El Torneo de los Tres Magos

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—¿Qué creen que va a ocurrir?— pregunté.

Ya nos encontrábamos en el Expreso Hogwarts. Estaba en un vagón junto a Fred, George y Lee Jordan, un amigo de los gemelos.

En la mañana, Bill, Charlie y la señora Weasley nos habían estado diciendo que algo ocurriría en Hogwarts, pero no nos dijeron que era lo que iba a ocurrir.

—No lo sé— contestó George a mi lado —tratándose de Hogwarts, cualquier cosa podría suceder.

Tenía razón. Tan solo he cursado un año a el colegio, pero puedo asegurar que eso es cien por ciento cierto.

—Si bueno, yo tampoco lo sé, nos tocará esperar para saber— dijo Lee.

• • •

—¿Recuerdas cuando nos conocimos?— me preguntó Fred, luego de un rato de charla.

—Como olvidarlo...— dije pensativa, mirando hacia afuera, a través de la ventana del tren —Me aplastaron a mí y a una niña de primer año.

Los cuatro reímos. Claro, Lee ya conocía la historia y se alegraba al oírla tanto como nosotros.

—En nuestra defensa— dijo Fred entre carcajadas —te veías muy grande para estar en primero, y no te voy a mentir, somos bastante curiosos.

—¡Oh! ¡No lo había notado!— dije sarcásticamente. Los tres chicos volvieron a reír y yo me uní a sus risas.

Y así nos pasamos el resto del viaje, a las risas. No puedes estar con los gemelos y no reír aunque sea una vez.

• • •

Al llegar al comedor, me senté junto a Fred, George y Lee, al igual de como veníamos en el tren. Pensaba sentarme con Harry, Ron y Hermione pero hablaban muy animadamente, por lo que no quise molestarlos.

Veíamos como los niños de primer año eran seleccionados en sus respectivas casas.
Todos se veían iguales, excepto por uno que se robó mi atención. Era mucho más pequeño que los demás, el único que no temblaba. Estaba cubierto por lo que pude reconocer como el abrigo de Hagrid, la cual le quedaba enorme.
Su carita salía del cuello del abrigo con aspecto de estar al borde de la conmoción.

—Aaaw miren a ese pequeño— dije sonriendo.

—Si si muy tierno ¡TENGO HAMBRE!— gritó Fred. Rápidamente le cubrí la boca, y por suerte nadie se dió cuenta.

—¡Fred!

—¿Qué? Si no se apuran moriré de hambre.

Rodeé los ojos y continué viendo la selección.

Una niña fue seleccionada en Hufflepuff.
La seguí con la mirada hasta que llegó a su mesa. Vi como los tejones aplaudían con entusiasmo. De repente, mi vista se detuvo en cierto castaño. Sonreí inconscientemente al verlo con su sonrisa, esa hermosa sonrisa.
Los aplausos disminuyeron y mi vista se encontró con la del castaño. Él sonrió en forma de saludo y yo se lo devolví. Puedo jurar que estoy sonrojada.

—Es también mi doloroso deber informarles que la Copa de Quidditch no se celebrá este año— dijo Dumbledore.

Luego de la increíble cena, Dumbledore comenzó a dar su discurso.

Pude ver como Fred y George le decían algo a Dumbledore moviendo solo los labios. Parecían demasiado consternados para poder hablar.

—Esto se debe a un evento que dará comienzo en octubre y continuará a lo largo de todo el año escolar, pero estoy seguro de que lo disfrutarán enormemente. Tengo el placer de anunciar que este año en Hogwarts...

En aquel momento se escuchó un trueno ensordecedor, y las puertas del Gran Comedor se abrieron de golpe.
En la puerta apareció un hombre que se apoyaba en un largo bastón y se cubría con una capa negra de viaje.
Se bajó la capucha, sacudió una larga melena y caminó hacia la mesa de los profesores.

El resplandor de otro rayo destacó el rostro de aquel hombre mientras caminaba hacia la mesa. Su rostro parecía como labrado en un pedazo de madera desgastado por el tiempo y la lluvia. Cada centímetro de su piel parecía una cicatriz. Pero lo que lo hacía verdaderamente terrorífico eran los ojos.
Uno de ellos era pequeño, oscuro y brillante. El otro era grande, redondo como moneda y de un azul eléctrico. El ojo azul se movía sin cesar, sin parpadear.

—¿Y ese quien es?— pregunté confundida.

—Les presento a nuestro nuevo profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras— dijo animadamente Dumbledore cuando el hombre se sentó a la mesa —el profesor Moody.

—¿Moody?— le susurré a Fred, quien estaba a mi lado —¿Ojoloco Moody?

—Debe ser él— respondió también en un susurro.

—¿Que le pasó en la cara?

Pero antes de que Fred pudiera responder, Dumbledore prosiguió con su discurso.

—Como iba diciendo— continúo —tenemos el honor de ser la sede de un emocionante evento que tendrá lugar durante los próximos meses. Es un gran placer para mí informarles de que este año tendrá lugar en Hogwarts el Torneo de los Tres Magos.

—¡Está bromeando!— gritó Fred.

No pude contener la risa, al igual que el resto del comedor, hasta Dumbledore se rió.

—No estoy bromeando, señor Weasley— respuso —Bien, algunos de ustedes seguramente no sepan que es el Torneo de los Tres Magos.

—El Torneo de los Tres Magos tuvo su origen hace unos setecientos años, y fue creado como una competición amistosa entre las tres escuelas de magia mas importantes de Europa: Hogwarts, Beauxbatons y Dumstrang. Para representar a cada una se elegía un campeón, y los tres campeones competían en tres pruebas mágicas. El Torneo tenía lugar cada cinco años, hasta que el número de muertes creció tanto que decidieron interrumpir la celebración del Torneo.

¿El número de muertes? ¿Quiere decir que personas murieron durante el torneo?

—En todo este tiempo hubo varios intentos de volver a celebrar el Torneo— prosiguió Dumbledore —ninguno de los cuales tuvo mucho éxito. Sin embargo, se ha decidido que este es un buen momento para volver a intentarlo. En octubre llegarán los directores de Beauxbatons y Dumstrang con su lista de candidatos, y la selección de los tres campeones tendrá lugar en Halloween. Un juez imparcial decidirá qué estudiantes reúnen más méritos para competir por la Copa de los Tres Magos, la gloria de su colegio y el premio de mil galeones.

• • •

—¡No pueden hacer eso!— protestó George mientras nos dirigíamos hacia la torre de Gryffindor.

Dumbledore había informado que solo los estudiantes mayores de diecisiete podían participar del Torneo. Los gemelos (y muchas personas más) se pusieron furiosos por la noticia.

—Nosotros cumplimos diecisiete en abril, ¿Por qué no podemos tener una oportunidad?

—No me van a impedir que entre —aseguró Fred con testarudez.

—¿Quien es ese juez imparcial que va a decir quiénes serán los campeones?— preguntó Harry.

—No lo sé— respondió Fred —pero es a él a quien tenemos que engañar. Supongo que un par de gotas de poción envejecedora podrían bastar, George...

No hablé durante todo el camino. Me traía distraída el tema de las muertes. No quería que mis amigos participaran si estaban en riesgo de muerte.

—¿Estás bien?— me preguntó Hermione cuando llegamos por fin a la habitación.

—Sí... es sólo que, me preocupa que los gemelos participen en el Torneo... ya sabes... por lo de las muertes...— expliqué sentándome en la cama.

—Tranquila, no creo que ellos puedan engañar a un juez...

Hermione tenía razón, pero aún así me preocupaba lo que sea que pudiera pasar en ese Torneo, no me da buena espina...

Te seguiré amando - Cedric DiggoryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora