Capítulo Siete

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Vincent se sentó al lado de Mudiwa poniendo a Querubín entre ambos. Todos ya habían terminado de comer y obviamente estaban esperándolos. Querubín se removió incómodo y agachó la cabeza retorciendo sus manos. Vincent lentamente miró alrededor del grupo haciendo contacto visual con todos los miembros de su familia, queriendo asegurarse que nadie había cambiado de parecer. Todos encontraron sus ojos con resolución: Querubín se quedaría. Sonriendo, miró a Freja.

—Bueno jovencito, ¿qué quieres para desayunar? — Le preguntó con amabilidad Freja al asustado niño. Asombrados ojos verdes se encontraron con ojos azul hielo.

—¿No llegué muy tarde? — Preguntó Querubín.

Arqueó una fina ceja y frunció sus labios rosados por un momento, luego su rostro se suavizó. Freja sonrió.

—Querubín, tú nunca estarás tarde para recibir una comida de mi parte. — No queriendo que el ánimo se ensombreciera, Freja continuó. —Así que, ¿qué vas a querer? Hay té caliente y jugo de naranja para beber. Para comer tenemos fruta fresca, yogurt con miel, papas fritas con cebollas y pimientos, además puedo preparar huevos de la manera que los desees.

Los ojos de Querubín estaban inmensos. ¡Nunca le habían ofrecido tanta comida! Todo sonaba tan bien, pero no quería que ella cocinara solo por él.

—Um, ¿me podría dar jugo de naranja, fruta con yogurt y un poquito de papas? — Querubín removió sus dedos en el borde de su camiseta, esperando que de verdad estuviera bien lo que había pedido.

—Por supuesto, querido. — Freja comenzó a llenar un plato. —No sé cuánto puedes comer, así que voy a partir con una pequeña porción, pero si quieres más sólo pide; hay bastante. — Freja sonrió pasándole a Querubín un plato. Claro que hay bastante, ya que le impedí a Adonis y Mudiwa comer por tercera vez, pensó ella para sí misma.

Querubín miró el hermoso plato lleno de comida. Era un plato pesado y grueso, áspero en el fondo de un color azul brillante con algún tipo de diseño rojo brillante que no podía distinguir bien bajo la comida; había un montón humeando de patatas en rodajas con finas cintas de cebolla cocidas y pimientos verdes, un colorido montón de frutas cortadas- Querubín reconoció banana, uvas, manzanas y fresas además de cubos de algo amarillo y pequeños copos blancos que no reconoció. Había un pequeño tiesto, del mismo color y diseño del plato, lleno de cremoso yogurt blanco. Con cuidado, mirando por entre su flequillo a los adultos, Querubín notó que todos estaban ocupados conversando sobre lo que harían ese día. Medio escuchando a los adultos, Querubín tomó su tenedor, que estaba hecho de lisa madera oscura, y tomó una papa –estaba un poco cargada al ajo; poniendo el trozo en su boca suspiró encantado, causando que los adultos le sonrieran de manera indulgente. Comió lentamente saboreando cada bocado de sus papas. Dejando el plato a un lado, bebió su jugo de naranja mientras escuchaba lo que conversaban los adultos; parecían estar organizando quién actuaría y cuándo y quién vendería las entradas junto al horario. No era nada que necesitara saber pero aún siguió escuchando mientras volvía su atención a su comida; tomando un trozo de manzana Querubín la untó en el yogurt. Hubo otro suspiro de encanto, el yogurt era tan suave y cremoso y la manzana estaba un poco ácida pero era dulce. Feliz continuó comiendo su fruta, los copos blancos eran muy ricos, más parecían ser una nuez que una fruta; los cubos amarillos desconocidos eran celestiales y suspiró otra vez encantado.

Vincent no pudo contener la risa esta vez. Todos habían estado observando comer a Querubín, intentando mantener la conversación para que el niño no se diera cuenta. El pequeño era demasiado tierno, sentado con las piernas cruzadas sobre una almohada, viéndose muy pequeño en comparación a Vincent y Mudiwa, Querubín estaba doblado sobre el gran plato, suspirando encantado mientras comía. Freja estaba muy feliz por la alegría con la que comía el niño.

Caravana Gitana [Harry Potter]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora