Capítulo Veinticuatro

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Sábado 21 de Junio.  Solsticio de Verano

Después de una ráfaga de saludos y abrazos, Vincent dijo —Señores Weasley, me gustaría presentarles a Querubín. Querubín, estos son el señor y la señora Weasley.

El niño ofreció su pequeña mano como Freja le había enseñado—Hola Sr. Weasley, Sra. Weasley; es un placer conocerlos.

—¡Oh, pobrecito!— exclamó la Sra. Weasley. Luego, recordando sus modales, añadió—. Qué jovencito más educado. Hola Querubín, es un gusto conocerte. Ven y te presentaré a mis hijos— moviéndose un par de pasos pudo ver a siete niños—. Este es nuestro hijo mayor Bill, luego Charlie, Percy, Fred y George, Ron y nuestra hija menor Ginny— dijo la Sra. Weasley apuntando a cada uno de sus hijos—. Niños, este es Querubín. Es nuevo, así que espero que se comporten— dijo su mamá con firmeza dándole una mirada extra a los gemelos que lucían lo más dulce e inocentes que podían.

Eso ganó un coro de "sí, mamá". Cuando su mamá entró a la carpa los niños Weasley se acercaron a Querubín. 

—Hola, soy Fred y este es George; mamá siempre se equivoca— el niño ladeó la cabeza. No... ese era George, pero igual asintió recordando que debía guardar sus secretos.

—No escuches a estos idiotas— dijo Bill, sintiendo pena por el pequeño niño—, los llamamos Gred y Feorge.

—¡Oye!— gritaron los gemelos. Querubín le sonrió al buenmozo adolescente.

—¡Vamos! Quiero ver si tienen algo sobre Dragones— dijo Charlie—. Me llevaré a Ginny, Bill tu llévate a Ron y Percy échale un ojo de los gemelos— Bill con rapidez tomó a Ginny en brazos y Charlie agarró a Ron de la mano tan rápido que Percy no tuvo tiempo de protestar.

—Está bien— Percy dijo imperiosamente—. No quiero ninguna de sus tonterías. Los gemelos intercambiaron miradas diabólicas.

—Claro que no, querido hermano...—dijo Fred.

—... Nos portaremos muy bien— terminó George.

Percy levantó la nariz y entraron a la carpa. Querubín los siguió y observó cómo George ponía una lagartija en el bolsillo de Percy. El niño abrió grandes los ojos y levantó la mirada para encontrar los calmados ojos lavanda de Vincent. El joven le cerró un ojo y le sonrió. Querubín suspiró; todo estaba bien.

No pasó mucho tiempo para que más gente llegara. Algunos miraron en la carpa, otros se quedaron afuera cerca de las mesas. Algunos hablaban con amigos y conocidos que no habían visto en mucho tiempo. Querubín vio a Charlie revisando los libros y recordó dónde había visto varios libros sobre dragones antes. Respirando profundo camino hacia el chico más grande y jalo su manga. Los nervios de Querubín desaparecieron de inmediato cuando el amistoso rostro de Charlie le sonrió. – ¿Si Querubín?"

—Se donde hay libros de dragones, yo ayude a desempacarlos— le dijo el niño.

La sonrisa de Charlie alcanzó a sus ojos. —Enséñame el camino— Querubín sonrió y guió a Charlie y Ginny hacia una de las mesas más alejadas y le apuntó a un grupo de libros con portadas rojas. Charlie bajó a Ginny—. Quédate aquí— le dijo tomando el primer libro.

— Hola— dijo Ginny en voz baja, sus suaves ojos café miraban la niño frente a ella con interés—. ¿Dónde están tu mamá y tu papá?

El niño estaba pensando en una respuesta cuando Bill interrumpió —Querubín, ¿Charlie dijo que tú podrías saber donde hay libros de maldiciones?— el niño parpadeó.

—¿Maldiciones?

—Sí, um, fuertes hechizos protectores que pueden lastimar— intentó explicar Bill. Querubín frunció el ceño pensativo y apretó los labios. Bill contuvo su risa ante la tierna vista. Brillantes ojos verdes lo miraron.

Caravana Gitana [Harry Potter]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora