Caravana Gitana [Harry Potter]

Capítulo Veintidós

Viernes, 20 de Junio; Ottery St. Catchpole.

Querubín se sentó en una de las largas mesas de madera que bordeaban la carpa. La apertura de la carpa estaba bien abierta y clara luz del sol iluminaba todo el lugar. Las mesas alrededor contenían libros y cachureos que los gitanos habían coleccionado durante el año. Las mesas del medio tenían ropa, telas, ingredientes para pociones y plantas. El niño estaba poniendo libros en un estante alto sobre una de las mesas. Era lo suficientemente alto para que pudiera mostrar dos corridas de libros. Los adultos se estaban preparando o buscando más cajas. Querubín podía oír gritos de saludos a medida que llegaban los miembros transitorios de la compañía.

El niño estaba feliz de poder ayudar y tener algo para distraerlo en el nuevo lugar con tanta gente. Uno a uno fue sacando los libros de la caja de madera y los fue alienando, haciendo lo mejor para asegurarse de que los títulos estuvieran derechos. Sin embargo al no saber leer bien, y con todos los diferentes lenguajes en que los libros estaban escritos, le estaba costando un poco. De repente una sombra alcanzo a Querubín y se dio vuelta para encontrar una persona extraña parada en la puerta. La figura era alta, delgada y estaba toda vestida de negro; parecía como si el hombre estuviera usando un largo y grueso vestido negro, pero Vincent le había explicado que eran túnicas y que los magos las usaban. El niño aferró con fuerza el libro que tenía en la mano cuando la figura se dio vuelta y recorrió con la vista el lugar. Cuando la persona se giró, el niño pudo ver que tenía el pelo negro hasta los hombros y una nariz grande y ganchuda. Una profunda voz culta llenó la carpa.

—Estoy buscando a la Srta. Freja Nef— dijo con sequedad.

Querubín parpadeó.—¿Profesor Snape?

Entrando a la carpa con la túnica flotando tras él, Snape avanzó hacia el pequeño niño arrodillado en la mesa. Los ojos verdes del pequeño se abrieron bien grandes al fijarse en el rostro pálido y afilado, y los ojos negros del profesor.

—Me tiene en desventaja porque no conozco su nombre— declaró Snape.

—Oh, lo siento señor. Mi nombre es Querubín y es un placer conocerlo— dijo el niño estirando su mano como Freja le había enseñado.

Snape le dio al niño una breve sonrisa y tomó su mano.—Profesor Severus Snape— sus estudiantes estarían sorprendidos ante sus modales pero Snape recibía los mejores ingredientes para pociones de los gitanos y después de dos semanas libres de estudiantes podía contener su lengua y ser educado con un niño—. Vine a ver ingredientes de pociones, la Srta. Nef se comunicó conmigo por lechuza. ¿Sabes dónde puedo encontrarla?

—Es de usted la hermosa lechuza gris, ¿cierto? Fue tan dulce y me dejó acariciarla— ante la ceja levantada del Profesor Snape, Querubín se apresuró a responder—.Freja y los demás están descargando cajas y trayéndolas aquí. Um... creo que sería mejor esperarla aquí si no le molesta. Ya puse algunos libros que puede mirar y en la mesita de allá hay vasos y una jarra de limonada por si quiere— dijo el niño queriendo ser educado.

Snape inclinó la cabeza y comenzó a revisar los libros que Querubín ya había puesto. El pequeño tenia brillantes ojos verdes y alborotado cabello negro que se escapaba de abajo de un pañuelo. Le recordaba a alguien, pero no pudo acordarse de a quién; apenas ese pensamiento le entró en la mente se le fue, y Snape se enfocó en los libros.

Querubín continuó ordenando los libros; estaba nervioso en la compañía del hombre extraño. Esperaba que alguien apareciera pronto. El hombre lo había mirado por un momento como si lo hubiera reconocido, pero la magia del círculo alrededor lo protegió y el Profesor Snape siguió mirando los libros.

Viendo que el niño estaba intentando esconder su nerviosismo Snape decidió con un estremecimiento conversar con él esperando poder calmarlo— Así que, Querubín, ¿cómo supiste quién era yo?— Sí, se dijo a sí mismo, esto era por el niño y no para saciar su curiosidad.