Capítulo Diecisiete

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Martes 17 de Junio

Después de desayunar Querubín recorrió los alrededores del campamento. Le habían dicho que no se alejara mucho y que se mantuviera fuera del agua. Los adultos tenían cosas de que encargarse antes de que pudieran jugar. Naveen dijo que terminarían en dos horas y luego le enseñarían a nadar. Querubín vio una hermosa mariposa azul volar por el aire y decidió seguirla. El niño estaba tan enfocado en la mariposa que jadeo sobresaltado cuando sus ojos captaron un destello plateado. Soto tenía una espada en la mano y parecía como si estuviera luchando contra un oponente invisible. Estaba sin camisa y usando unos gruesos pantalones negros y extraños zapatos oscuros, que separaban su dedo guatón de los demás dedos. Los músculos de Soto se agitaban y fluían mientras se movía, el dragón pintado en la parte superior del brazo y el hombro parecía vivo cuando se movía. El niño estaba hipnotizado; en silencio encontró un lugar para sentarse y observar.

Soto se sentía muy bien, le encantaba practicar sus artes marciales, las encontraba tranquilizantes y le ayudaban a centrarse. Girándose para beber agua, Soto vio a Querubín sentado cerca completamente enfocado en él.

—Hola, Querubín, ¿qué estás haciendo?

— Eso fue muy genial, ¿que estabas haciendo?— Querubín preguntó sin aliento.

Soto sonrió. —Estaba practicando artes marciales.

—¿Qué tipo de espada es esa?

—Una katana.

—¿Puedo sentarme y mirarte?

Soto lo pensó un momento mirando al esperanzado niño. Tomando una decisión Soto asintió. —Querubín, tienes dos opciones, puedes seguir sentado mirando. O te puedo enseñar.

Los ojos del niño se iluminaron. —En serio, ¿me enseñarías a usar una espada así?

—Si, también te enseñaría como defenderte— respondió Soto.

Querubín frunció el ceño. —¿Como de mi tío?

—Si, como de tu tío. Recuerda que ya no estás solo, todos ayudaremos a mantenerte seguro—declaró Soto con firmeza. Querubín lo estaba mirando de manera extraña. —¿Tienes alguna pregunta?

—Si, ¿qué es ese dragón en tu brazo?

Sonriendo Soto hizo un gesto para que el niño se acercara. Agachándose para que Querubín pudiera ver mejor le dijo. —Es un tatuaje. Puedes tocarlo.

El pequeño estiro su mano y toco al dragón blanco, todo lo que sintió fue piel lisa y musculo firme. —¿Es permanente?

—Si, la tinta esta bajo mi piel, se desvanecerá con el tiempo, pero nunca desaparecerá.

—Es hermoso.

Soto inclinó su cabeza. —Gracias, ¿entonces comenzamos?

Querubín sonrió. —Sí.

Naveen había terminado su trabajo. Ahora tenían una lista de precios establecida para los próximos eventos y un inventario completo para los artículos mágicos y no mágicos. El resto de la semana trabajarían haciendo joyería, perfumes, bolsas de cuero y tela, junto con 'pociones' y 'hechizos' para los visitantes paganos no mágicos. Caminando alrededor del campamento Naveen buscó a Querubín para que pudieran comenzar sus lecciones de nado. Mientras Naveen caminaba alrededor de los buses vio a Soto volteando a Querubín sobre su hombro. Naveen jadeó cuando el niño aterrizó con un suave golpe, luego rodó sobre su hombro y se puso de pie de un salto. Con una sonrisa traviesa Querubín chilló y atacó a Soto. Sonriendo Soto lo agarró y volvió a voltearlo otra vez. Naveen sonrió y vio como el niño jugaba y aprendía a hacer caídas y ruedas. No pasó mucho tiempo para que terminaran; Querubín hacia preguntas mientras se estiraban y enfriaban.

Caravana Gitana [Harry Potter]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora