—Y conste que no les deseo la derrota porque son de Gryffindor, asi que mas vale que ganen— les dije a los gemelos antes de subir a las gradas. Los dos rieron.
—¿Sigues enojada?— preguntó George soltando una carcajada —hicimos que te reconciliaras con él, no pidas más.
Rodeé los ojos y subí a las gradas junto con Ron.
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—¡Bien hecho Harry!— corrí hacia el y lo abracé con fuerza.
¡Ganamos el partido! Se sentía como si ya hubiéramos ganado la copa de las casas.
La fiesta se prolongó a lo largo del día. Los gemelos desaparecieron un par de horas y regresaron con los brazos llenos de botellas de cerveza de manteca, refresco de calabaza y varias bolsas de golosinas.
—¿Como las consiguieron?— preguntó Angelina mientras George arrojaba sapos de menta a todos.
Este susurró algo al oído de Harry, me crucé de brazos y George me guiñó un ojo.
Solo había una persona que no participaba en la fiesta, Hermione, sentada en una mesa alejada, haciendo esfuerzo para leer un libro enorme.
Harry y yo nos miramos, le señalé con la cabeza a donde estaba Hermione y este asintió.
—¿No fuiste a ver el partido?— le preguntó Harry.
Claro que sí— respondió Hermione sin levantar la vista —y me alegro mucho de que ganáramos, pero tengo que terminar esto para el lunes.
—Vamos, Her, ven a divertirte un rato— dije mirando hacia los gemelos, quienes hacían malabares con las botellas.
—No puedo, chicos, ¡Aún me quedan cuatrocientas veintidós páginas por leer!— contestó Hermione un poco histérica —Además...— la castaña miró a Ron— él no quiere que vaya.
No pudimos negarlo, porque Ron eligió justo ese momento para decir en voz alta:
—Si Scabbers no hubiera sido devorada, ahora podría comerse unas cuantas moscas de café con leche, le gustaban tanto...
Hermione se largó a llorar. Antes de que Harry o yo pudiéramos decir algo, se puso el libro bajo el brazo y salió corriendo hacia el dormitorio de las chicas.
—Iré a calmarla, tu habla con Ron— le dije con firmesa a Harry, este asintió y yo fui tras la castaña.
—¡Hermione, abre la puerta!— exclamé, la había cerrado con seguro. No contestó —Solo quiero ayudarte... no voy a culparte por nada... Ron está siendo muy grosero...
La puerta se abrió, dejándome ver a una Hermione cubierta en lágrimas, la abracé instantáneamente mientras la castaña sollozaba en mi hombro.
—Ron entrará en razón, ya lo verás...— dije aún sin separame de ella.
—No lo creo— dijo, se separó de mi y se limpió las lágrimas.
—Pues que mal, no sabe de lo que se pierde— dije con una sonrisa, y era cierto, Hermione era una muy buena amiga.
Pero antes de que la castaña pudiera responder, vi a un búho negro, parado en la ventana junto a mi cama, con una nota en su pico.
Caminé hacia este.
—Hola amiguito— dije acariciando un poco su cabeza y tomé la nota. Le dí un poco de comida de Liam, mi búho, y se fue volando.
—¿De quien es?— preguntó Hermione con una sonrisa pícara. Por lo menos esto le haría olvidar lo de Ron.
Abrí la nota y pude reconocer la letra instantáneamente: Mi tejón.
¡Felicidades por ganar el partido! Se lo merecen.
Mañana en el desayuno prometo ir a felicitarlos en persona, lamento no haber podido ir.
Tu tejón favorito.Terminé de leer la nota con una sonrisa boba, y miré a la castaña, quien me miraba también con una sonrisa.
—¿Y...?— dijo mirando la nota —¿De quien era?
No dije nada y le entregué la nota.
Hermione soltó un grito de emoción y me devolvió la nota.
Yo rodeé los ojos y la guardé en mi bolsillo.
—Si me discilpas, debo ir a ser el alma de la fiesta— la castaña soltó una carcajada— si necesitas algo sabes donde estaré— dije, Hermione asintió y me fui de la habitación.
Bajé las escaleras y me encontré con los gemelos haciendo bailes estupidos sobre las mesas.
La noche fue increíble, comimos y bebimos hasta explotar. Con los gemelos nos inventamos cientos de bailes mientras el resto de la sala se partía de risa.
A la una de la mañana, la profesora McGonagall llegó a interrumpir la fiesta con su bata y su red en el pelo, para ordenar a todos que se fueran a dormir.
Todos nos fuimos con caras largas a nuestras habitaciones.
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—¿Estas seguro de que no soñabas, Ron?— pregunté. La sala común se volvió a llenar cuando oímos un grito viniendo de la habitación de los chicos. Ron decía haber visto a Sirius Black con un cuchillo.
—¡Les digo que lo ví— exclamó.
—¡Todo el mundo a la cama!— ordenó Percy.
—Percy... ¡Sirius Black!— dijo Ron con voz débil —¡En nuestro dormitorio! ¡Con un cuchillo!
—¡Absurdo!— apresuró Percy — comiste demasiado Ron, tuviste una pesadilla.
—Te digo que-
—Vamos, ya basta.
Llegó la profesora McGonagall, miró furiosa a su al rededor.
—¡Me encanta que Gryffindor haya ganado el partido, pero esto es ridículo! No esperaba esto de ti, Percy.
—¡Precisamente les estaba diciendo que volvieran a la cama, profesora! ¡Mi hermano Ron tuvo una pesadilla-
—¡NO FUE UNA PESADILLA— gritó Ron —¡PROFESORA, ME DESPERTÉ Y SIRIUS BLACK ESTABA DELANTE DE MI, CON UN CUCHILLO EN LA MANO!
La profesora McGonagall lo miró fijamente.
—No digas tonterías Weasley ¿Como iba a pasar por el retrato?
—¡Hay que preguntarle!— dijo Ron señalando al cuadro de Sir Cadogan.
La profesora McGonagall salió de la sala común, todos escuchábamos atentamente lo que decía.
—Sir Cadogan ¿Dejó entrar a un hombre a la sala de Gryffindor?
—¡Sí, gentil señora!— gritó el retrato. Tragué grueso y apreté el brazo de Parvati ¿Sirius Black en el castillo? ¿De nuevo?
Todos en la sala común nos quedamos anonadados.
—¿De- de verdad?— preguntó la profesora McGonagall —pero... ¿Y la contraseña?
—¡Me la dijo!— respondió Sir Cadogan —Se sabía todas las de la semana ¡Las traía anotadas en un papel!
En cualquier momento me iba a desmayar, lo sabía, los gemelos aparecieron segundos después a mis lados, teniéndome para que no me cayera.
La profesora McGonagall volvió a atravesar el retrato. Estaba igual de blanca que una tiza. Seguramente yo estaba igual.
—¿Quien fue?— preguntó con voz temblorosa —¿Quien fue el tonto que anotó las contraseñas de la semana y las perdió?
Hubo un silencio total. Neville Longbottom, quien temblaba de la cabeza a los pies, levantó la mano muy lentamente.
Y pasó lo que todos esperábamos, caí en los brazos de los gemelos.
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Te seguiré amando - Cedric Diggory
RomanceMiradas... Roces... Momentos juntos... ¿Todo eso podrá sobrevivir para siempre? Una divertida historia basada en los libros de Harry Potter, sobre una estudiante de Hogwarts quien hará amigos nuevos, tendrá sus romances y mucho drama.