Te seguiré amando - Cedric Diggory

No me gustas

—Espera...

Escuché su voz a mis espaldas. Me detuve. El castaño corrió hacia mí y me giré para poder verlo.

—No tienes la culpa de esto— dijo —tal vez ignorarme no fue lo mejor que pudiste hacer pero... no lo hiciste por voluntad propia, y entiendo si no querías meterte en más problemas.

Yo solo sonreí de lado. ¿Como podia ser tan comprensivo?

—Hablaré con Cho... por Merlín, ¿Por qué te hubiera pedido que te alejes de mí?— preguntó pensativo. ¿Porque está loca tal vez?

—No lo sé— contesté riendo —yo... en verdad lo siento.

—Ey, está bien, ya te lo dije, no es tu culpa... me alegra que estemos hablando ahora... como antes. Y creo que tú, tienes muchas cosas que contarme— dijo con una sonrisa. Mierda. Era increíble todo lo que su sonrisa me causaba.

—Claro.

Decidimos sentarnos en el césped. Le conté todo lo que tenía que ver con mi relación con los Potter. No podía creer que estuviéramos hablando de nuevo.

—Wow, es... increíble. La primera vez que la noticia llegó a mí no lo creía. Pero ahora... todo tiene sentido— dijo el castaño.

—Lo sé, todo fue muy loco— dije soltando una carcajada.

—Sabes yo... intenté hablar contigo cuando me enteré de la noticia. Quería saber como estabas... pero yo... no lo sé... creí que estabas enojada conmigo y no querías hablarme— dijo mirando al pasto.

Me siento tan estúpida. Cedric llegó a pensar que estaba enojada con él...cuando era todo lo contrario...

—No quise molestarte y yo... les pregunté a los gemelos cómo estabas... ellos me dijeron que estabas bien y que hablarías conmigo pronto.

Así que ya tenían planeado esto...

—Si bueno... yo... hacía bastante que estaba intentando hablar contigo... pero yo... temía que fueras a enojarte conmigo...— dije con la voz algo cortada.

Bajé la cabeza y segundos después sentí los brazos del castaño rodeándome.

—No podría enojarme contigo por eso— dijo en un susurro. Me estremecí. Mi corazón comenzó a latir tan fuerte que parecía querer salirse de mi pecho.

No sé cuantos segundos, incluso minutos pasaron. Seguían con mi cabeza escondida en el cuello del castaño, y él con sus brazos al rededor de mi cintura.

Con él ahí, me sentía segura. Sentía que a su lado nada podría pasarme. Pero también odiaba sentirme así. Sabía que más tarde esto acabaría destruyéndome, el sentir algo por alguien que no siente lo mismo.

xxx

Ya han pasado algunos días desde que me reconcilié con Cedric. Les agradecí a los gemelos, si ellos no hubieran hecho eso, estoy segura de que jamás hubiera hablado con el castaño.

Adoro pasar tiempo con Cedric, como antes. Aunque me esta costando, estoy haciéndome la idea de que no puedo sentir lo que siento por él. Va a ser difícil, y no sé si voy a poder lograrlo, pero todo es por mi bien...

Ahora mismo estoy yendo a clases con los gemelos, hoy entraban más tarde y quisieron acompañarme.

—Mierda— dije a mitad del camino.

—¿Que ocurre?— preguntó George cuando detuve mi caminata.

—Olvidé mi libro, espérenme aquí, no tardo— me dí la vuelta y me fui camino a la torre de Gryffindor.

A unos metros de llegar a la torre, sentí como alguien me empujaba contra la pared. Cerré los ojos cuando mi espalda chocó bruscamente con aquella superficie dura.

—Te lo advertí, estúpida— abrí los ojos y vi a Cho Chang, apuntándome con su varita y apretando mi muñeca.

—Suéltame— dije firmemente. Cho soltó una risa.

—Te dije que si no te alejabas de Cedric, habrían consecuencias.

—Si tu no confías en tu novio, será mejor que hables con él, porque Cedric es mi mejor amigo, y ya me alejé de él demasiado tiempo como para seguirlo haciendo ¿Está bien?— dije.

La furia recorrió mi cuerpo cuando ella tan solo soltó una risita. Pero antes de que pudiera hacer algo, escuché alguien gritar...

—¡Explelliarmus!— la varita de Cho salió volando y rápidamente se alejó de mí.

Voltee a ver quien era, y ahí estaba él, Cedric, con su varita en la mano.

Dió una mirada rápida hacia Cho, y corrió hacia mí.

—¿Estás bien?— asentí y el castaño devolvió su visita hacia la Ravenclaw.

—¿Que mierda estabas pensando?— le preguntó acercándose lentamente a Cho.

—Ced, esta estúpida quiere separarnos— contestó. Apreté los puños intentando contener mi furia.

—Primero que nada, no tienes ningún derecho de llamarla de esa forma ¿Está bien? Aria no es ninguna estúpida— dijo bastante enojado, jamás lo había visto de esa forma —y segundo, ¿A que te refieres con separarnos?

—¿No lo ves, Ced? Ella no quiere que estemos juntos, es obvio.

Ya no aguanté más. Corrí hacia ella y la tomé del cuello de su camisa.

—Mira, yo no tengo ningún desdeo de separarte a ti y a Cedric, no sé de donde mierda sacas esas conclusiones ¿Está bien? Lo único que sé es que Cedric se merece a alguien mejor, es la mejor persona que he conocido en años, y si tu prefieres vivir amenazandome, y no disfrutar que puedes estar con alguien como él, lo mejor será que te consigas a alguien como tú — me saqué un peso de encima. Debía decirlo, y todo lo que dije es lo que en verdad siento.

—Tu no creíste que estábamos juntos ¿O sí?— le dijo Cedric a Cho cuando la solté. ¿Que diablos?

—¿Que quieres decir con creíste? Nosotros estamos juntos, Ced.

—Yo... debería irme...— no quería interponerme en su discusión, no entendía nada de lo que estaba pasando, pero tampoco podía quedarme.

—No, tengo que resolver esto y tu debes escucharlo, no eres la única que no sabe lo que está sucediendo— dijo el castaño tomando mi brazo, no dije nada y volví a pararme a su lado.

—Chang, no sé de donde sacaste que estamos juntos ¿Bien? Tal vez malinterpretaste las cosas, pero nosotros no estamos, ni estuvimos juntos, tu no me gustas...— explicó Cedric.

¿Que mierda? ¿Cedric y Cho nunca estuvieron juntos?

Cho nos dió una mirada de enojo, y se fue.

—¿Que te dijo?— me preguntó el castaño.

—Ella... ella me hizo creer que tu eras su novio... y siempre los veía juntos, yo...

—Dios, todo esto es mi culpa, si yo hubiera hablado con ella...— dijo y pasó una mano por su pelo, frustrado.

—Está bien, tu no podías adivinar lo que ella pensaba, ya lo arreglamos, no te preocupes más ¿Sí?

—Solo prométeme una cosa— dijo, nuestros ojos se encontraron y una sonrisa de dibujó en mi rostro.

—Lo que sea— dije. Definitivamente esos ojos me tienen bajo un hechizo.

—Jamás vuelvas a ignorarme, no podré soportarlo.

—Lo prometo.

Él comenzó a acercarse lentamente a mí, inconscientemente también lo hice.

Posó una mano en mi mejilla y comenzó a acariciarla con delicadeza. No apartábamos la vista del otro. Cada vez estábamos mas cerca. Nuestras respiraciones se cruzaban...

—¿Por qué tardará tant-

Escuchamos la voz de George a unos pasos de nosotros. Rápidamente nos separamos.

Malditos gemelos, justo ahora tenían que aparecerse.