Castigos

10 1 0
                                    

Hermione, Harry y Ron me habían seguido hasta donde yo estaba, y para cuando pudieron alcanzarme, Filch ya había llegado.

Nos había ordenado a limpiar la mazmorra de Snape, la noche siguiente luego de la cena.

Cuando nos dejó salir, me fui a paso rápido hacia la torre, sin prestarle atención a los otros tres.

Cuando por fin llegué a la habitación, me coloqué el pijama y rápidamente me adentré en mi cama.

Segundos después, Hermione llegó a la habitación, pero no dijo una sola palabra, repitió mi acción y se durmió.

Me quedé pensando en lo que había sucedido. Harry les había contado a Hermione y Ron mi sueño, el cual me atormenta todos los días, y que yo no quería que nadie más se enterara.

Sabía que Hermione iba a alterarse y me alteraría a mí también. Pero lo que mas me molestaba no era que ellos lo supieran, me enfurecía el que yo hubiera confiado en Harry.

• • •

No hablé con los tres en todo el día, no quería hablar con ellos. Sabía que si comenzaba a hablar terminaría gritando, por lo que simplemente los ignoré.

Al entrar en el comedor, vi como los gemelos hablaban animadamente con Harry, Ron y Hermione, por lo que no lo pensé y me dirigí a la mesa de Hufflepuff.

—¡Aria!— exclamó la amiga rubia de Cedric, con la que había estado hablando el día anterior.

Cedric casi siempre se sentaba junto a su grupo de amigos, el cual estaba conformado por tres chicos (Ross, castaño con rulos y de ojos miel, Jasper, rubio y de ojos azul zafiro, y Ares, peli negro y  de ojos marrones claros) dos chicas (Bella, rubia y de ojos miel, y Marlena, castaña y de ojos verdes) y Cedric.

La mayoría de ellos me caían bien, bueno, a excepción de Marlena, siempre que estoy en su grupo me mira con cara de pocos amigos, Bella dice que no le de mucha importancia, ya que a ella le gusta Cedric y solo está celosa.

Bella está saliendo con Ross, y les aseguro que son la pareja más empalagosa del mundo.

Por otro lado, a Ares no lo conozco mucho, casi nunca habla, pero no parece mal chico.

Y Jasper, ese chico es insoportable. Sé que es el mejor amigo de Cedric desde que entró al colegio. Se la pasa tras las chicas y siempre que me ve con Cedric suelta silvidos estúpidos.

Cedric volteó a causa del grito de su amiga y sonrió al verme. Me hizo un lugar a su lado, dejándome en medio de Marlena y él.

—Ced, yo... lo siento... no tengo ganas de comer con los chicos...— expliqué en un susurro para que solo él pudiera oírme.

—Ey, está bien, linda. Tienes que comer con nosotros mas seguido— respondió pasando un brazo por mi espalda, acercándome a él —¿pasó algo? ¿O por qué no quieres ir con ellos?

—Larga historia, no te preocupes— respondí.

Cedric asintió y dejo un pequeño beso en la parte superior de mi cabeza.

• • •

Al terminar la cena, Cedric, Bella y Ross me acompañaron hasta la mazmorra de Snape, tras la petición de la rubia, quien quiso acompañarnos, junto a Ross.

—¿En qué problemas te metiste ahora, linda?— preguntó Cedric.

—Filch me atrapó rondando en el castillo de noche— reapondí.

—¿Puedo preguntar que hacías?— preguntó Ross.

—Puedes preguntar, pero no voy a responderte— dije riendo.

Cedric me miró alzando una ceja y Bella y Ross soltaron una carcajada.

—¡Oh! Miren, ya llegamos, será mejor que entre, gracias por acompañarme chicos— dije sonriendo.

Al entrar a la mazmorra, cualquier rastro de una sonrisa se esfumó.

Allí ya estaban los chicos... y Snape.

—Llega tarde, cinco puntos menos para Gryffindor— dijo Snape con su típico aire de superioridad —bien, ahora que están todos, quiero que dejen todo reluciente, y si llegan a derramar una gota de alguna pócima, tendrán un castigo aún peor, empiecen.

Snape se quedó parado junto a la puerta, mientras observaba cada movimiento que hacíamos.

Yo me fui al lugar más alejado de los chicos que había en el aula.

Tomé algunas pócimas y las quité de las repisas, dejándolas sobre una mesa, así podría quitar el polvo de las repisas.

—Bien, voy a salir un momento, si veo una sola gota de pócima en el piso van a lamentarlo— dijo Snape antes de retirarse.

—¿Vas a seguir ignorándonos?— preguntó Harry.

No respondí, seguí con mi tarea de limpiar las repisas sin siquiera mirarlos.

—Lo siento ¿bien? No quería decírselos pero yo-

—¿Pero tú qué, Harry?— dije dándome vuelta bruscamente —te confíe algo a ti y no fuiste capaz de guardártelo.

—¡Sabes que ellos no dirán nada!

—¡No me importa lo que hagan ellos con esa información, ya te lo dije!— exclamé —¡Me importa que yo creí que podía contarte algo a ti, ya que no quería decirle a nadie más!

—Aria, Harry tuvo que decirnos porque sabiamos que algo te pasaba, nosotros le insistimos, fue culpa nuestra.— informó Hermione.

—¿Y crees que eso me hace sentir mejor? ¡Podrian haberme preguntado a mi misma!— exclamé.

—¡Lo hice por tu bien, te quité un peso de encima!— exclamó Harry y tiró una pócima verde al suelo.

El frasco se hizo añicos y el contenido se esparció por todo el suelo, luego de sacar un humo verde oscuro.

Segundos después llegó Snape, quién nos mandó a limpiar el desastre y nos colocó otro castigo aún peor: limpiar el baño mas sucio de todo Hogwarts, el cual ya no se usa.

Y así pasamos los siguientes días: limpiando baños, cortando el césped, reorganizando libros y acomodando trofeos.

Ya no hablábamos. Cada vez que comenzábamos a hablar terminaba en una discusión, Harry defendía su idea de que solo se los contó por mi bien, pero yo no iba a ceder hasta que se disculpara.

Mientras tanto, Hermione me había pedido disculpas por no haber acudido a mi primero para saber qué ocurría, al igual que Ron, por lo que ahora ellos estaban en el medio, como yo no quería hablar con Harry y él tampoco conmigo, tenían que estar un rato con cada uno, aunque a decir verdad yo me la pasaba más con los gemelos, con Cedric o Draco.

Te seguiré amando - Cedric DiggoryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora