Caravana Gitana [Harry Potter]

Capítulo Setenta y Siete.

Sábado 30 de Noviembre.

Voldemort se paró frente a sus seguidores, observando a todos de cerca. Sabía que no todos le eran leales, y sospechaba que varios eran espías o planeaban ofrecer información a cambio de asilo. La reunión estaba a punto de terminar; todos habían informado sobre el estado actual de sus proyectos, al menos aquellos con los que andaban bien y que otros sabían. Ahora era el momento de ver cuántos lo venderían.

—El 20 de Diciembre atacaremos el Callejón Diagon, ya que estará lleno de gente haciendo sus compras navideñas. Atacaremos justo después de que el Ministerio cierre por el día, ya debería ser de noche para que nuestros aliados vampiros puedan luchar a nuestro lado.

Sus mortífagos vitorearon y Voldemort se regodeó en su adoración. —Vayan a casa y prepárense, pronto los llamaré— extendiendo un pálido y esquelético dedo, señaló a Malfoy y a los líderes de los clanes de hombres lobo y vampiros que habían decidido unirse a él—. Se quedarán atrás a hablar conmigo.

Le llevó solo unos minutos al salón de la Mansión Riddle despejarse para que Voldemort pudiera hablar en privado con estos hombres. Normalmente dejaría todo hasta el último minuto, pero sería mejor si algunas cosas pudieran estar en su lugar. —Los seis son mis líderes y necesitan saber más sobre mis planes. Confío en que no se lo cuenten a nadie hasta que sea absolutamente necesario— los seis asintieron y Voldemort continuó—. Atacaremos al Ministerio el día 20, no al Callejón Diagon. Una vez que Dumbledore y sus gallinas ardientes hayan volado al rescate, se lanzará un hechizo para atraparlos, mientras que otros atacan en otro lugar. Varios Mortífagos usaran Poción Multijugos para parecerse a mis seguidores más fuertes para atraer a Dumbledore al Ministerio. Smoke, te quiero a ti y a tu clan en el Ministerio— dijo Voldemort encogiéndose ante el estúpido nombre del líder hombre lobo. Al menos Smoke estaba enojado y era obediente.

Volviendo a los tres líderes vampiros más inestables, Voldemort continuó. —Merrik, también te quiero en el ministerio. Ustedes dos con sus clanes aumentarán el nivel de miedo. Su fuerza y crueldad serán de gran beneficio. Llamaré a todos a las cinco de la tarde, pero en realidad no atacaremos al Ministerio hasta las nueve. Los que me espían hablarán con sus amos sobre el ataque al Callejón Diagon a primera hora de la tarde, y cuando no suceda, no solo se confundirán, sino que también bajarán la guardia— Voldemort sonrió tanto como le permitía su cara de serpiente—. El ministro Fudge tiene una reunión muy importante con un diplomático extranjero a las 8:30 de la tarde en su oficina. Después de eso comenzará el verdadero ataque.

Mientras Voldemort continuaba delineando su plan, Lucius sonrió al igual que los demás. No tenían dudas que para el 21de Diciembre el mundo mágico sería suyo.

Domingo 1 de Diciembre. 10am

Dumbledore suspiró pesadamente esperando que Harry Potter reaccionara ante él. Sabía que Voldemort atacaría pronto, y necesitaba poner al niño de su lado. Fudge quería amenazar a Potter con encarcelamiento por lanzar un Imperdonable. Desafortunadamente, como se lo habían exigido, eso no funcionaría muy bien. Con suerte podría llegar a Harry a través de medios más compasivos.

—Señor Corazón de Dragón, acabo de recibir una noticia muy inquietante. Voldemort planea atacar el Callejón Diagon justo antes de Navidad. Este es un gran aumento de actividad para Voldemort; hasta ahora sus actividades siempre han sido tranquilas y fuera de la vista del público— continuó, mirando con tristeza al estoico niño—. Necesitamos comenzar a entrenarte. Tanto el Ministro Fudge como yo hemos hecho lo que me pediste, y ahora es el momento de que mantengas tu parte del trato.

—Profesor Dumbledore, dije que pelearía contra Voldemort, pero nunca acepté entrenar con usted o con Fudge— el chico resopló groseramente—. En cuanto al pago de mis servicios, usted ha estado haciendo cosas para ayudar a unir a la escuela, y estoy agradecido por eso; sin embargo, Fudge ha hecho muy poco. Tan poco, de hecho, que he enviado copias de todos los tratados con seres mágicos, que el mundo mágico ha roto, a todos los miembros de Wizengamot.