivamente le hice algo, ella jamás es así conmigo, solo tengo que descubrir que hice.

—No hasta que me digas que te ocurre— dije, ella dejó de luchar por soltarse de mi y me miró.

—No me ocurre nada, tengo tarea que hacer, suéltame, Cedric— Cedric, ella nunca me llamaba así, siempre era Ced o tejón, algo le pasaba, y quería ayudarla, pero al parecer no tenía ni la mas mínima gana de intercambiar palabras conmigo.

—Esta bien, si necesitas hablar, sabes que aquí estoy— no quería insistirle más, si ella no quería hablar conmigo, no la iba a obligar a hacerlo. La miré por unos segundos, parecía que en cualquier momento sus ojos se llenarían de lágrimas, quería abrazarla y decirle que todo estaría bien, pero simplemente solté su brazo, ella asintió y se perdió de vista fuera de la biblioteca.

Te seguiré amando - Cedric DiggoryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora