Capítulo Dieciséis

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Vincent suspiro de placer cuando el cálido y fuerte cuerpo de Mudiwa cubrió el suyo. La arena estaba fría y áspera bajo él y las olas bañaban sus piernas. Sus labios se encontraron en un lento beso sensual, lenguas enredándose y luego invadiendo la boca del otro. Manos recorrían lentamente músculos duros trayendo placer y aumentando la pasión entre ellos.

Mudiwa tenía una mano grande envuelta en la parte posterior de la cabeza de Vincent sus dedos enredados en los largos rizos castaños. Su boca recorrió la quijada de Vincent hasta su cuello succionando, besando y lamiendo la suave y cálida piel. Vincent se removió gimiendo de placer mientras su amante pasaba sus manos por sus hombros y pecho. Mudiwa lenta y suavemente acaricio el pezón rosado de Vincent causado que se endureciera y que su amante se estremeciera ante la delicada caricia.

Mudiwa lo estaba volviendo loco. Sus dedos grandes y firmes rozaban el pezón de su amante enviando oleadas de placer a través de su cuerpo. Vincent se contuvo lo más que pudo bajo las atenciones de Mudiwa. Finalmente la ligereza de las caricias y la falta de atención en su miembro mandaron a Vincent sobre el borde. Envolviendo con su brazos la espalda de Mudiwa, Vincent firmemente arrastró sus uñas por la espalda musculosa de su amante. El hombre gimió y estrelló sus labios contra los de Vincent, moviéndose entre las piernas del joven y presionando con fuerza, duros miembros frotándose. Gimiendo en el beso, Vincent doblo sus piernas, envolviendo con ellas las delgadas caderas de su amante y apegando aun más sus miembros. Manos recorrían pellizcando, jugueteando, rascando y acariciando mientras su frotagge se volvía cada vez más intenso. Liquido seminal humedeció aun mas sus miembros haciéndolos más resbaladizos en su movimientos. Jadeando por aire sus labios se separaron. Caderas se movían desesperadas una contra otra, sus músculos se tensaron y temblaron cuando se sintieron abrumados por el placer. Aferrándose con fuerza se corrieron – chorros calientes y húmedos golpean sus estómagos haciendo sus movimientos aún más resbaladizo y se deslizaron uno contra el otro alcanzando su orgasmo.

Manos se movieron suavemente y con dulzura sobre la carne húmeda y temblorosa. Su respiración disminuyo su ritmo acelerado mientras yacían en la fría arena, las olas enfriando su acalorada piel.

Mirándose uno al otro sonrieron.

—Eso fue maravilloso— suspiró Vincent.

—Sí— accedió Mudiwa—. Siempre espero con ansias poder tener sexo contigo en esta playa.

—Es un buen ritual. Felices mirando las estrellas disfrutaron el silencio.

Querubín luchaba por mantenerse de pie mientras corría por el espeso bosque. Los árboles se alzaban por encima bloqueando cualquier posible luz. El viento aullaba a su alrededor mientras corría haciéndole temblar por el frío y los sonidos que portaba. Se sentían cada vez más fuertes los pasos que pisoteaban la maleza sin importar lo rápido que corría Querubín. La voz de su tío se escuchaba a todo su alrededor. 

—¡Ven aquí, maldito fenómeno inútil! No hay donde huir. Nadie que te salve.— Querubín jadeó de dolor cuando esas palabras golpearon su corazón. 'Vincent, Mudiwa, ¿donde están? ¿Porque estoy solo?' pensó el niño mientras seguía corriendo, su tío acercándose cada vez mas. Lágrimas llenaron sus ojos y cayeron por sus mejillas haciéndole difícil ver por dónde iba. Su pie desnudo tropezó con la raíz de un árbol y el pequeño cayó al piso. Una risa alta y despiadada lo hizo girar; una figura se alzaba sobre él. Querubín gateo hacia atrás intentando alejarse. De repente aparecieron dos ojos rojos y el niño grito al verse rodeado de una enfermante luz verde.

— Tranquilo, estas bien, te tenemos— Le susurró una y otra vez Vincent al tembloroso niño. Brazos se tensaron cuando Querubín gimió y enterró su rostro más profundamente en el pecho de Vincent. Vincent bajó la mirada hacia el desordenado y negro cabello y lo alejo de la cara sudorosa. Todos habían estado durmiendo pacíficamente cuando Querubín comenzó a gemir y removerse. Habían estado intentando despertarlo cuando de repente el niño grito. Vincent había cogido al tembloroso y lloroso niño en sus brazos y lo había abrazado con fuerza intentando tranquilizarlo. Apoyándose en Mudiwa, Vincent respiró hondo tratando desesperadamente de no quedar atrapado en el terror del niño.

Mudiwa habló con suavidad —Querubín respira profundo y abre tus ojos. Estás seguro, estás con nosotros. Vamos pequeño; abre tus hermosos ojos verdes para que veas que estas a salvo. Querubín extendió sus brazos todo lo que pudo sobre Vincent y Mudiwa. Aferrándose fuertemente el niño se movió, presionó su mejilla contra Vincent y lentamente abrió sus ojos. La habitación estaba a oscuras, pero podía distinguir las familiares sabanas y los muebles. Respirando hondo aflojó su agarre solo un poco mientras se orientaba.

Sonriendo Mudiwa suspiro aliviado.—Estas aquí, estás seguro con nosotros. Respira profundo y siente como te calmas.— Mudiwa habló con voz suave e hipnótica y la respiración del niño de inmediato comenzó a calmarse; la sensación de miedo que había amenazado con desbordar los sentidos empáticos de Vincent comenzó a retroceder.—Bien hecho Querubín, bien hecho ¿Recuerdas que estamos en la playa? ¿Puedes oír las olas?

Querubín levanto la cara del pecho de Vincent y la ladeo, escuchando. Lentamente una suave sonrisa ilumino su rostro.—Puedo oír las olas— susurró. Mudiwa se levantó de la cama y fue en busca de un pañuelo y un vaso de agua. Querubín bebió con avidez el agua dejando que calmara su dolor de garganta.

— Ahora vamos a limpiarte— dijo Vincent tomando el pañuelo que le ofreció Mudiwa. Querubín se sentó pacientemente y lo dejo atenderlo.—¿Qué fue lo que pasó?— preguntó Vincent.

—Lo siento— murmuró el niño bajando la mirada y retorciendo el borde de su piyama.

Con gentileza Vincent puso un dedo bajo la barbilla de Querubín y levanto su cara. —No tienes nada de qué arrepentirte. Tuviste una pesadilla; todos las tenemos de vez en cuando. Porque no nos dices lo que paso en la tuya; estoy seguro de que eso te hará sentir mejor.

Querubín parecía escéptico, pero hizo lo que le pedían.

Les tomo un tiempo calmar a Querubín, pero ahora estaba otra vez durmiendo pacíficamente entre ellos. —Los ojos rojos y la luz verde, ¿crees que estaba hablando de Voldemort? – preguntó Vincent.

— Parece que sí. ¿Crees que fue una memoria?

— No lo sé— respondió Vincent meneando su cabeza.—¿Crees que fue nuestra culpa?

Mudiwa frunció el ceño confundido. —¿De qué hablas? ¿Por qué esto sería nuestra culpa?

—Bueno, no estábamos aquí cuando Querubín se quedó dormido. Quizás no se sintió seguro y eso causó la pesadilla. Esta es la primera que ha tenido con nosotros.

Mudiwa extendió su brazo sobre el chico dormido y pasó la mano con suavidad por el cabello de su agitado amante. Las emociones que Vincent había recogido aún no lo dejaban, haciéndolo reaccionar con más fuerza de lo normal. —Tú sabes que eso no es cierto. Querubín ha pasado muchas cosas y esta procesando y sanando. Los sueños son una parte normal de este proceso, en especial para los niños.

Vincent frunció el ceño, eso sonaba bien pero aun así —Quizás no deberíamos dejarlo solo hasta que este mejor.

Mudiwa rodó sus ojos. —Vincent, Querubín necesita tiempo a solas, como todo el mudo.

—Si bueno, pero...— comenzó Vincent.

— Vincent— Mudiwa dijo con firmeza— ¿qué es lo que dice tu madre siempre sobre lo que es más importante para un niño?

Vincent sonrió y suspiró. —Padres sanos, felices y cuerdos.

—Exacto y eso significa tiempo a solas. Además tiempo para meditación, ambos necesitaremos estar tan centrados como sea posible mientras Querubín sana y aprende a confiar y amar.

Vincent pensó en eso por un momento. —Tienes razón, como siempre y usar mi mamá en mi contra fue muy injusto.

—Becky es una mujer muy sabia. Deberíamos visitarla cuando estemos en Suiza. ¿Le has escrito? ¿Ya le contaste sobre Querubín?

Los ojos de Vincent se abrieron y gimió. —Maldición, va a estar tan enojada conmigo.



Autor: WitchDragonGC

Traductor: fadamaja

Caravana Gitana [Harry Potter]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora