Capítulo Treinta y Tres

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23 de diciembre, 1986. Chennai, India y el Hotel Taj Fisherman's Cove

Vincent miró a Mudiwa, cuya piel de ébano estaba cálida en la suave luz de la mañana; la sábana blanca apenas cubría su trasero desnudo. Vincent suspiró y con delicadeza comenzó a pasar la punta de sus dedos por la espalda de su amado, maravillándose ante la suavidad de la piel en directo contraste con los duros músculos bajo ella. Mudiwa suspiró dormido ante la ligera caricia erótica.

Vincent sonrió; amaba esta época del año. Siempre viajaban un par de días después del solsticio de invierno para celebrar su aniversario. Hace seis años y medio un Mudiwa de dieciocho años se había unido a la tropa. Vincent se había sentido atraído por él de manera instantánea, pero al ser cuatro años mayor y sabiendo que la gente va y viene, no quiso llevar las cosas más lejos que a una amistad.

Por seis meses habían sido amigos, cada uno dándose miradas lujuriosas cuando el otro no estaba mirando. Entonces en la celebración del solsticio de invierno se encontraron bajo el muérdago. Vincent intentó mantener el beso ligero, pero Mudiwa ya había tenido suficiente. Él sabía lo que quería, había tenido un sueño años atrás sobre ojos lavanda siendo su futuro, y sabía que los ojos lavanda de Vincent eran los que había estado buscando. Cuando Vincent con gentileza posó sus labios sobre los de Mudiwa, este lo agarró y lo besó apasionadamente. Vincent jadeó en shock pero pronto estaba devolviéndole el beso con toda la pasión contenida que recorría su cuerpo. Vincent sonrió al recordar ese primer beso, no se habían separado desde entonces.

Vincent volvió su atención al hermoso cuerpo frente a él. Sus dedos trazaron los anchos hombros y, cediendo ante la tentación, Vincent bajo su boca para besar la cálida piel. Gimió con suavidad cuando el sabor de su amante llenó sus sentidos. Lentamente reaprendió el cuerpo de su amado, ahora que Querubín tenía su propia habitación tenían muchas oportunidades de hacer el amor pero siempre estaba presente el recuerdo de que el niño estaba cerca. Pero ahora estaban en una casa de campo, solos, y Vincent estaba determinado a tomarse su tiempo. Centímetro a centímetro Vincent beso, lamio y chupo su camino por la espalda de Mudiwa. Al llegar a la parte baja Vincent le prestó especial atención a los dos hoyuelos justo por encima del firme culo.

Mudiwa estaba gimiendo con suavidad en este punto y definitivamente despierto. Determinado a volver loco de deseo a su amante, Vincent puso sus manos sobre los hombros de Mudiwa y arrastró sus uñas con firmeza, pero no tan fuerte como preferiría Mudiwa. El hombre se estremeció y gimió. Sonriendo satisfecho, Vincent se sentó un poco y continuó pasando sus uñas por el cuerpo que se estremecía bajo él, mientras retiraba la sabana. Cuando los dedos de Vincent alcanzaron los dedos de los pies de Mudiwa la boca tomó su lugar. Lentamente exploró cada dedo con su boca, trazando la forma con su lengua, mordiendo suavemente las puntas y succionando bien cada dedo antes de avanzar al siguiente.

Vincent besó las plantas de los pies de Mudiwa y comenzó a subir, mordiendo y chupando la parte trasera de las rodillas, luego suavemente trazo patrones por cada firme muslo. En este punto, Mudiwa se removía bajo él mientras jadeaba suavemente. Vincent sonrió; pronto haría que gritara. Con gentileza acariciando el suave trasero frente a él, Vincent continuó adorando a su amante. Beso la firme y redonda carne, mientras sus manos se colaban por debajo y acariciaban el muscular pecho y abdomen. Regresando su foco a los globos perfectos delante de él Vincent meticulosamente beso cada centímetro de piel antes de regresar a los hoyuelos en la parte baja de la espalda de Mudiwa. Vincent los recorrió con su lengua, saboreando el sabor picante de la piel de su amado, y gimió cuando su lengua recorrió el coxis de Mudiwa y empezó a bajar.

Mudiwa jadeo de placer cuando fuertes manos agarraron sus caderas y lo urgieron a ponerse de rodillas. Jadeo mientras Vincent se tomaba su tiempo, moviéndose lentamente por el pliegue de su trasero, hasta que alcanzó su entrada. Gimiendo, Mudiwa se arqueo, presionando su rostro con fuerza contra la almohada mientras movía su culo hacia esa lengua perversamente lenta. Vincent iba a matarlo, despertándolo con esas suaves caricias sensuales. Mudiwa gimió una vez más cuando la lengua de Vincent comenzó a explorar su entrada, podía sentir el musculo firme cálido y húmedo contra sí, lentamente empujando dentro, probando, explorando, aprendiendo su cuerpo. Por los dioses, se sentía tan rico, pero necesitaba más.

Caravana Gitana [Harry Potter]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora