Artículos y confusiones

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Narra Cedric

¡Hey!— escuché a alguien gritar a mis espaldas, y me volteé.

—¿Qué quieres, Malfoy?

—¿Tu en verdad crees que puedes estar con Aria?— exclamó mientras caminaba hacia mí, suspiré —¿En verdad lo crees, después de lo que le hiciste a todas esas chicas?

Me quedé paralizado. Lo miré fijamente intentando articular alguna palabra, pero nada salía de mi boca.

—¿Como sabes eso?— exclamé cuando por fin pude articular las palabras.

—Oh, no te preocupes por eso, ahora toda la escuela lo sabe, y creo que deberías ir a decirle a Aria, antes de que se entere por alguien más— se dió media vuelta para irse, pero se paró en seco y volvió sobre sus pasos —Y hablando de Aria, ella se merece a alguien que sabe como tratar a las chicas, no a un imbecil como tú.

El rubio se fue, dejándome totalmente paralizado. Toda la escuela lo sabe. Tengo que decírselo a Aria.

Corrí hacia el Gran Comedor y al entrar, toas las miradas se posaron en mí. Ignoré totalmente eso y dirigí mi mirada a la mesa de Gryffindor. No estaba allí.

Corrí hacia donde estaban mis amigos y les quité el ejemplar de El Profeta que tenían en la mano.

En su cuarto año solía salir con un montón de chicas al mismo tiempo, caminaba por los pasillos con una y rato después se lo veía besándose con otra. Las dejaba destrozadas a todas, y luego se lo veía caminando con sus amigos como si nada hubiera sucedido, y yo digo ¿A qué tipo de campeón están apoyando?

No pude terminar de leer. Volví mi vista a la mesa de Gryffindor, pero ella no estaba ahí.

Apreté el periódico con fuerza y salí corriendo del Comedor, sin prestarle atención a los comentarios de mis amigos.

Corrí hacia la torre de Gryffindor, y al llegar allí, me encontré con la peor cosa que podría haber visto.

Logan tenía una mano en la cintura de Aria, mientras la besaba.

Sentí como mi corazón se rompió en mil pedazos.

—¡Cedric!— escuché a Aria gritar y comencé a correr lejos de allí —¡Cedric, espera!

Narra Aria

Estaba saliendo de la torre cuando me topé con algo, o más bien alguien.

—Aria, que bueno que te encuentro— dijo Logan corriendo hacia mí —hay algo que necesitas ver.

Suspiré y tomé el periódico que el rubio me había dado.

En su cuarto año solía salir con un montón de chicas al mismo tiempo, caminaba por los pasillos con una y rato después se lo veía besándose con otra. Las dejaba destrozadas a todas, y luego se lo veía caminando con sus amigos como si nada hubiera sucedido, y yo digo ¿A qué tipo de campeón están apoyando?
Esto nos informó el estudiante de Durmstrang, Logan Bryant, sobre nuestro querido campeón Cedric Diggory.

¿Qué mierda es esto?— exclamé sacudiendo el periódico.

—Oh ¿Cedric no te lo había contado?— preguntó con una risa burlona —pues parece que no es tan bueno como dices.

—¿De dónde sacaste todo esto?

—Tengo mis fuentes— respondió sonriendo.

—No tienes ningún derecho a decir todas esas cosas sobre Cedric, tú no lo conoces, él no...

—¿Tu crees que esto es mentira?— preguntó acercándose a mí —Pues déjame decirte que no, bonita, cada palabra que leíste es cierta.

Se acercó a mí y comenzó a recorrer mi cara con su dedo, mientras me miraba fijamente.
Me quedé paralizada, no podía moverme, no podía reaccionar.

—Tú te mereces a alguien mejor— susurró en mi oído. Estaba totalmente paralizada, quería alejarlo, golpearlo, pero mi cuerpo no reaccionaba —A alguien... alguien como yo...

Me tomó de la cintura y me atrajo hacia él, intentaba que mi cuerpo reaccionara, pero nada pasaba. Me besó. Quería safarme, quería separarme de él, pero no podía, me tomaba con demasiada fuerza y me succionaba los labios.

Cuando Logan dejó de besarme para recoger aire, ya tenía la cara completamente llena de lágrimas, abrí mis ojos y vi a Cedric.

Parado, mirando todo.

—¡Cedric!— exclamé llorando. El castaño se dió la vuelta y se fue corriendo, mientras yo intentaba zafarme de Logan, me tomó todavía más fuerte y me pegó a una pared que había cerca —¡Cedric, espera!

Se había ido. Lo había visto todo.

Logan se acercó para volver a besarme, hasta que la furia dentro de mí se acumuló, puse mis manos en su pecho y lo empujé hasta dejarlo en el piso.

Rápidamente corrí hacia abajo, intentando alcanzar a Cedric, mientras mi cara seguía inundándose de lágrimas.

—¡Cedric! Cedric...

Lo había perdido de vista. Grité, y agradecí que no hubiera nadie en el pasillo.

Le pegué a una pared, destrozando los ladrillos y dejando ver el patio a través de esta.

Segundos después, algunos alumnos de las aulas cercanas salieron a ver de dónde provenía el ruido.

Quién viera esa escena no iba a poder dormir por algunas noches. La pared a mi lado destrozada, mi mano sangrando y yo cubierta en lágrimas.

Vi a los gemelos correr hacia mí. Lo primero que pude hacer cuando llegaron a mí fue lanzarme a los brazos de uno de los dos, en ese momento no me di cuenta de cuál de los dos era, pero me apretó con fuerza hacia el, mientras yo sollozaba en su hombro.

• • •

—Lo siento yo... no era mi intención destruir la pared— le dije a Dumbledore algo apenada.

Luego de que algunos profesores vieran la escena, apareció Dumbledore diciendo que debía ir a su despacho.

—Lo sé, Aria— dijo él sonriendo —no te preocupes por eso. Te pedí que vinieras para que me cuentes qué pasó, si así lo quieres, claro.

—Yo...

—Tuvo algo que ver con la edición de El Profeta de esta mañana ¿no es así?— preguntó el de barbas largas.

Yo solo asentí. No tenía ganas de decirle a Dumbledore lo que Logan me había hecho. Ni a él, ni a nadie.

—Bueno, tal vez el señor Diggory ha hecho cosas no muy buenas en su pasado, pero ¿quién no las ha hecho?— afirmó sonriendo —es un buen chico, Aria, espero puedan arreglar las cosas, hacen buena pareja.

Levanté mi vista del suelo y vi como Dumbledore me guiñaba un ojo a través de sus anteojos de media luna.

Sonreí un poco, y me levanté.

—Gracias, profesor.

Dumbledore asintió y me fui de allí, un poco mejor de lo que estaba antes.

Te seguiré amando - Cedric DiggoryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora