Cuchillos en mi piel

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Luego de llegar de Hogsmeade, Cedric me acompañó hasta la torre, y una vez allí subí rápidamente a la habitación.

Al llegar allí, corrí hacia mi cama y me arrodillé en el suelo. Extendí un brazo debajo de esta y saqué una caja de cartón.

La miré por unos segundos y la apoyé sobre mi cama.

Me senté frente a la caja y la miré por unos segundos más.

Esa caja era toda mi infancia. Fotos, recuerdos...

Luego de enterarme de que soy una Potter y de que Draco y Pansy me dejasen de lado, no había tenido el valor de abrirla.

Tonks me la envió a principios de año, diciendo que sería bueno que mirase su interior.

Me quedé mirándola fijamente por unos largos minutos.

Ahí adentro estaba toda una vida llena de mentiras. De una niña de cinco años o menos, que creía que sus padres estaban vivos, aunque su madre no estuviese con ella y su padre.

Esa niña no tenía ni idea de que tenía un hermano gemelo, y mucho menos sabía que ese niño había sobrevivido al ataque del mago más poderoso de todos los tiempos.

Tampoco sabía que su pequeño amigo rubio era un imbecil, y que su promesa de ser amigos para siempre se rompería por la sangre de la niña.

Menos sabía que su otro amigo grandote, rubio y de ojos saltones terminaría siendo su novio, y la heriría dos veces de las peores formas.

De pronto, una pequeña lágrima cayó por mi rostro mientras veía la caja y los pensamientos rondaban por mi mente.

No podía apartar mi vista de ese cubículo de cartón.

Sentí como mis ojos comenzaban a nublarse y todo se veía borroso.

Mi cabeza daba vueltas, y una fuerte punzada me hizo estremecer.

Todo me daba vueltas, cuando mi vista se nubló por completo y sentí como caía.

• • •

Abrí los ojos. No estaba en mi habitación, estaba en un tipo de jardín.

Me levanté despacio del suelo, y pude vislumbrar que era el patio de la mansión Malfoy.

Retrocedí, algo asustada cuando vi a una pequeña niña, sentada en el suelo. Era yo.

Me acerqué a un arbusto y rápidamente me escondí tras este.

—Oh, ya estás aquí— dijo una voz chillona, acercándose a la niña. Draco.

—Sí, papá me trajo hace unos minutos, ¿que ocurre?— preguntó la niña.

—Quiero mostrarte algo, no te muevas— dijo el pequeño rubio.

Se dió media vuelta, dándole la espalda a la niña, pero cuando volvió a voltearse, ya no era el mismo Draco, era un Draco de trece años, vestido con el uniforme de Hogwarts.

—¿Así que creíste que éramos amigos, eh?— dijo levantando su varita.

La pequeña niña se arrastró sobre el césped hacia atrás, chocando con un arbusto.

—Pues déjame decirte que la vida no es como uno espera— dijo antes de clavarle un cuchillo en el abdomen a la niña.

Sentí un dolor muy fuerte en el mismo lugar, y cuando bajé mi mirda, tenía un cuchillo allí clavado.

Volví mi vista a los otros dos, mientras me retorcía de dolor.

Ahora frente a la niña se encontraba Logan, un Logan de quince años.

—Solo eres una niña ingenua— dijo el rubio antes de clavar otro cuchillo en la niña, esta vez en el centro del estómago.

Otra vez el fuerte dolor, bajé mi vista y de nuevo la cuchilla estaba donde se la habían clavado ala niña.

Regresé mi vista y pude ver a Pansy, también de trece años.

—Niña estúpida ¿de verdad creíste que me importabas?— la peli negra rió y clavó otro cuchillo, un poco abajo del pecho.

Sentí de nuevo el tercer cuchillo entrar justo en el mismo lugar, volví a retorcerme y caí de rodillas al suelo.

No podía ver nada, el arbusto me lo impedía y por el dolor que sentía no podía volver a pararme.

Intenté escuchar pero no funcionaba. Hasta que sentí un cuarto cuchillo, más afilado que los demás, punzándose en mi corazón.

Grité lo más fuerte que pude y segundos después caí sobre el césped.

—¡Aria!— sentía gritos que me llamaban desde lejos —¡Aria despierta!

Lentamente abrí mis ojos, y vi al castaño, con
los ojos rojos y una cara demasiado preocupada.

—Oh mierda, despertaste— dijo antes de poner una mano detrás de mi cabeza y acercarse a mí para abrazarme con su otra mano.

No entendía nada de lo que estaba pasando, cuando el castaño se separó de mí y me miró, yo aparté mi vista y pude ver que estaba en la enfermería, y que era de noche.

Cedric, preocupado, se alejó de mi y se sentó en la cama a mi lado, aún con su vista fija en mí.

Miré mi cuerpo y levanté un poco mi ropa. No había rastro de cortes, estaba empapada en sudor y todo me temblaba. Todo había sido un estúpido sueño.

—¿Estás bien?— preguntó el castaño.

—Yo... s-sí...— dije tartamudeando un poco —¿Que o-ocurrió?

Cedric suspiró y se sentó en los pies de la cama.

—No lo sabemos— respondió —Hermione entró en la habitación y te vió tendida en tu cama y junto con Harry y Ron te trajeron aquí. Pasaste casi una semana sin despertar, y a veces tenías convulsiones. Nos asustaste demasiado a todos, pequeña. Hasta Remus está en el castillo.

Lo miré algo preocupada y el recuerdo del sueño llegó a mi mente. Bajé rápidamente mi mirada.

—¿Segura que estás bien?— preguntó acercándose más a mí.

Yo levanté mi vista y solté un pequeño sollozo.

Cedric no lo pensó y me abrazó. Me largué a llorar en su hombro, mientras el castaño acariciaba mi cabello.

—Ya, linda, todo está bien, estoy aquí contigo.

—No me sueltes, por favor...— dije aferrándome más a él —por favor...

—No... no linda, no voy a soltarte, ven.

En un movimiento rápido, Cedric quedó recostado sobre la cabecera de la cama, y yo acomodé mi cabeza en su pecho.

—Debería ir a buscar a Pomfrey— dijo en un susurro, mientras dejaba un beso en mi cabeza.

—No... no te vayas, estoy bien, no necesito un médico...

Escuché al castaño suspirar, y me aferró más a él.

Tenía miedo. No sabía que podía significar ese sueño, pero con Cedric me sentía segura, mientras más me aferraba a él, con más seguridad sabía que nada malo podía pasarme.

Te seguiré amando - Cedric DiggoryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora