Te seguiré amando - Cedric Diggory

Recuperando amistades

—¿Qué haces aquí, Malfoy?— preguntó Cedric cuando Draco decidió sentarse en la mesa en la que nos encontrábamos el castaño y yo en la biblioteca.

—Vine a hablar con Aria— dijo seriamente.

—No tienes nada que hablar con ella.

—Diggory, no voy a morderla, solo serán unos minutos.

Cedric se volteó y me miró levantando las cejas.

—Estaré bien, ve con tus amigos— dije sonriendo.

—Bien— respondió poco convencido. Se acercó a mí y dejó un pequeño beso en mis labios.

Le dió una mirada fulminante a Draco y salió de la biblioteca.

Draco suspiró y se acomodó en la silla, un poco nervioso.

—Ya no puedo más— soltó mirándome fijamente —No puedo pretender que todo está bien y que no te extraño. Sé que hice todo mal, desde dejarte por ser hermana de Potter e intentar separarte de Diggory. Lo siento de verdad.

Yo bajé la mirada a mis manos y respiré hondo.

—No voy a mentirte, también te extraño— dije —solo que... Draco tú... me heriste ¿sabes? Y créeme cuando te digo que me encantaría perdonarte, pero tengo miedo, miedo a que me dejes de vuelta por cualquier estupidez...

—Eso no va a pasar...

—No lo sabes. No sabes con certeza lo que pueda pasar en el futuro— hice una pausa antes de seguir hablando y comencé a jugar con mis dedos, nerviosa —tampoco quiero ser amiga de alguien que se la pasa por ahí insultando a mi hermano y mis mejores amigos.

—Voy a intentar ser bueno con ellos— respondió mirando al suelo —si eso es lo que necesitas para que volvamos a ser los de antes, entonces intentaré hacerlo.

Yo lo miré algo sorprendida. No podía creer lo que estaba oyendo.

—No pongas esa cara.

—Lo siento— dije riendo un poco —es solo que nunca creí que esas palabras salieran de tu boca.

—Es la verdad, soy un estúpido por todo lo que hice, y si de alguna forma puedo arreglarlo, lo haré, sin duda alguna.

Me quedé pensando unos segundos mientras seguía jugando con mis dedos. Quería perdonarlo. Sabía que él no era mala persona en realidad. Lo conocía mejor que a nadie.

—Te daré una oportunidad más— respondí después de un rato —pero si la cagas de vuelta, te las arreglas con Parkinson.

Draco rió un poco y asintió con la cabeza.

—Gracias, prometo no desperdiciar esta, en verdad gracias.

—No me lo agradezcas, solo... ven— dije estirando un poco mis brazos.

El rubio sonrió y se acercó a mí. Me rodeó la cintura con sus brazos, y yo posé mi cabeza en su hombro.

—Te extrañé demasiado, pequeña— dijo en un susurro.

—También yo— respondí.

• • •

—Es... ¡Es horrible!— exclamó Hermione cuando salimos de la clase de Pociones.

Draco ni siquiera los había mirado, y al parecer había hablado con sus amigos de Slytherin para que hicieran lo mismo.

—No te quejes, Hermione— espetó Ron —por lo menos no nos hizo querer pegarle hasta deformarle su rostro.