Capítulo Treinta y Cuatro

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4 de enero, 1987 Zimbabue

Querubín caminaba entre su Papá y su Baba sosteniéndoles las manos con fuerza. Iban de camino a cenar con la familia de Mudiwa. Después de celebrar Dawali con la familia de Ria los tres volaron a Zimbabue. Pasaron dos días en Harare yendo a los mercados locales comprando cosas que después podrían vender, luego condujeron un día hasta la esquina noroeste de Zimbabue a la reserva natural que era manejada por la familia de Mudiwa. Hoy habían tomado un safari en la reserva. Querubín lo había pasado muy bien. Habían visto muchos animales asombrosos, leones, elefantes, gacelas, e incluso suricatas. El niño esperaba poder hablar con algunas de las serpientes locales y conseguir veneno y escamas para el Profesor Snape.

El pueblo de Mudiwa estaba a una milla del hotel, así que caminaron. Querubín estaba admirando los hermosos paisajes mientras avanzaban. El pasto era alto y de un hermoso color verde. El gran cielo celeste se estaba oscureciendo y las delgadas nubes se estaban tiñendo de rosa mientras el sol comenzaba a esconderse. Aferrándose con fuerza a las manos de su Papá y su Baba subieron una pequeña colina, en la cima el niño jadeo. Bajo ellos yacía el pueblo de Mudiwa. Casas redondas con techo de paja estaban asentadas dentro de una valla de madera alta. Querubín podía ver un corral de vacas al otro lado del pueblo y unos pocos niños llevaban a las gallinas a su corral por la noche. El niño miro a Mudiwa, que estaba inmóvil, con los ojos bien abiertos y el cuerpo tenso mientras miraba el hogar de su infancia.

— Estamos aquí por ti y podemos irnos cuando tú quieras— le dijo Vincent.

Mudiwa suspiró y se giró hacia su prometido. —Mamá dijo que papá no estará aquí. Todo debería estar bien.

El niño estaba preocupado, su Papá y su Baba nunca tenían miedo. —¿Baba?

Mudiwa le sonrió. —Mi papá y yo no nos llevamos bien. Tuvimos una gran pelea cuando me marché y no se ha comunicado conmigo desde entonces. Estará bien, mi amai, mi mamá y yo nos escribimos todo el tiempo.

Lentamente bajaron la colina y caminaron hacia la puerta en la cerca. Querubín levantó la mirada, la cerca era muy alta. Mudiwa tocó y momentos después la puerta comenzó a abrirse. Una joven delgada apareció allí. Tenía un bebé amarrado a su espalda con una colorida tela.

—¿Mudiwa?— preguntó con voz suave.

—¿Tendayi?— cuando ella asintió se abrazaron con fuerza. Avanzando al pueblo ambos hablaron en Shona. Había extrañado mucho a su hermana en los últimos seis años. Al oír la excitación, otros se acercaron y pronto hubo un gran grupo alrededor de Mudiwa. Todos estaban riendo, llorando y abrazándose. Cuando la excitación estaba decayendo una mujer mayor se acercó al grupo. Querubín la observó acercarse a su Baba. Ella tenía puesto un sarong azul que estaba atado bajo sus brazos y le llegaba hasta los tobillos. Se movía de manera agraciada con un aire de poder y fuerza.

—Mudiwa— llamó.

Co rapidez él se giró. —¡Amai!— gritó y tomó a su madre en brazos. Se aferraron con fuerza y comenzaron a reír y llorar. La familia de Mudiwa comenzó a moverse al centro del pueblo, donde tenían la cena esperando. Vincent se mantuvo atrás manteniendo al niño a su lado. Cuando llegaron a la fogata la gente comenzó a prepararse para cenar. Niños corrían buscando platos y tazas. Las mujeres y las chicas mayores se aseguraron de que la comida estuviera lista y comenzaron a servir mientras los hombres se sentaban. Mudiwa se sentó al lado de su madre. Un momento después se dio cuenta que nadie más se sentó a su lado. Mirando alrededor vio a Vincent y Querubín parados a un lado esperando con calma. Sonriendo les hizo un gesto para que se acercaran.

—Amai, este es mi prometido, Vincent, y él es Querubín a quien adoptaremos— Mudiwa luego dijo en español—. Vincent y Querubín este es Chipo, mi mamá.

Caravana Gitana [Harry Potter]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora